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Víctor Morales: “Hay con Galdós un reconocimiento identitario de lo moro y lo judío”

El historiador Víctor Morales Lezcano

El historiador Víctor Morales Lezcano (Las Palmas de Gran Canaria), autor de una imprescindible ‘Historia de Marruecos’ (Esfera de las Libros, 2005), entre otras obras, aborda en ‘Descifrando Aita Tettauen’ (Diwan Mayrit, 2020), el ‘Episodio nacional’ que Benito Pérez Galdós dedicó a la Guerra de África (1859-60), nombre por el que se conoció el conflicto armado entre España y Marruecos. Esta investigación sobre la incursión norteafricana del escritor grancanario nos desvela aspectos cruciales sobre su pensamiento religioso, el contexto socio-histórico y el tratamiento del judaísmo.

AitaTettauen no resultó una obra de fácil realización para Galdós. El profesor Víctor Morales Lezcano desnuda la carpintería y quebraderos de cabeza que le causaría al narrador la búsqueda de fuentes fidedignas, contrastadas, casi en lo que se podría asimilar con la labor de un buen reportero. Resuelta la despensa de la información, desgajada de la crónica de las gestas y triunfos coloniales en tierra de moros, el escritor, como bien demuestra Morales Lezcano, despliega su andamiaje literario, que, al igual que ocurre con sus novelas, sorprende por los giros que aplica a los personajes, aparte de utilizar el sugerente contexto, plenamente interracial, para poner de manifiesto sus preocupaciones religiosas, o la compleja existencia de un amor marcado por los prejuicios de las creencias. Unos rasgos que no deben opacar, en modo alguno, otro de los motores del Episodio nacional dedicado a la Guerra de África: la insistencia del novelista sobre la idea adelantada del pacifismo.

En la órbita del estudio literario, Morales Lezcano señala en su libro: “Es decir, que se trata [Aita Tettauen] de la primera novela histórica de inspiración hispano-marroquí en tiempos de una contemporaneidad a horcajadas entre finales del siglo XIX y el arranque del siglo XX”. Y aquí aparece Galdós como creador de una estela que aumentaría con Sender o Juan Goytisolo. “Se trataba, pues de la lectura transversal y recíproca de un conflicto armado en el que se vieron plenamente inmersos moros, judíos y cristianos (...)”, subraya el autor en Descifrando AitaTettauen.

Al igual que ocurre con su narrativa, Galdós vuelve a salirse del carril común para presentarnos una visión personal de la Guerra de África

No es extraño ni raro, puesto que a la altura de 1904-1905, fechas de redacción e impresión del episodio nacional Aita Tettauen, Galdós había ido elaborando críticamente aspectos colonistas y militares de la España de la época, antes y después de 1868, año en que la Gloriosa acabó destronando a Isabel II.

Dice la cita que abre su libro, firmada por María Zambrano, “Galdós, el descubridor del secreto de la íntima estructura de España”. ¿Qué nos descubre en este ‘Episodio nacional’ que, para colmo, casi provocativamente, llama ‘Aita Tettauen’?

Lo de Aita Tettauen es topónimo alusivo a las múltiples fuentes, incluso pequeños manantiales que hicieron de Tetuán una ciudad famosa en el sultanato de Marruecos. Era ꟷy, en parte, sigue siendoꟷ una joya del legado andalusí.

En este ‘Episodio’, al igual que en otros, observamos al Galdós puntilloso con las fuentes de información, no dispuesto a ‘tragarse’ todo lo que le ponen delante. La “contemplación bifronte: hispana, aunque también marroquí”, señala usted en el libro.

En efecto, lo que yo añadiría es que la contemplación que ofrece don Benito sobre la Guerra de África es no solo bifronte -hispana de un lado, marroquí de otro-, sino que incorpora también a los sefardíes o judería de origen ibérico, por la expulsión de las minorías de los reinos peninsulares a partir de 1492.

Uno de los momentos estelares de este libro es la conversión al pacifismo de uno de los soldados españoles. ¿Una modernidad de nuestro autor?

