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El artesano del viento

El Monopol Music Festival estrena ‘Paisajes audibles’, retrato del artista Ildefonso Aguilar

El artista Ildefonso Aguilar, a la izquierda, junto a José Mª de Páiz durante el rodaje de ‘Paisajes audibles’. Echedey Alemán

La isla de Lanzarote tiene una sonoridad propia. Y la búsqueda de ese sonido, el viento, el mar entre las rocas, el choque de los cantos rodados, el crujido de caminar sobre el rofe, conduce hasta Ildefonso Aguilar. El músico y artista plástico, que se ha significado en notables grabaciones discográficas, en campos como la pintura y fotografía, así como intervenciones en el medio natural, instalaciones multimedia y proyectos audiovisuales de distinta naturaleza, “es el personaje que mejor representa el Lanzarote contemporáneo, el futuro”, sentencia el realizador y periodista José Mª de Paiz, autor del documental Ildefonso Aguilar. Paisajes audibles, que se estrena hoy en los Multicines Monopol, en un único pase a las 18.00 horas, en la jornada de clausura del Monopol Music Festival. Una pieza de 43 minutos, de Guátaca Producciones y Los 80 Pasan Factura, que permite adentrarse en el paisaje de Lanzarote y en el artista que “lleva décadas intentado descifrar el lenguaje de la tierra, el mar y el viento, para convertirlos en música”.

Música visual

Nacido en Salamanca en 1945 y residente en Lanzarote desde los ocho meses de edad, Ildefonso Aguilar es, según De Páiz, “una especie de poeta del sonido, que busca esos sonidos en la naturaleza, una especie de artesano que intenta manipular el sonido y darle forma”. La búsqueda de esa banda sonora, “que aún continúa, ha sido la obsesión de Aguilar”, precisa el realizador. Música que interviene en el paisaje y en los espacios turísticos de la Isla, “música para ser vista”, según el propio artista.

Esa búsqueda y las conexiones con la música contemporánea, que empezó a frecuentar hacia 1968, el discurso del ambient, la figura de Brian Eno y lo que supuso el álbum Music for Airports (1979), con quien trabó una relación personal y profesional, todo ello tuvo su consecuencia en la creación del Festival de Música Visual en 1989, “uno de los más importantes de Europa en su género”, según De Páiz. “Como músico su trabajo tiene más impacto en el extranjero que en España, al igual que el Festival”.

Aguilar tuvo la música en casa desde niño a través de su padre que tocaba el violín. Al tiempo, cuando pudo manejar una guitarra descubrió el rock y formó parte de bandas como Merry Boys y Los Rebeldes. De todo habla el artista en este retrato visual y sonoro, de los grupos pop y rock que escuchaba, de su pasión por The Beatles, y cómo a finales de los 60 comienza a profundizar en la música contemporánea. Sus primeros registros, tal como recuerda, fueron grabaciones del sonido del mar con el micrófono entre las rocas.

El artesano del viento E. Alemán

El documental deja que hable el protagonista, y su discurso permite seguir el rastro de un artista en la pintura, la fotografía y en la música, disciplinas que transita a su antojo. De igual manera, la isla se asoma “lejos de los clichés turísticos” en la estela del hombre que captura los sonidos con grabadora en mano.

Por su relación con la Isla -fue director del Área de Cultura del Cabildo de Lanzarote entre 1968 y 1985-   hay que reseñar de la producción musical de Ildefonso Aguilar trabajos como Ruta de los Volcanes (1973) y Sonidos para un Paisaje (2002), que acompaña el recorrido de la Ruta de los Volcanes, en el Parque Nacional de Timanfaya; las intervenciones sonoras en la Cueva de los Verdes, Jameos del Agua y Jardín de Cactus; y en notables producciones discográficas como el monumental álbum Erosion (1978), grabado en Frankfurt, ejercicio de síntesis electrónica y grabaciones acústicas, inspirado en el territorio volcánico, considerado una referencia en el ambient y la llamada electrónica cósmica.

Destaca José Mª de Páiz de Ildefonso Aguilar “la implicación que ha tenido con la isla de Lanzarote en lo artístico, su manera de proyectarse, pero también por esa necesidad que ha tenido de la búsqueda constante que inició hace décadas, y hoy en día sigue con su grabadora buscando el viento y el mar contra las rocas, es fascinante”. Con este Paisajes audibles, título de una de la obras de Aguilar de 1999, que se completaba con la acotación Improvisaciones con piano destruido, José Mª de Páiz explora otros territorios distintos en los que ha movido su producción audiovisual: Pistol (2015), Catana (2016), Suárez DC (2018), y Zurda. Una historia de Escorbuto Crónico y Guerrilla Urbana (2019), todos ellos estrenados en el MMF.

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