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Entrevista

Abraham Guerrero: “En ‘Toda la violencia’ hago referencia a la familia, el amor y la muerte”

“Una parte de mi obra premiada tiene un componente social sobre las vivencias de la gente de mi edad”, comenta este poeta

“En ‘Toda violencia’ hago referencia a la familia, el amor y la muerte”

El poeta Abraham Guerrero Tenorio (Arcos de la Frontera, Cádiz, 1987) ha sido galardonado con el prestigioso Premio para jóvenes Adonáis de Poesía 2020 por su poemario ‘Toda la violencia’. Este gaditano de 33 años reside en Vecindario desde el pasado mes de octubre donde da clases de Literatura y Lengua para grupos de Secundaria en el Instituto Josefina de la Torre. Se ha dicho de él que “ha alcanzado un admirable equilibrio entre el compromiso social, la poesía arraigada y el lirismo íntimo, entre los problemas de este tiempo y la literatura de siempre, entre la delicadeza de su mirada y la potencia de su voz...”.

Hábleme, para ponerme en antecedentes, del Premio de poesía Adonáis…

Es uno de los más prestigiosos y más longevos de poesía de España. Se entrega a menores de 35 años porque buscan fomentar nuevos talentos.

¿Qué le parece que el jurado lo integren poetas tales como Joaquín Benito de Lucas, Julio Martínez Mesanza, Aurora Luque, Eloy Sánchez Rosillo o Enrique García-Máiquez?

Que un jurado de ese calado te dé un galardón tan importante fue una sorpresa y un gran orgullo. Son todos poetas muy contrastados, con bagaje en la literatura española. Aurora Luque, por ejemplo, ganó el año pasado el Premio Loewe de poesía.

Usted figura ya entre ganadores de la talla de Vicente Gaos, José Hierro, Claudio Rodríguez o José Ángel Valente. ¿Qué le supone?

Me da un poco de vértigo pensarlo. Cuando me presenté al Adonáis no tenía expectativas. Y el ser finalista y ganar supuso una gran satisfacción personal. Prefiero no pensar en quién ha recibido el premio porque la responsabilidad de defenderlo es muy grande. Claudio Rodríguez ganó con un libro muy reconocido en la tradición del país, Don de la ebriedad, José Hierro y Valente son de los mejores poetas del siglo XX. También en los accésit hay una categoría extraordinaria.

¿Se identifica con la poética de alguno de ellos o su lenguaje es de creación propia?

No me gusta analizarme como poeta, pero si tuviera que identificarme con alguno sería quizás, con José Hierro, aunque no lo aseguro. Otras referencias que tengo son: Roberto Bolaños, Manuel Vilas y poetas de mi generación, como Ángelo Néstore, Carlos Catena o Ben Clark.

¿Cuáles son, a su juicio, las grandes corrientes poéticas del tiempo actual?

La poesía actual tiene la ventaja de ser mucho más accesible, con una gran variedad de corrientes. Por ejemplo, encontramos una poesía más enfocada al entorno rural, de mucho éxito en los últimos años, con María Sánchez como representante. El prestigioso Premio para jóvenes Hiperión se otorga a poesía más enfocada a lo social. Se ha entregado recientemente a Carlos Catena por Los días hábiles y a Rocío Acebal por Hijos de la bonanza. Una parte de mi libro tiene un componente social. Tiro mucho por esa línea, pero también me gusta la corriente que crea Ángelo Néstore porque, a pesar de que se identifica con la poesía queer, su estilo es sobrio y con mensaje. En su último libro habla de la muerte, un tema que me interesa mucho y que incluyo en una parte de Toda violencia, la obra con que gané el premio.

El premio carece de dotación económica. Al ganador se le edita el libro y se le hace entrega de cien ejemplares publicados, además de una escultura de Venancio Blanco. ¿Cómo lo ve?

Al ser un galardón de una editorial la cuantía económica no es lo importante, sino el prestigio, que a mí es lo que me interesa por estar empezando en el mundo literario. Poseer la estatuilla es todo un honor porque son pocos los que pueden conseguirla.

Se resalta de su obra “un admirable equilibrio entre el compromiso social, la poesía arraigada y el lirismo íntimo”. Explíqueme estos conceptos.

En primer lugar, quise mostrar la situación de los jóvenes de mi generación, que han vivido dos crisis económicas, la del ladrillo de 2008 y la del coronavirus (esta última no la menciono en el libro). Tomé como referencia a varios compañeros y, en especial, a Carlos Catena que en Los días hábiles se enfocó en distintas denuncias, a partir de la ternura, como la de inmigración de los jóvenes o la de lucha por un salario precario. Yo, en Toda la Violencia me enfoqué hacia agentes externos que no son físicos, pero que pueden violentar al individuo. Decidí hacer una estructura en cinco partes a raíz de una cita de Johan Galtung que expresa que la violencia es como un iceberg en que la visible está en la punta y la invisible, el resto, la no física. Tomé temas que afectan al ser humano y pueden violentarlo, como son la familia, el amor y la muerte y termino con el componente social por el que, a través de la experiencia hablo de situaciones que se pueden dar en gente de mi edad.

¿Cómo se definen los movimientos de poesía cosmopoética y ucopoética?

He ganado también una edición del Certamen Ucopoética y he participado en el Festival Internacional Cosmopoética. Ucopoética fue el primer premio que recibí. Lo otorga la universidad de Córdoba. No es tan prestigioso como otros galardones para jóvenes, como el Adonáis, el Radio Nacional de España o el Hiperión, pero me cambió la vida porque consiste en un taller que imparte el poeta Javier Fernández y muchos de los ganadores han sido vencedores de los premios más prestigiosos, entre ellos, Ángelo Néstore, Jorge Villalobos y Rosa Berbel. María Sánchez es la más afortunada porque cuenta con muchos lectores. Quien resulta finalista de Ucopoética participa como invitado en Cosmopoética. No se trata de movimientos de poesía, sino de concursos.

Es profesor en Vecindario. ¿Se plantea seguir siéndolo o abandonaría este oficio por una carrera de éxito en la poesía?

Mi sueño es vivir de la literatura, pero soy consciente de que se trata de una utopía, sobre todo si quiero subsistir con la poesía. Trabajo mucho e intento conseguir grandes cosas, eso sí. La enseñanza también se me da bien. Me gusta, asimismo, decantarme por otros géneros. De hecho, he recibido el premio MálagCrea, en la modalidad de narrativa con un relato, El hombre, que voy a incluir en un libro que estoy trabajando ahora.

¿Conoce la poesía canaria de este momento?

Carezco de suficiente información sobre los poetas canarios actuales, pero sí conozco a los clásicos. Soy seguidor de Josefina de la Torre y Pino Ojeda, entre otros tantos. Del momento actual me decanto por la tinerfeña Andrea Abreu cuyo libro Panza de burro me ha gustado porque se ciñe muy bien al habla canario y ha innovado en el lenguaje.

Este año se conmemora el centenario de la muerte de Tomás Morales, gran poeta modernista de las Islas. ¿Qué sabe de su obra?

Desconozco bastante su obra, pero desde que he llegado a vivir aquí me estoy instruyendo sobre un amplio abanico de poetas del Archipiélago.

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