La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La penúltima palabra

Velo

‘Jorge Lozano

“Ineluctable modalidad de lo visible”

Ulises, Joyce

Se sabe. Lo cuenta Plinio. Zeuxis presentó unas uvas tan bien pintadas que unos pájaros se acercaron para picotearlas; y Parrasios una tela tan realista que Zeuxis se apresuró a quitar la cortina para ver la pintura. El cuadro era la cortina pintada: trampa para los ojos, trampantojo, mímesis en exceso, “que tiende a sustituir la intratable opacidad de una Presencia” (Charpentrat).

Como ese otro dispositivo de visión, el velo (velum), cosa delgada, ligera o flotante que encubre más o menos la vista de otra, como reza el vocabulario. Enseña, cubre o puede encubrir. Disfraza u oculta algo, para que parezca algo distinto de lo que es. El “mentido velo”.

Metáfora de lo visible. A veces ventana para ver a través, como un transparente cristal –que no tiene misterio, diría Walter Benjamin-; a veces pantalla entre el espectador y el mundo. Un intervalo, una mediación. Un medium

Actúa el velo como una segunda piel que protege el enigma, el misterio y, por transparencia, se puede filtrar. “Una piel que estigmatiza una piel” (Magli).

Frontera estética (Stoichita) que procura efecto de distancia y efecto de presencia. Estamos en presencia de una representación. Toda representación representa algo, pero toda representación se presenta representando algo.

Según la semiótica, la transparencia transitiva, mimética de la representación -representar algo- se articula con su opacidad reflexiva- presentarse (Louis Marin).

En Ulises, Joyce asevera: “Límites de lo diáfano”. Acaso la opacidad sean los límites y marcas que permiten, por ejemplo a la pintura, reflexionar sobre las propias condiciones de posibilidad. En suma, no cabe hablar de transparencia sin hacer referencia a la opacidad. Se ha repetido ad infinitum, a mayor transparencia, mayor opacidad. Un aviso para navegantes, leáse representantes de la doxa: la transparencia oscila entre la utopía (irrealizable) y la aporía (intransitable). ¿Un ejemplo? WikiLeaks. Ahora que algunos creen en la seducción como panacea, hagan suyas las palabras de Baudrillard: “Sé el secreto del otro, pero no lo digo y él sabe que yo lo sé, pero no corre el velo” .

Compartir el artículo

stats