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Arte

En el umbral de la libertad

La artista grancanaria Esther Aldaz exhibe en la Fundación Joan Brossa la pieza ‘Una cartografía de la libertad’, que invita a repensar nuevas formas de habitar la palabra

Detalle de una de las piezas de ‘Una cartografía de la libertad’, de Esther Aldaz. | | E. A.

La artista Esther Aldaz (Las Palmas de Gran Canaria, 1979) exhibe la instalación ‘Una cartografía de la libertad’, en el edificio histórico de La Seca, de la Fundació Joan Brossa, en Barcelona, en el marco del segundo ciclo del programa ‘PostBrossa’. El proyecto artístico de Aldaz, seleccionado junto a otras dos piezas sobre un total de 47 propuestas mediante convocatoria pública, invita a repensar nuevas formas de habitar la libertad desde el interior de la propia instalación, que emula una casa revestida con textos, fragmentos, reflexiones y poemas en torno a este concepto, que puede visitarse hasta el 21 de enero. 

El paisaje de la libertad en este 2021 que despunta sigue confinado de puertas para dentro, pero desde que la palabra adquiriera una nueva dimensión constreñida a causa de la pandemia desde el pasado 2020, la artista grancanaria Esther Aldaz comenzó a bosquejar nuevas formas de habitarla en su propio confinamiento.

La pieza resultante, Una cartografía de la libertad, acontece en el espacio doméstico como el umbral que representa a un tiempo la confín y el comienzo de la libertad íntima, la guarida y la jaula, donde cada día inventamos nuevas estrategias para reconquistar este concepto recortado. “Nuestro refugio se ha convertido también en nuestro encierro”, escribe la artista, cuyo método es “trabajar con las palabras como lugares capaces de albergarnos tanto individual como colectivamente” y “construir marcos donde ensayar nuevas maneras de habitar”.

La creadora viste las estancias de una casa con textos, poemas y recortes de periódicos

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Una cartografía de la libertad se exhibe desde el pasado noviembre en el espacio de La Seca, en la Fundación Joan Brossa, en Barcelona, donde la pieza de Aldaz resultó seleccionada en una convocatoria pública junto a las obras Anotaciones para una eiségesis, de Marla Jacarilla; y / ph / Algunas voces tomadas, de Juan López y Marc Vives, sobre un total de 47 proyectos artísticos en el marco del programa PostBrossa.

En el umbral de la libertad | SILVIA POCH / ESTHER ALDAZ

A partir de los ejes temáticos “realidad en crisis, poesía en crisis, y poesía y arte en acción”, el presidente de la institución, Vicenç Altaió, señala que “los proyectos finalistas se articulan en una triple dirección: la instalación-expositiva, el diálogo con la arquitectura del edificio histórico de La Seca y la definición de un programa público que active las propuestas y el espacio”.

Palabra

En esta línea, la instalación de Aldaz recrea en la buhardilla de La Seca las estancias de una casa, que la artista reviste con textos, fragmentos, reflexiones y poemas correspondientes a distintas etapas, géneros y lenguajes en torno al concepto de la libertad.

La instalación se constituye como una pieza para ser habitada por los espectadores

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Desde la mirada feminista de Chimamanda Ngozi Adichie a la Pippi de Astrid Lindgren, pasando por Simone de Beauvoir, el mapa doméstico de Aldaz recubre el salón con extractos de Una habitación propia, de Virginia Woolf, mientras que las sábanas del dormitorio entreveran las peripecias de El Quijote, que a su vez arropa una colcha con retazos de cubiertas de George Orwell, Robert Graves, Boris Vian o Leopoldo María Panero. Por otra parte, la artista confecciona una alfombra con epígrafes de la Constitución, “que está ajada, dañada y le faltan partes: se nota que no está en perfectas condiciones”, señala Aldaz, y en el perchero cuelga una bata cosida con recortes de periódicos locales recopilados en el último año, “que reflejan todo lo que hemos vivido a diario”.

A este atlas de conocimiento histórico-colectivo o “biblioteca borgeana” se incorporan, además, textos propios de participantes anónimos a petición de la artista que, en este contexto que limita las interacciones personales, “contribuye a una reflexión común con fragmentos de su puño y letra, aunque muchos no se vean porque las piezas se componen por superposición de capas”.

En el umbral de la libertad

Al igual que el grueso de las obras de Aldaz, Una cartografía de la libertad se constituye como “una pieza para ser habitada”, indica la artista, que además ha diseñado una serie de 45 mascarillas rubricadas con la palabra “libertad” para adentrarse en las estancias. Y si bien se trata de una casa precaria, dado que “la libertad no está en su mejor momento”, Aldaz celebra su ubicación en la buhardilla de la Fundación “porque, como apunta Gaston Bachelard en La poética del espacio, que habla de la casa como el continente de nuestra intimidad, la buhardilla es lo que está más cerca del cielo, de lo utópico”.

Con todo, la artista manifiesta que “estoy muy contenta con el resultado de esta pieza, además de que esta ha sido mi primera oportunidad de entrar en el circuito artístico barcelonés”. Aun así, advierte a quienes franqueen el umbral de esta casa que todas sus obras habitadas están pobladas de paradojas. “El mismo título, Una cartografía de la libertad, es una gran paradoja, porque cartografiar significa señalar los límites, pero la libertad no tiene límites: solo los que nos marcamos nosotros mismos”, concluye.

Aldaz construye una casa precaria porque “la libertad no está en su mejor momento”

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A la izquierda, detalle del escritorio y parte de la librería que conforman ‘Una cartografía de la libertad’, de Esther Aldaz, que exhibe el edificio histórico de La Seca, de la Fundación Joan Brossa, en Barcelona. A la derecha, ejemplar de una mascarilla, elaborada en técnica mixta sobre mascarilla quirúrgica, y parte de una serie de 45 piezas en torno a temas ecologistas, feministas o de derechos humanos. |

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