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Propuestas sobre el entorno construido y la arquitectura

PECA son las siglas del debate propuesto por el Gobierno central para la redacción de una nueva ley que impulse la calidad de los proyectos

Propuestas sobre el entorno construido y la arquitectura

PECA, así se llama el debate al que nos invita el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana para llegar a la redacción de una nueva ley que impulse la calidad de la arquitectura y del entorno construido, como bien de interés general, que promueva el enraizamiento social de la arquitectura, que contribuya al desarrollo económico (y supongo que también social) y que ayude a salvaguardar el patrimonio cultural y natural.

Dicen, en las intenciones iniciales del ministerio, que el fomento de la calidad de la arquitectura y del entorno construido se constituye como eje principal de esta ley. Se introduce de esta forma un nuevo enfoque en el que no se contemple únicamente el cumplimiento de unos requisitos funcionales, técnicos y económicos básicos, sino que considere la arquitectura como instrumento capaz de promover la cultura y proteger su legado, construir activamente la cohesión social, asegurar la sostenibilidad ambiental frente a escenarios futuros, contribuir al desarrollo económico y la innovación y, en definitiva, mejorar la calidad de vida de las personas. Y yo les digo, ya de entrada, aunque también estaré debatiendo con ellos el próximo martes que para que consigamos arquitectura de calidad no basta con esta nueva ley sino que es imprescindible cambiar ciertos artículos de la Ley de Contratos Públicos del Estado de 2017. Y puede que alguna otra normativa, como el Código Técnico, que en el algunos aspectos es tan restrictivo que impide la innovación, y la innovación en arquitectura es desde luego un desafío actualmente.

Y es cierto, ciertísimo, que la construcción de un entorno construido de calidad requiere de la participación de una ciudadanía formada y sensibilizada en la consecución de estos objetivos, pero la ciudadanía, hoy por hoy, en general, no sabe nada de arquitectura, y hay que empezar desde muy abajo a enseñar. Como acercar la arquitectura a la sociedad en general requiere un esfuerzo de casi intentar llevarla al nivel de la cultura pop,o algo así, porque si queremos que cale su valor no bastan los debates intelectuales subidos de tono ni el lenguaje de los profesionales de la arquitectura, que a veces no hay quien entienda salvo si eres arquitecto. Esto es algo que atañe a cómo se enseña la arquitectura, porque en las universidades, ni se enseña la relación de la arquitectura con el derecho, ni se enseña a comunicar a lo que no es academia.

Por supuesto la Arquitectura desempeña un papel fundamental en investigación, innovación y síntesis del proceso constructivo y en cómo van cambiando las ciudades en las que vivimos, pero salvo algunos políticos, la mayoría de los que toman decisiones tampoco saben nada de arquitectura.

Una gran pregunta que se plantea el ministerio es cómo será la profesión del mañana y, aunque no tenga relación directa con la ley, sí que la tiene, porque depende de cómo se redacten unos y otros artículos acabaremos para siempre el modelo de pequeños estudios de arquitectura (Pymes, como las que han tenido siempre los grandes arquitectos, como Moneo, como Soto de Moura, y como tantos otros en nuestro país y en toda Europa) o no. Ahora mismo, los arquitectos, en relación al derecho están en una situación de indefensión casi total. No solo hay que enseñar arquitectura a los ciudadanos, también hay que enseñar derecho a los propios arquitectos, un mínimo indispensable para que puedan defenderse de la maraña de normas y de burocracia que existe hoy. Esto es especialmente relevante en relación con lo público. Construir un entorno de calidad únicamente puede ser resultado de un discurso y trabajo multidisciplinar y de la cooperación entre los responsables políticos, las autoridades competentes, agentes sectoriales y profesionales. La construcción de un entorno de calidad también depende de la participación de la sociedad civil y de un público informado y sensibilizado. Pero también depende, y mucho, de la calidad de los funcionarios públicos (políticos o técnicos). ¿Es ejemplarizante el papel de la Administración pública en la generación de arquitectura de calidad? Hoy no, pero es quien único puede serlo.

Dulce Xerach Pérez

Abogada. Doctora en Arquitectura. Investigadora de la Universidad Europea

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