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El frío puede llegar de repente, entre las Navidades y los Inocentes

Este registro meteorológico que podemos escuchar todavía en las islas viene a informar que generalmente a partir del mes de diciembre, con la llegada del invierno, empieza a hacer frío.

El dicho forma parte de la tradición folclórica que agrupa refranes meteorológicos, cabañuelas y aberruntos. “Aberruntar” se dice en Canarias a la acción de hacer “aberruntos” (‘barruntar’, en lengua culta) que tal como lo define el Diccionario sería: ‘prever, conjeturar o presentir algo por alguna señal o indicio’, que en una de sus vertientes implica un aserto predictivo-meteorológico; formulado sobre la base de la observación de la naturaleza en sus distintas manifestaciones, ya sean los astros, el color del cielo, las formas de las nubes, el viento, la lluvia o el comportamiento animal, como señala, por ejemplo, este aberrunto registrado en Fuerteventura: “Cuando las gaviotas pasan volando sobre Tindaya aberruntan tormenta en la mar”. Las “cabañuelas”, por su parte, surgen como un “método” de vaticinio o predicción del tiempo atmosférico para los meses venideros, recurriéndose a la observación del cielo nocturno o a escrutar otros fenómenos naturales. [El origen del término “cabañuelas” –ya lo hemos comentado en otras ocasiones– parece estar ligado a la celebración de la “fiesta” de las cabañuelas o tabernáculos (‘sucot’) de la tradición sefardí en la Península Ibérica, desde donde probablemente llegaría a las islas con la afluencia de judeoconversos procedentes de Castilla y Portugal]. De tal modo que a veces se hace difícil distinguir cuándo estamos en presencia de una cabañuela o ante un aberrunto (meteorológico). Ambos tienen en común que se trata de un modo de predecir el tiempo. Se formulan pronósticos, a menudo en forma de refrán, y en su mayor parte suponen un augurio ligado a la fertilidad de la tierra y a su cultivo (expresado muchas veces como “un año bueno” o “un año malo”); elemento funcional que explícita o implícitamente está presente en todo el refranero meteorológico y agrometeorológico. Y se fundamenta en las necesidades de una sociedad básicamente agrícola-pastoril en sus orígenes. Lo que explica que este acervo sapiencial surja en las comunidades rurales como necesidad de conformar y transmitir un calendario agrícola y un compendio de conocimientos para actuar ante las inclemencias y bondades del tiempo. Y así es como estas “artes adivinatorias” que son conocidas desde antiguo como “cabañuelas” y “aberruntos” han quedado muchas veces enunciadas en un dicho breve y pegadizo (”El buen año es conocido si está el espino florido”) que, por lexicalización, han acabado formando parte del refranero popular (v. gr.: “Cuando se ve Fuerteventura, lluvia segura”; o “cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo”).

En ocasiones, tanto el aberrunto como la cabañuela, en una suerte de tropo, pasan a nombrar el fenómeno meteorológico que auguran. Son los casos del “tiempo de aberrunto” usado en Fuerteventura para referirse ‘a la bruma que presagia lluvia’; o “las cabañuelas de San Miguel”, como llaman en algunos lugares de La Palma a las lluvias que suelen caer en torno al 29 de septiembre.

“El frío puede llegar de repente, entre las Navidades y los Inocentes” se construye como un augurio meteorológico que anuncia/enuncia la probabilidad/previsibilidad de que se produzca un notable descenso de las temperaturas durante la segunda quincena de diciembre, más concretamente entre “las Navidades” (25 de diciembre, después del solsticio de invierno) y “los Inocentes” (en alusión al 28 de diciembre, que conmemora los Santos Inocentes). Más que un presagio que obra en base a indicios o señales que llevan a tal afirmación (más propio de los aberruntos), estamos en presencia de una predicción probabilística formulada sobre la base de un conocimiento de transmisión oral fundado en una experiencia secular. Lo que determina la fiabilidad que supone el método de observación-constatación-conclusión sobre el que se construyen gran parte de los refranes populares. Hemos dicho que se trata de una “predicción”, no de una certeza, ya que se dice que el frío “puede llegar”, no que “llegará”, pues es sabido que hay inviernos fríos e inviernos más cálidos, o en los que el frío “se retrasa” (podemos escuchar expresiones del tipo: “Este año el inverno viene retrasado”). Pero si “llega”, seguramente será “de repente”, “de golpe”, “sin avisar”, en estas fechas que por aproximación coinciden con el paso del solsticio hiemal, es decir, la llegada del invierno en el hemisferio norte.

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