Con 87 años y a punto de cumplir 88, Christopher Plummer recibió una llamada para reunirse de inmediato con Ridley Scott en Nueva York: Tenía nueve días para rodar todas las escenas de su próxima cinta en las que aparecía Kevin Spacey, despedido por sus escándalos sexuales.

Era una noche de noviembre de 2017, la cinta se estrenaba en diciembre y Plummer contaba con dos días para aprenderse el guion. Aprobó el reto con mayúsculas, y de paso se llevó una nominación al Óscar. Entonces se bromeaba en los corrillos de Hollywood con que si tenías un actor metido en escándalos, bastaba con llamar a Plummer.

Más de tres años después de aquello, el mundo del cine lamenta la pérdida de un actor reconocido por su presencia teatral y gran temple ante las cámaras que despertaba total confianza entre los directores. "Con su actitud puede pulir los espejos", aseguró una vez el crítico John Simon.

Quizás el mejor ejemplo de su actitud impoluta, casi shakespeariana, fue su papel como el padre rígido, aunque entrañable, de la familia Von Trapp en el musical 'Sonrisas y lágrimas' (1965), una de las obras de cine más queridas por el público. La combinación de su formalidad con la ternura de Julia Andres generó una química inolvidable.

En 1998 el American Film Institute consideró a 'Sonrisas y lágrimas' la cuarta mejor película musical de la historia. Lo curioso es que a Plummer nunca le gustó el personaje. "Horrible, sentimental y cursi", llegó a decir de él. Pero era su trabajo y lo superó con nota.

Nació en 1929 en Toronto (Canadá) y se crió en Quebec en una familia destacada del país, entre cuyos parientes figuraba un ex primer ministro, un abogado pionero en patentes, una artista y el actor Nigel Bruce. Plummer decidió explorar el lado artístico después de llamar la atención de los periódicos locales con una función de 'Orgullo y prejuicio' durante sus años de instituto.

Así comenzó una carrera por los escenarios que culminó con su debut en Broadway en 1953, donde consiguió su primera nominación a un Tony, el máximo galardón en el circuito teatral. "Chris era un hombre extraordinario que amaba y respetaba profundamente su profesión con excelentes modales a la antigua, un humor autocrítico y musicalidad en sus palabras. Era un tesoro nacional profundamente orgulloso de sus raíces canadienses", ha escrito Lou Pitt, su amigo y representante durante casi 50 años.

Antes de que 'Sonrisas y lágrimas' catapultara su fama en la gran pantalla, Plummer participó en el rodaje de una de las mayores supeproducciones del momento 'La caída del imperio romano' (1964), filmada en España. Desde entonces, el canadiense labró una carrera en todas las disciplinas posibles -cine, teatro y televisión- con la extrañeza de que, a pesar de su buena reputación, siempre le llamaban para papeles secundarios en filmes como 'La búsqueda', 'Plan oculto', 'El dilema', 'Alejandro Magno' o 'Puñales por la espalda'.

Sus mayores reconocimientos en la gran pantalla llegaron al final de su carrera. Desde el año 2009 acumuló tres nominaciones al Óscar, otras tres a los Globos de Oro y dos del Sindicato de Actores de Hollywood. Hizo triplete en 2012 al ganar todos los premios por 'Beginners (Principiantes)' cuando tenía 82 años. Se convirtió en el actor más longevo de la historia que subía al escenario a recoger un Óscar. En la cinta encarnó a otro de sus personales emblemáticos, Hal, un anciano viudo que, en el final de sus días, confiesa a su familia que es homosexual y conoce a su novio.

Tiempo después volvería a recibir halagos por sustituir de manera impecable a Kevin Spacey, expulsado por las acusaciones de abuso sexual, en 'Todo el dinero del mundo' (2018) bajo los mandos de un Ridley Scott que le hizo repetir todas las escenas filmadas por Spacey en tiempo récord. "Solo teníamos nueve días para rodar y tuve el guion dos días antes del rodaje. Así que no hubo mucho tiempo para la introspección o para largos debates", señaló entonces en un encuentro al que asistió Efe el desaparecido intérprete.

Plummer falleció este viernes en residencia de Connecticut (EE.UU.) a los 91 años.