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Luces de pandemia

Cien años de ‘Luces de bohemia’, escrita por Valle-Inclán durante el confinamiento tras contagiarse de la gripe española de 1918

Ramón María del Valle-Inclán, convaleciente en una cama. | | ELD J.A. Otero Ricart

La segunda ola de la pandemia de la gripe de 1918 hizo estragos entre la población española, causando miles de muertos. El virus había llegado en primavera, pero fue en el otoño cuando se extendió con mayor virulencia. El escritor Ramón María del Valle-Inclán se contagió en el mes de octubre y estuvo confinado durante ocho meses en el pazo de la Merced de A Pobra do Caramiñal (A Coruña), donde residía entonces con su familia. Fue precisamente durante ese aislamiento cuando escribió la que está considerada como una de las mejores obras de teatro españolas del siglo XX: Luces de bohemia, de cuya publicación por entregas se cumplen ahora cien años.

“Valle-Inclán llevó a rajatabla el aislamiento, hasta el punto de que ni siquiera salió del pazo para asistir al entierro de una pariente o para acudir a algún acto social en Galicia”, explica José María Paz Gago, catedrático de Literatura comparada de la Universidad de A Coruña, que ha estudiado aquel período del creador del esperpento y acaba de publicar un estudio sobre la génesis de Luces de bohemia con motivo del centenario de la obra. Afortunadamente, Valle superó en un par de semanas la enfermedad, que era más mortífera entre los jóvenes; el escritor de Vilanova de Arousa (Pontevedra) estaba a punto de cumplir 53 años y el virus no le afectó de una forma tan grave.

Durante aquel confinamiento forzoso, Valle-Inclán aprovechó los días para escribir. De su retiro de A Pobra salieron las escenas de Luces de bohemia, obra teatral que se publicó por entregas a finales de 1920, hace ahora cien años, en el semanario España. Los familiares del autor conservan las fichas que escribió entonces de esa obra. Como señala Paz Gago, es un momento de cierta estabilidad en la vida del escritor gallego. Acostumbrado al ajetreo de la vida en Madrid, con cambios constantes de casa, y a sus viajes por otros países, la estancia en el pazo le trae el sosiego que estaba buscando. No es extraño, por tanto, que allí escribiera dos de sus mejores obras: Luces de bohemia y Divinas palabras, libro que se publicó también por entregas en un periódico, El Sol, del mismo grupo ligado a Ortega que la revista España.

Valle-Inclán se había trasladado al pazo de la Merced en 1916, dos años después de la trágica muerte de su segundo hijo, Joaquín María Baltasar, que con apenas unos meses falleció en accidente en una playa de Cambados. En parte para olvidar ese suceso, y también para dar un giro a su vida, el escritor arrendó la casa de la Merced a la familia del abogado pontevedrés Javier Puig. Su intención era dedicarse a la agricultura y a cultivar vino en la finca, que daba al mar. Llegó a calcular los gastos que le supondría plantar las viñas y pagar a los peones, y los ingresos que obtendría por el vino, y se lanzó a su nueva vida. “Una idea peregrina que, por supuesto, fue ruinosa. Eso lo cuentan con todo lujo de detalles sus nietos, Javier y Joaquín, en dos libros distintos”, explica Paz Gago.

Dos años más tarde de su contagio por la gripe, en 1920, Valle-Inclán deja a su familia en el pazo y se traslada a Madrid, donde en julio de ese año entrega Luces de bohemia a la revista España para que publique la obra en varias entregas, en concreto entre el 31 de julio y el 23 de octubre de 1920. Sin embargo, José María Paz Gago ha descubierto que en esas entregas fueron censuradas algunas escenas. “Hasta ahora -apunta- se pensaba que Valle había entregado solo doce escenas a la revista, que fueron las que salieron publicadas. Y que después, en 1924, cuando sale publicada la edición definitiva de Luces de bohemia, habría ampliado la obra en tres escenas más. No es cierto, él entregó las quince escenas, y fue el director de la publicación, Luis Araquistáin, quien las censuró”, enfatiza Paz Gago. Apunta el catedrático de Literatura que Araquistáin era “un marxista leninista confeso, del ala izquierda del Partido Socialista; de hecho, propugnaba que el partido pasase a denominarse comunista. Fue también el ideólogo de Largo Caballero y partidario de la que denominaba ‘censura roja’, que él mismo practicó”.

Además de leer todas las escenas publicadas en la revista, Paz Gago ha consultado las fichas que escribió Valle-Inclán y que conserva su sobrino Joaquín del Valle Inclán. Hay que tener en cuenta de que de Valle no quedan prácticamente manuscritos, porque una vez que se publicaban las obras se deshacía de los mismos. “Pero analizando estas fichas que se conservan de 1918 -señala Paz Gago-, me llamó la atención de que ahí figura una especie de plan de la obra y entonces eran 14 las escenas, mientras que en 1920 solo se publicaron 12”. De ahí su convicción de que Valle fue censurado por Araquistáin en el semanario España.

En opinión de Paz Gago, Luces de bohemia es una obra de gran actualidad. Refleja con un tono pesimista la sensación de decadencia que atravesaba el país en el periodo de la Restauración y la mediocridad de la clase política. Luces de bohemia está en el origen de lo que Valle llamó el esperpento. En esta obra se habla de que España se ha convertido en una realidad deformada, como la que se ve en los espejos del callejón del Gato. De la mano de Max Estrella, el autor define en varias frases el concepto de esperpento: “Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento”. “El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada”. “España es una deformación grotesca de la civilización europea”.

Una España de hace un siglo, con políticos mediocres, que recuerda un poco la situación actual. El catedrático de Literatura de la UDC ha recogido algunos textos de Valle en los que el creador del esperpento analiza a determinados políticos, “y describe perfectamente la situación actual, parece que está hablando de hoy en día. Por ejemplo, en un artículo que publicó en El Universal de México hace una descripción del líder socialista Pablo Iglesias que bien podría aplicarse a su homónimo de Podemos: “Con una habilidad que hace honor a su ingenio, pone una vela a la burguesía y otra al socialismo, buscando el modo de no disgustar a nadie”. Y en Luces de bohemia hay una definición del presidente del Gobierno que en opinión de Paz Gago bien podría aplicarse a Mariano Rajoy. Dice así Valle-Inclán: “Reconozco que no es un hombre brillante, no es un orador, pero es un político serio”.

Por último, Paz Gago apunta otra frase “tremenda” de esta obra que también es actual: “En España el trabajo y la inteligencia siempre se han visto menospreciados, aquí todo lo manda el dinero”. El catedrático aprovechó el confinamiento de la pandemia del coronavirus -también frente al mar, como Valle en 1918- para preparar una edición conmemorativa del centenario de Luces de bohemia, que esta acaba de salir a la venta editada por Pigmalión. En principio se iban a publicar solo los facsímiles de la revista, pero finalmente se ha incluido también en el libro el texto de 1924.

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