Curiosamente, los cortes en la partitura para cumplir las duraciones de la pandemia han favorecido la intensidad del asunto dramático, a veces premioso en la versión completa del compositor, Francesco Cilea, y bastante malo en las incoherencias del libreto. Y ha sido así por tratarse de una estructura cíclica que repite en toda su duración, transformados o no, tres o cuatro temas con intención leitmotívica.

El decadentismo verista de principios del siglo XX ensayó fórmulas novedosas por influencia de Wagner y en busca de elementos expresivos que sumar a los dogmas vocales de los dos siglos anteriores: la agilidad y el poder. Resumida, la obra cumple bastante bien esas exigencias, menos estructurales que basadas en el placer de las melodías de Cilea.

Aunque no conseguido del todo, el mecanismo funciona a condición, naturalmente, de la excelencia del elenco y la calidad sinfónica de la partitura orquestal, que contiene páginas espléndidas y es lujosa en toda su extensión. La Orquesta Filarmónica de Gran Canaria ofreció una noche excepcionalmente buena, con respuestas siempre idóneas al maestro Francesco Iván Ciampa, auténtico conductor de ópera por el incisivo control de foso y escena en tiempos, volúmenes, dramaticidad y buen gusto para el fraseo de la sensualidad melódica.

Escuchando a la soprano spinto uruguaya María José Siri en el rol protagónico, no se entiende que sea éste su debut en Las Palmas. Me atrevo a describirla como una soprano wagneriana por el color, el poder y la extensión del registro, arrollador en centro y el agudo; pero es también una lírica refinada en la delicadeza de la media voz y los poéticos filados. Espléndida voz e interpretación en el momento físico ideal. Fue ovacionada con incansable entusiasmo.

El tenor spinto toledano Sergio Escobar ha dado un salto de gigante desde su reciente presentación en las temporadas de Amigos Canarios de la Opera. Tenor “pavarottiano” por la transparencia del timbre y su calidez natural, por la pureza sin mácula de los grandes agudos y una comunicatividad de primer grado, puede ser el tenor referencial de España si cuida la belleza juvenil de su canto y persevera en el perfeccionamiento de su valiente emisión y poderoso squillo.

La prestigiosa mezzo lírica Silvia Tro Santafé lució una vez más su autoridad en la voz, siempre bella y cultivada, extensa hasta un agudo sopranil y siempre musical , como también en la madurez de su movimiento y expresividad escénica.

El barítono coreano Youngjun Park, con un joven instrumento vocal de cálido timbre, cumplió muy bien musical y teatral mente, como también el bajo In Sung Sim, ambos representantes del cualificado italianismo que se cultiva en algunos paises orientales. Y cinco prestigiosas voces canarias completaron a plena satisfacción el afortunado cartello: Francisco Corujo, Magdalena Padilla, Andrea Gens, Fernando Campero e Iván Figueira.

Voces, Orquesta y Maestro en forma admirable dieron cuenta de una función de auténtica gala pese a las circunstancias… y la menesterosa escenografía. Tenía su cosa la horrenda bóveda barroca, más parecida a una gigantesca ensalada a punto de desplomarse sobe el escenario del Auditorio Alfredo Kaus. Menos mal que no era matérica sino videográfi ca.