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Juan Álvarez: “Las relaciones son planetarias, ya no es conocer a alguien en un bar”

“Aquí te enfrentas a un relato largo con lo que eso supone; es escribir una novela y además dibujarla”, explica el dibujante y novelista

Juan Álvarez Montalbán LP/DLP

El dibujante e historietista Juan Álvarez Montalbán (Mazarrón, Murcia, 1960) se adentra en la novela gráfica con ‘Como peces en la red’ (Nuevo Nueve, 2020). El autor de ‘1968. Un año de rombos’, y responsable, junto a Jorge Gómez, de ‘Lucía, gabinete de sexología’ o ‘Los Mendrugos’, entre otros, para la revista ‘El Jueves’ , cambia de formato para contar la historia de una pareja, Anna y José, una catalana y un grancanario, que traban relación por internet. Una mujer casada que aguanta la vida infernal que le brinda su pareja hasta que conoce a José, también quebrado en amores, quien le devuelve la luz a su vida. 

Como peces en la red es su primera novela gráfica, en la que cambia su formato habitual de trabajo, y donde el humor da paso a otras emociones.

Es normal esto en mi trabajo y lo he ido combinando, tanto en lo que habitualmente hago para la revista El Jueves, y otros diarios nacionales, que han sido tiras también cómicas, pero siempre me ha gustado alternar lo que uno es, esa parte cómica en la vida, y su parte de reflexión y seriedad. Normalmente en lo cómico que hago hay también una reflexión, pero en este caso, evidentemente, está el hecho de ciertas vivencias, tanto ajenas como personales, en cuanto a la forma de comunicarnos los seres humanos en la actualidad, y desde hace tiempo. Las relaciones han ido cambiando bastante en este mundo ahora mismo, cómo se relaciona uno a través de las redes sociales, que no implica la desnaturalización de la relación, como mucha gente dice, y cómo esa relación puede ser igual de verdadera que una que sea, digamos, de forma presencial.

La distancia física no desvirtúa la relación sentimental.

Exacto, y ¡bendito el momento en que empezaron a existir las redes sociales! Eso os ha acercado más todavía. Ahora las relaciones son planetarias, ya no es conocer a alguien en una biblioteca, en un bar, o en un banco en el parque, las cosas van cambiando y abre un abanico de posibilidades mucho mayor [risas], creo yo. Hay gente que dice que no es lo mismo, y yo digo que es mucho mejor, porque el acceso al conocimiento, en general, y de personas es mucho mayor que en cualquier otro momento en la historia de la humanidad.

La obra es ficción, pero ¿cuánto hay de la experiencia personal, de la parte suya que no refleja en otros trabajos?

Es parte de mi forma de pensar, de relaciones con gente cercana, e incluso como tantas otras personas que por las redes conoce a seres humanos: todo está ahí.

El libro se editó en marzo del pasado cuando explotó la pandemia, y lo que ocurrió con las relaciones personales en el confinamiento tiene mucho que ver con esas ventanas virtuales.

Si. La historia está hecha dos o tres años atrás, desde 2017 y a ratos, porque uno se tiene que dedicar a otras cosas para comer, pero me apetecía hacerla, y hace ya tanto tiempo que nos relacionamos de esta forma que quise contarlo. No es un tanto una historia de las relaciones a través de las redes, porque lo veo como natural; se conocen a través de las redes, podrían haber conocido de otra forma, pero es una herramienta, otra forma de conocer. Son dos mundos muy distintos, el catalán y el grancanario, y entonces se sitúa a los personajes en una historia de ficción y en estos dos ámbitos que conozco. Aunque es una ficción los dos sitios de donde son los protagonistas existen en la realidad. Me cuesta mucho trabajo hacer una historia en la que no conozca los sitios donde se mueven los personajes. No puedo crear personajes de Lugo o de Jaén porque no tengo ni idea de estos sitios, no puedo volcar verdad sobre un relato si yo no me lo creo.

