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Actriz y escritora / Autora de ‘Todos mienten a la noche’

Ángela Cremonte: “La gente de la cultura no son unos gandules que se levantan tarde”

| e.d. Jorge Dávila

En trece minutos de conversación telefónica no encuentra diferencias entre la actriz que se dejó ver en ‘Los hombres de Paco’, ‘Las chicas del cable’, ‘Imperium’ o ‘Amar es para siempre’ con la autora de ‘Todos mienten a la noche’, la primer novela de Ángela Cremonte (1985, Madrid). “En este libro me he desnudado, saco aspectos de mi vida que forman parte de los secretos que existen en todas las familias y que habitan en un lugar oculto”, avanza.

¿Ha sido duro levantar su primera aventura literaria?

Cuando me senté a escribir había tomado distancia con las cosas que me dolían... Sí que ha sido un proceso intenso pero no duro. El mundo de la interpretación me ha enseñado a trabajar de manera vehemente para lograr unos objetivos... Eso sirvió para endurecer mi piel.

¿A qué tipo de dolor se refiere?

Todos mienten a la noche es una autoficción y aunque los problemas que relato los esté contando en boca de otra persona, esos sentimientos no son ajenos a mi existencia. En esta novela voy con el corazón por delante; me he desnudado frente a un montón de extraños. Voy a quemarropa. Hay capítulos en los que describo escenas que encienden mi corazón y otros en los que me centro en aspectos mucho más dolorosos... El libro es una invitación a hablar de lo que nos hace daño.

En la mentira y la noche que se anudan en el título del libro da la impresión de que quiere ocultar cosas...

...Cuando te metes en la cama por la noche y apagas la luz empiezan a crujir los muebles. Ahí ya no cabe la mentira porque aunque una persona pueda seguir mintiéndose, es en esa soledad cuando se averigua que no dice la verdad... La sensación es parecida a la del momento en el que decides arrancarte una de esas tiritas que protegen una herida: cuando tiras de ella duele, pero antes de que eso pase ya cumplió su función, ¿no? La mentira nos protege y uno/a no siempre está dispuesto/a a oír la verdad porque sabe que su dolor es mucho más intenso.

Todas las familias son revisitadas por sus fantasmas y ocultan algún “trapo sucio” en el armario, ¿esta no deja de ser una historia de secretos familiares?

Esos tabúes forman parte de la idiosincracia familiar y siempre cuesta mucho ponerlos sobre la mesa porque conforman unos nudos complicados de desatar.

¿Además, es más sencillo hablar de los nudos de otros?

Desde luego, eso nos cuesta mucho menos... Esos tabúes familiares pinchan en hueso y suelen estar conectados con miedos y dolores que se generaron en la infancia. Da mucho canguelo hablar de ellos, pero cuando lo haces es liberador.

¿Qué nos vamos a encontrar en ‘Todos mienten a la noche’?

Una historia que nos va a resultar familiar... Una autoficción que ubico en mi familia, que no es distinta a cualquier otra, es decir, que he construido una metáfora de algo que está muy próximo a nuestras vidas... Yo he mirado a la mía con unos ojos más inquisitivos para contar esta trama.

¿Y qué encontró?

Aproveché un suceso real que le ocurrió a un miembro de mi familia como punto de partida, puse distancia con ese hecho y succioné la parte que quería contar. El arranque es mi trastatarabuela, la madre de mi tatarabuela y la última mujer de mi eslabón familiar que encontré... Se llamaba Eufrosine y nació en un pueblo muy pobre del norte de Italia en 1856... Los tuvo tan ortogonales como para meterse en un barco siendo una niña y huir con destino a América de la miseria y del hambre. Es la historia de una exiliada que busca ofrecerle una segunda oportunidad a su vida y que más adelante enlazó con la llegada de mis padres desde Argentina a Madrid, ya en los años 70 del siglo pasado. En esta novela no solo ficciono mi infancia sino los miedos de muchos argentinos que se encerraban en un cuarto de baño, no para buscar una lentilla sino en busca de su identidad...

“La interpretación me ha enseñado a trabajar de manera vehemente para lograr unos objetivos”

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¿Nos vamos a encontrar a una Ángela Cremonte muy distinta a la que vimos en ‘Los hombres de Paco’, ‘Las chicas del cable’ o ‘La voz dormida’?

No... En el mundo de la televisión o el cine solo he mostrado una parte de lo que soy y aquí hay otra. Esto es una declaración de intenciones sobre las cosas que fluyen en mi interior y que quiero contar a través de las páginas de esta novela.

¿Cómo espera que la reciban sus lectores?

No lo sé... Espero que de la mejor manera posible porque yo he puesto el corazón contando esta historia. Cuando pones el alma en lo que haces, aunque no seas perfecta, aparece una chispa en los corazones ajenos. Soy una actriz emocional y sensible y eso también está en mi escritura. Mi deseo es que aprovechen al máximo este viaje sensorial.

¿Viene para quedarse en la industria literaria?

Escribir este libro no supone tener que alejarme de mi profesión de actriz... Todo el mundo sabe que no es fácil publicar una novela, pero yo escribo desde hace años. Uno de los problemas de esta sociedad es el uso que se le quiere dar a las etiquetas para ordenar las cosas... Aunque no es el único que afecta al mundo de la cultura.

¿A qué se refiere?

Al desprestigio con el que algunas personas tratan a los artistas. La gente de la cultura no son unos gandules que se levantan tarde. Crear cultura en este país es un proceso complejo y, a veces, muy criticado.

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