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En las fauces del capitalismo

El primer volumen de ‘Invisible kingdom’ muestra la oscura realidad que se oculta tras las sectas místicas y el poder de las grandes corporaciones

Los tripulantes de la nave Perro Solar, con Grix en el centro, revisan el albarán con la última entrega de la compañía Lux. | | ASTIBERRI

Es la quintaesencia de un nuevo modo de trabajo, en el noveno arte, donde los recursos digitales resultan tan importantes como los gráficos. No obstante, este Invisible Kingdom, cuyo primer volumen lleva el título de En el camino, logró alzarse con el Eisner a la mejor nueva serie de ciencia ficción.

Pero es que, más allá de un guión realmente inteligente de Williow Wilson en donde se mezcla la espectacularidad de la saga Star Wars con la profundidad de las obras de Jodorowsky tipo La casta de los metabarones, y el dibujo sugerente y agradable de Christian Ward, es todo un manual para reflexionar sobre una sociedad capitalista en la que el triunfo y el dinero lo mueven todo. Así, el argumento nos presenta, por un lado, a una joven, Vess, que renuncia a su destino como procreadora de su medio extinguida raza para penetrar en una comunidad mística, Las Hermanas de la Severidad en busca de la espiritualidad del Mundo Invisible que le produzca una existencia más feliz. Y, por otro lado, vemos cómo los tripulantes de una nave, capitaneada por la veterana Grix, al servicio de una de la grandes corporaciones que manejan la economía del planeta, Lux, tienen que arreglar una avería en una Luna desierta, y descubren, por casualidad, que esta multinacional paga cantidades ingentes de dinero a la susodicha congregación donde ha ingresado Vess. A partir de aquí las vidas de las dos protagonistas se entremezclan y la acción se dispara en una obra trepidante que engancha de forma irremediable, aunque su virtuosismo artístico no esconda su visión amarga sobre el poder del capitalismo que acaba con una organización creada para huir de él.

Vess desfila con sus compañera de Las Hermanas de la Severidad tras su entrada en la secta con Madre Próxima a la cabeza. | | ASTIBERRI

Puede que ambos autores se hayan inspirado en sectas como Los Niños de Dios o Las Doce tribus cuyo adoctrinamiento comienza de manera progresiva con el objetivo de aislar a la víctima de su entorno. De este modo, los líderes sectarios consiguen separar a sus adectos de los parientes y amigos, haciéndolos depender de manera absoluta de esa nueva familia. Así, es muy significativo que L. Ron Hubbard, fundador de la iglesia de la Cinesiología, fuera escritor de ciencia ficción y que muchas de sus historias hayan sido llevadas al cómic para comprender que es este medio el más apropiado para realizar una crítica de las sectas.

Aún así, este Invisible kingdom es una obra esencial para los amantes de la ciencia ficción en el noveno arte, ya que la mezcla entre el diseño por ordenador y el dibujo a mano, que produce trazos difuminados y contornos casi invisibles, crea en el lector una acertada sensación onírica en un mundo en el que se enfrenta lo terrenal contra el yo interior, con conexiones inclusive con los últimos álbumes de Valerian de Christin y Mezieres o el Absolute kingdom de Mark Waid y Alex Ross.

Pero realmente esta obra sigue la estela de otras sagas con la misma profundidad literaria y trazo experimental que han maravillado al aficionado como Descender, Mirror, Ether o Black Hammer. Todos títulos imprescindibles del noveno arte más innovador.

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