¿Las Palmas de Gran Canaria y San Cristóbal, escenarios de la novela, son fruto de su relación con la Isla?

Evidentemente tengo unos vínculos muy grandes con Cataluña, y un vínculo que es mi mujer, que es canariona. Conozco los dos mundos y esa emoción que te produce se tiene que notar en la obra, creo que se nota. Hacer una historia con mundos que no conozco sería muy difícil para mí, y si lo hiciera sería otra historia totalmente distinta. Tenía que poner sobre el papel algo que evocara realidad, conocimiento, sensación y emoción. En realidad, no me he mudado a la Isla sino que voy y vengo, tenemos hogar en Gran Canaria y en Murcia. Ahora [por el lunes] está mi mujer conmigo, yo voy en marzo a pasar una temporada, ya tengo la doble nacionalidad prácticamente [risas], y es lo que he tratado de contar: la relación de dos personas que se conocen y como crece ese amor a pesar de la distancia y con la dificultad que supone esa distancia y el crecimiento del propio amor. Los amores crecen y decrecen según las circunstancias de cada uno: él en San Cristóbal y en ella en Cataluña, se crio en Barcelona y está en Girona, pero se van contando su presente y su pasado. El pasado de ella está ligado a Barcelona, y el de él está ligado a un pueblo no que digo, queda huérfano y vive con sus tíos, crece y desarrolla su vida en el barrio de San Cristóbal.

El libro se pudo presentar en Moebius a finales de diciembre.

Bueno, la hoja de ruta estaba el año pasado en muchos lugares de España y todo se vino abajo. Íbamos a presentarlo en Las Palmas, Madrid, Barcelona, lo tenía todo previsto, y realmente en Murcia he podido hacer varias minipresentaciones, con mucha distancia y aforos de siete personas, y fue bien. Vine a Gran Canaria por Navidad hablé con la gente de Moebius, y como tienen una librería en Peregrina y otra en 29 de abril y me quedé con esta última que tiene más espacio para que el aforo fuese mayor. Al final fue como aquí en Murcia, pero la gente fue muy paciente, y en las colas que había fuera, el público se comportó maravillosamente. La gente que lee libros y cómics son gente educada, por supuesto, como no puede ser de otra forma. Finalmente el libro en Moebius me lo presentó Lucas Morales, que es el director del Salón del Cómic de Santa Cruz de Tenerife. Trabaja en la Fundación Cine + Cómic, y vino a que le firmara un libro para la Fundación, y lo senté a presentar. Yo estaba invitado el año pasado a Tenerife y no pude ir, y este año, si se puede hacer, estoy invitado y habrá una exposición de originales de Como peces en la red

Ha tenido como cómplice al dibujante grancanario Rayco Pulido, autor del prólogo.

Al haber un personaje grancanario y otro catalán tengo dos prólogos: Rayco Pulido como conocedor y hombre de la tierra, y Jaume Vidal, redactor jefe de Cultura del diario El PuntAvui, de Barcelona. Me han escrito unos prólogos maravillosos, y no puedo pedir más.

¿Hay voluntad de seguir trabajando en este formato?

Me gustaría y tengo el gusanillo. Es verdad que para una obra de este tipo hace falta mucho tiempo: pensarla bien, estructurarla, planificarla y luego realizarla en dos o tres años. Son 125 o 150 páginas lo que lleva una novela gráfica. Aquí te enfrentas a un relato largo con lo que se supone eso. Es escribir una novela y además dibujarla. Tienes que ir al pasado, volver al presente, unos personajes secundarios, que las escenas enlacen bien una con otra, que todo tenga un peso en la novela, tanto la historia como los personaje. Tener en cuenta los silencios, acelerar la historia para evocar otras sensaciones, y todo con mucho cuidado porque si no puedes sacar un producto fallido, en el que no sea creíble lo que cuentas y los personajes se te caigan.

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