A través de la fragmentación de imágenes en las que reúne figuras, planos y contraplanos de manera aparentemente sencilla, al artista británico John Stezaker (1949) le basta a veces con el retrato de un actor o actriz para cubrir parcialmente su rostro con la postal de un paisaje o de otro rostro, fusionándola tan adecuadamente que consigue procurarle una peculiar y sorprendente expresión.
Crea su obra, que siempre se materializa por medio de collages, manipulando fotos estándar correspondientes al stock de imágenes de los estudios cinematográficos ingleses.
El apropiacionismo fue un método que comenzó a fructiferar entre los artistas estadounidenses en los años setenta y ochenta para extenderse después por toda Europa.
Stezaker ejerce de salvador, recuperando fotografías olvidadas con la intención de modificar su mensaje, pues las recorta, las pega una sobre otra, las destruye. Piensa que estas imágenes han sido creadas para ser transformadas y formar parte de su material de trabajo; así, con la intervención de su mano maestra infunde nueva vida a imágenes, aparentemente pasadas de moda, pertenecientes al cine de otro tiempo, separándolas de un contexto para llevarlas al suyo propio que es realmente lo que le interesa.
Su obra tiene claramente relación con el dadaísmo y el surrealismo, con nítidas referencias al artista belga Marcel Broodthaers y al americano John Baldessari, aunque brilla con personalidad propia.
Es considerado un maestro indiscutible por las múltiples generaciones de artistas británicos que fueron sus alumnos en el Royal College of Art donde Stezaker impartió clases de arte visual.
Con estructura de juego, posee normas que sólo él mismo conoce con una técnica que puede jugar en su contra
Nacido en Worcester (Reino Unido), realizó sus estudios en la Slade School of Art de Londres; su obra es admirada por los grandes coleccionistas de diferentes países. Desde 1969 hasta la actualidad ha mostrado su trabajo de forma individual en infinidad de exposiciones, sobre todo en el Reino Unido como también en los Paises Bajos, Portugal, Francia, Italia, China, Australia y EE UU.
Hasta cumplidos los sesenta y tres años, el mundo del arte no reconoció el valor de su obra, aunque llevaba trabajando más de cuatro décadas, proclamando la autenticidad de su trabajo, que resulta mucho más valuado en esta época tan sobrealimentada por la tecnología.
Con estructura de juego, posee normas que solo él mismo conoce, dominando una técnica que puede jugar en su contra por parecer demasiado sencilla de elaborar; el trabajo de este genuino artista nos permite entrar en un mundo lleno de intrigas a través de una corriente de seducción, donde las leyes del realismo permanecen enmascaradas por el brillo del blanco y negro recortado a tijera y de los sutiles colores, unido a la tonalidad de los virados de laboratorio. Las ideas que existen en sus obras surgen de su propia inspiración y reflexión, no formando parte de ciertas contingencias del azar ni del posible aliento de otro creador.
Stezaker cuenta con un buen aliado como es la fotografía -el medio más conocido del mundo- que comunica fácilmente con el observador que olvida de inmediato la procedencia del material de trabajo con el que nuestro artista crea sus fascinantes composiciones, mirando en escenarios que contienen densos mensajes, en el que cada una de sus piezas parece inventar una leyenda de nuevos significados, que nos remitirá a misterios escondidos en el interior de sus expresiones plásticas, para sumergirnos en un rico lenguaje visual jamás intuido en la creación técnica del fotomontaje o photocollage, yendo más allá del encasillamiento como arte conceptual.