Tengo para mí que, a través de Santiuste, el personaje principal del ‘Episodio’ que venimos comentando, Galdós centró un asunto que, religiosa, política y humanamente, le atraía mucho. Galdós defendía el ideal de una conversión al sacerdocio laico, que fusionaba con su llamamiento al imperativo universal de la paz entre las naciones y las religiones más militantes de su credo. No se olvide que, a partir de 1870 en adelante, nuestro autor empezó a percibir el perfil belicoso de la Europa industrial de entonces y la necesidad de invocar el eterno tema de la religión de la paz entre pueblos y naciones.

¿Cómo encaja ‘Aita Tettauen’ entre autores que con posterioridad iban a fijarse en Marruecos, como E. Giménez Caballero, Ramón Sender, Arturo Barea, Ángel Vázquez y Juan Goytisolo?

Esa es una dimensión sugestiva del Episodio Aita Tettauen que, por el momento, estoy intentando articular. Veremos…

“Percibió el perfil belicoso de la Europa industrial e invocó la religión de la paz entre pueblos y naciones”

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Frente a la grandeza nacional, de exaltación de la guerra, cantada por el cronista Pedro Antonio de Alarcón, está el hambre de la tropa, que O’Donnell trata de paliar con el reparto de batatas y castañas a los soldados, al menos en Nochebuena y fin de año de viejo. ¿Una denuncia galdosiana?

Bueno, denuncia, y también una puntualización afectuosa del novelista hacia O’Donnell, el general en jefe de las tropas españolas que combatieron en el norte de Marruecos entre finales de 1859 y principios de 1860. Lo cortés no quita lo valiente, ni viceversa. El espíritu de este refrán es muy galdosiano.

¿Hay concordia y conflictos en ‘Aita Tettauen’?

He aquí otro leitmotiv predominante en la obra de Galdós. En Aita Tettauen, el amor que conmueve al soldado español, Santiuste, y a la bella Yohar, hija del personaje judeoespañol llamado Riomesta, es un sentimiento víctima del antagonismo religioso, remoto, que se opone a la superación de los prejuicios enraizados en los credos monoteístas… Santiuste y Yohar han de seguir sendas distintas.

Otro personaje curioso como eslabón con esta Guerra de África desatada por incidentes en torno a la posesión de Ceuta es Gonzalo, el renegado (el moro de la familia Ansúrez). ¿Otra provocación de Galdós?

Ya comentaba antes que la conversión es un leitmotiv frecuente en personajes galdosianos, como sucede en La familia de León Roch, o con el mismo Almudena de Misericordia, el relato que recorre la subsistencia de la pobretería mendiga de Madrid que Galdós observó de cerca con minucia afectiva. Los galdosistas consagrados coinciden en apuntar el cuidadoso énfasis literario e incluso histórico que Galdós puso en la cuestión judía, sobre la que tanto se escribía en Europa desde el ángulo antisemita, como sucedió en tiempos de l’ affaire Dreyfus. En Aita Tettauen, no solo hay reconocimiento identitario de lo moro, como gusta decir mi colega y amigo González Alcantud, sino también de lo judío; o sea, de las tres culturas, en cuanto componentes medievales de los reinos ibéricos (Castilla, Aragón, Portugal), que Galdós encontró redivivos en el norte de Marruecos.

La obra también estimula, como bien recoge su libro, a bucear en culturas como la de los sefardíes, los judíos enraizados en Marruecos, hablantes de una lengua judeoespañola, llamada jaquetía... En cierta manera, Galdós rompe con la ignorancia generalizada hacia el ‘vecino moro’. Hay en ‘Aita Tettauen’un canto a la libertad religiosa frente al monoteísmo. Una pugna también contra la intolerancia de los clérigos.

Ciertamente, así ocurrió y yo mismo lo he puesto de relieve en mi breve síntesis. Quisiera añadir motu proprio que el escenario, los personajes magrebíes, hispanos y judíos configuran una trama apasionante entre las tres culturas (ibérica, norteafricana y judía), nada ajenas a su propia cuna mediterránea desde hace siglos. El escritor traslada a la trama del episodio Aita Tettauen la convivencia y la conflictividad inveteradas entre las tres religiones del Libro.

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