La historiadora Sonia Purnell rescata en 'Una mujer sin importancia' la vida de Virginia Hall, la espía más buscada por la Gestapo, que, según ha dicho, dio "información fundamental para la liberación de París en 1944, además de haber animado a la resistencia".

Purnell señala en una entrevista con EFE que "Virginia Hall evitó ser capturada durante más de tres años y lo hizo justo en las narices de los nazis, algo que podría casi considerarse un récord en sí mismo; y durante ese tiempo tuvo un éxito extraordinario, tanto que incluso Hitler en Berlín llegó a saber de ella".

Hall fue capaz de crear decenas de redes y reclutó a cientos, si no miles, de resistentes; estableció casas de seguridad; rutas de escape organizadas; proporcionó documentos falsos; organizó fugas de prisión sensacionales; salvó la vida de muchos otros agentes; organizó 22 lanzamientos exitosos de armas, municiones y explosivos en paracaídas; dirigió misiones de sabotaje y emboscadas de gran éxito; recopiló información de inteligencia vital y finalmente ayudó a liberar a todo un departamento en Francia.

"Su habilidad para el espionaje, su astucia, su ingenio, su sexto sentido y su liderazgo significaban que podía sortear a los nazis", señala la autora, que recuerda que "apenas había recibido formación, por lo que tuvo que ser pionera en muchas técnicas de campo que la CIA todavía utiliza en la actualidad".

Y todo ello a pesar de una cojera que le había dejado un accidente: "Inicialmente, esa cojera la hizo menos sospechosa, pero los alemanes descubrieron pronto que tras los éxitos de la guerra secreta contra ellos estaba la Dama que Cojeaba" y esto convirtió su trabajo en más peligroso, porque "su pata de palo la identificaba fácilmente y no podía correr, aunque sí montar a caballo y en bicicleta, escalar montañas e incluso esquiar".

'Una mujer sin importancia' (Crítica) nació del interés de Purnell por el espionaje durante la guerra y para ello comenzó a leer sobre el Special Operations Executive, el servicio secreto británico fundado por Churchill en 1940, que "no se parecía a ningún otro, y atraía a una variedad de personajes vívidos y extraordinariamente valientes", entre los cuales "a veces se mencionaba a una mujer estadounidense con una pierna de palo, sin muchos más detalles".

Para la investigación, que duró tres años y medio, Purnell consultó cientos de documentos secretos en Gran Bretaña y Estados Unidos, algunos todavía clasificados que pudo consultar con la ayuda de dos exoficiales de inteligencia. También encontró un tesoro en forma de cartas y otros papeles en una habitación trasera del Museo de la Resistencia en Lyon (Francia).

Entre las contribuciones de aquella mujer, la autora menciona que, además de facilitar información vital para la liberación de París en 1944, "animó a la Resistencia en Francia cuando muchos franceses estaban demasiado asustados para luchar contra los nazis y ejerció un liderazgo tan inspirador que logró convertir a un inexperto y variopinto grupo de escolares, agricultores, libreros y todo tipo de voluntarios en un ejército muy eficaz".

Cree Purnell que "ser mujer fue un obstáculo en su carrera acabada la guerra, porque no se comportaba como se suponía que debían hacerlo las mujeres en aquel entonces, y su coraje, su ambición, hizo que muchos hombres se sintieran amenazados". Menciona que Hall fue excluida del servicio diplomático de EE. UU., "aparentemente porque le había sido amputada una pierna, pero sé de al menos otro hombre que había perdido ambas piernas en la Primera Guerra Mundial y que justo en la misma época, no tuvo problemas para unirse".

El título del libro es homónimo a una obra de teatro de Oscar Wilde: "La historia de Virginia y la obra de Wilde abordan ese doble rasero, la forma en que se trata de manera diferente a hombres y mujeres. Pero el título también parecía resumir cómo se trató a Virginia, una mujer sin importancia, tanto antes como, me temo, después de la guerra".

Tras la contienda, Hall se instaló en América por su marido, el francés Paul, que quería alejarse de Europa, y trabajó en la CIA: "Estuvo involucrada en algunas de las operaciones más encubiertas y, ocasionalmente, en algunas de las más controvertidas, pero nunca le brindaron el respeto que merecía; y sólo ahora la Agencia admite que 'no utilizaron bien sus talentos' y, como compensación, han bautizado un edificio con su nombre".

En su empeño por rescatar del olvido a mujeres a la sombra de la Historia, como ya hizo anteriormente con Clementine Churchill, Purnell prepara para 2022 "otro libro sobre otra mujer extraordinaria, porque la Historia está llena de ellas, pero a muy pocas se les ha dado el espacio que les corresponde hasta ahora".