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Canarismos

Qué es una raya más pa(ra) un tigre

Qué es una raya más pa(ra) un tigre

Este registro que podemos escuchar ocasionalmente en las islas obedece a un modismo más propio del español de América. Puede adoptar en sus distintas versiones la forma exclamativa o la interrogativa indirecta. En este caso, a modo de pregunta retórica con la que el hablante muestra, con socarronería y gracejo, su resignación ante un hecho negativo cuando está habituado a estos por repetirse con cierta frecuencia.

La etimología de esta metáfora de inspiración animal se explicaría por el empleo de un criollismo presente en varios países de América. Cuando escuchamos la voz “tigre”, lo asociamos de sólito al felino de origen asiático con listas negras en el pelaje de su lomo y rabo. No se trata, pues, de un animal característico del continente americano, donde sin embargo existe otro pariente suyo que también viene llamado “tigre”, pero que en realidad es el “jaguar”. El jaguar es denominado en América con distintas voces indigenistas y criollas como capiango, chacbolay, chacmool, champoltrín, otorongo, uturunco, poncho overo, tecuán, tigre americano o tigre overo. El jaguar o “tigre americano” se caracteriza, a diferencia del tigre asiático, por su pelaje de color amarillo dorado con manchas negras redondeadas (en lugar de las rayas del tigre). Y esto explicaría lo que probablemente sea la expresión originaria: “Qué es una mancha más pa(ra) un tigre”, en lugar de “qué es una raya más pa(ra) un tigre”. Esta última forma, quizás por la influencia cultural posterior fuera del contexto americano, ha terminado imponiéndose a lo que debió ser la expresión originaria (de modo tal que hoy vienen siendo utilizadas indistintamente las referencias a las “rayas” o a las “manchas” del tigre). Las “rayas del tigre” obedecerían, pues, a un estereotipo cultural alejado del contexto originario. Refuerzan esta hipótesis el hecho de que a veces se escucha esta otra versión que se aparta aún más de la original: “qué es una raya más pa(ra) una cebra”.

Con las rayas del tigre sucede algo parecido a la joroba del camello. Para entender la etimología del dicho podemos decir que probablemente nos encontramos ante un supuesto similar a lo que sucede en las islas con los camellos; en las que se llama “camello” al que en realidad es –anatómicamente– un “dromedario”. Y de ahí el dicho: “El camello no se ve la joroba” (en singular).

Estamos ante uno de esos pocos casos en los que el sujeto aleccionador es una especie animal no presente en el archipiélago. Si bien la mayor parte de los dichos y modismos se inspiran y construyen sobre metáforas de elementos del imaginario doméstico, rural o del entorno natural, en ocasiones pueden referirse a objetos/sujetos “introducidos” lexicalmente. Es lo que sucede, v. gr., con el viejo aforismo castellano otrora usual en las islas: “Paso de buey, tripa de lobo y hágase el bobo”. En el que el “lobo” no es una especie propia ni presente en Canarias, sino conceptualmente “introducida”. Lo mismo ocurriría con este americanismo que hace referencia al “tigre”.

Un contexto típico en el que se emplea la expresión puede darse cuando se pide a alguien (o se le coloca en la situación) de tener que soportar una tarea o un peso como lo ha hecho en otras ocasiones. A lo que el dicente, en tono de resignación, expresa: “Qué más da una mancha/raya más pa(ra) un tigre” (o “qué le hace una mancha más al tigre”). Dependiendo de la situación, se suele recurrir a otras formas similares, por ejemplo, cuando la autoridad gubernativa impone nuevos sacrificios a los ciudadanos, y alguien exclama con ironía: “¡Una raya más pa(ra) el tigre!”. O cuando jugando a la baraja, el equipo que va perdiendo con diferencia está a punto de retirarse y uno de sus miembros insiste: “Vamos a echar otra. Total, qué es una raya más pa(ra) un tigre” (dando por sentado que continuarán con la racha perdedora). Lo mismo que cuando en ambiente futbolero los aficionados asisten a una nueva derrota de su equipo.

Otros dichos similares que expresan mala suerte, autocompasión o resignación son: “cuando uno está salado, hasta los perros lo mean”, “pa(ra) (e)l perro flaco todo son pulgas” o “el que nace para martillo, del cielo le caen clavos”, que reflejan todos ellos el ánimo de quien se resigna frente a la adversidad. Y es que cuando uno está hecho a las dificultades y ahíto de tanta desgracia (tantas como rayas o manchas muestra un tigre), a fuerza de soportarlas termina por resignarse porque, a fin de cuentas, “qué es una mancha más pa(ra) el tigre”.

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