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Maika Makovski: “La música es ahora algo de consumo más rápido, antes era religión”

"El panorama es confuso. Cada vez que veo un videoclip de Rosalía pienso en cuánto dinero se habrán gastado"

Maika Makovski, en la imagen que ilustra la portada de su nuevo álbum.

Le damos play a ‘Reaching Out to You’, adelanto de su próximo disco, y nos encontramos con una bomba sonora muy alejada de la sencillez e intimidad de su anterior trabajo, Chinook Wind. ¿El cambio es su motor?

El nuevo disco es vital, extrovertido, vigoroso y divertido. Pienso que suelo moverme de manera cíclica. Mi primer disco era un disco muy eléctrico. El segundo era un disco más acústico, más tranquilo. El tercero era las dos cosas, eléctrico pero hacia dentro. Siempre estoy buscando aprender algo con cada nuevo álbum y eso coincide habitualmente con el hecho de que los estadios vitales suelen ser cíclicos. Con Chinook Wind había realizado una gira con el Quartet Brossa preciosa, pero por teatros, y me metí con The Mani-las, que era un grupo de rock and roll a muerte. De alguna manera, ahora recogí el testigo de The Mani-las con las ganas de volver a tener una banda y volver a hacer una gira como las de antes del cuarteto.

¿Qué sucede cuando se gira con una banda de rock?

Se produce algo muy parecido a una familia, con la ventaja de que tú la eliges. Y yo para eso siempre he tenido mucha suerte. He tocado con maravillosos músicos y maravillosas personas, que es lo más importante.

¿Repite alguien en el nuevo grupo?

Está nuestro técnico, Issac Rico, que ha venido muchas veces conmigo en solitario, y está Mariana Pérez, que estaba conmigo en The Mani-las. El resto son nuevos.

El disco está grabado entre Arizona y País Vasco. En el estudio de Tucson, colaboró Howe Gelb. ¿Qué le une a él?

Grabé en Arizona con el productor Craig Schumacher. Un día, durante una grabación, se abrió la puerta y apareció Howe Gelb, que vive a tres manzanas del estudio. Apareció porque había visto algo por Instagram y tenía curiosidad por saber quién era la persona española que estaba grabando ahí, porque él tiene mucha relación con España. Apareció un poco para golindrear. Y resulta que él y yo nos conocíamos de hacía muchos años. Precisamente, nuestro primer encuentro fue en Mallorca, en el marco del Waiting for Waits de Tomeu Gomila. Yo era telonera suya, tenía 19 años. Recuerdo que aquel día hice un concierto horroroso, me sentía muy mal, la guitarra se me desafinaba, había mucha luz en la sala, estaba muy tímida. Y cuando acabé el concierto me fui al backstage. Sólo estaba Howe, y estaba tan asustada que necesitaba un abrazo urgentemente y no había nadie más que me lo pudiera dar, y se lo pedí a él. No me lo negó. Y cuando vino al estudio en Tucson, nos dimos un abrazo, y fue como una máquina del tiempo. En el disco, pone voz en el primer single que acaba de salir y en el segundo que lanzaremos toca el piano.

Ha grabado en dos geografías diversas y alejadas. ¿Buscaba algún tipo de contraste?

Muchas cosas en este disco han sido un despropósito. Siempre que grabo un disco me digo que no voy a cometer ciertos errores, pero siempre encuentro nuevos errores que cometer. Esta vez hablé con Jairo, de DePedro. Él había ido a grabar a Arizona casi todos los discos y me lo recomendó mucho. Lo hice y me quedé contenta con la grabación pero no con las mezclas. Entonces decidí coger el disco y llevármelo a los estudios Garate, en el País Vasco, que era donde íbamos a grabar en un principio. Y le pedí a Kaki Arkarazo, de Kortatu, que lo volviera a mezclar, aparte de que grabé dos temas más que en Arizona no había sabido captar bien.

‘MK MK’, el título del disco, son las consonantes de su nombre. ¿Lo interpretamos como una reafirmación personal?

No. Para mí es sacar mi nombre de un lugar tan personal y llevarlo a unas siglas que pueden pertenecer no sólo a mi nombre, sino también a mi banda o al público. Unas siglas que pueden pertenecer a cualquiera, que pueden ser de un colectivo. Es un disco que busca en ese terreno también.

¿Espera poder presentarlo en directo este verano?

Lo espero, sí. Ahora tocamos el 24 de febrero en Madrid [Teatros del Canal] y las entradas se agotaron en hora y media. La gente tiene muchas ganas de música porque la música es algo que nos conecta los unos a los otros y, sobre todo, con nosotros mismos.

¿Regresará ‘La Hora Musa’ o no puede hacerse por las restricciones?

El programa se podría grabar, otra cosa es que La 2 tenga voluntad de hacerlo. Es una cadena pública que tiene como lema “La 2 es música”, y qué mejor momento que éste para apostar por La Hora, cuando la música lo está pasando tan mal. La cadena podría demostrar así que, en efecto, “La 2 es música”. Ahora mismo no sé qué va a pasar con La Hora.

Fondos de inversión comprando derechos a artistas, escuchas en streaming, videoclips con cifras millonarias...

El panorama es confuso. Cada vez que veo un videoclip de Rosalía pienso en cuánto dinero se habrán gastado. Son inversiones millonarias. Y tampoco sé hasta qué punto se recupera ese dinero después. Yo he cometido un gran error en este disco, que es hacerlo a la vieja usanza, que es gastarte el dinero en grabar. Hoy en día la gente graba en su casa, si eres Pitbull no, claro, te gastas el dinero en todo, y luego el dinero real lo invierten en videoclips. La música ha cambiado, se ha convertido en algo de consumo más rápido, antes la música era religión. Ahora me da la sensación de que se ve música más que se escucha.

Santiago Auserón dice que el reguetón es basura sonora y Víctor Lenore le rebate diciéndole que eso son prejuicios de viejo rockero. ¿En qué bando milita?

Yo no haría una defensa del reguetón a ultranza, me parece que hay mucha morralla. Pero también me parece que la hay en el rock. Papi Chulo, por ejemplo, es una burrada de canción. Parece un tema de Onyx, una banda de hip hop de los noventa. Lo que más me aburre del reguetón es la repetición, pero me pasa también con el blues de libro. A la hora de escuchar música, la gente ha de tener más criterio propio porque hay mucha gente sentando cátedra, y eso también es un problema.

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