La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Luis Miranda: “Los festivales tratamos de que el cine se mantenga como acontecimiento”

“La novedad más radical de este año es que tenemos por primera vez programación online”, revela el director del Festival de Cine de Las Palmas

Luis Miranda, director del Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria. | | LP/DLP

Luis Miranda, director del Festival de Cine de Las Palmas desde 2015, revela las claves de la vigésima edición de la gran cita cinematográfica, que celebra su aniversario en un contexto marcado por la pandemia, sin que incida en su vocación de mostrar las cinematografías que brillan en el panorama actual.

La vigésima edición del Festival de Cine de Las Palmas se enfrenta en su efeméride al escenario más insólito de su trayectoria. ¿Cómo se ha reconstruido el esquema en el marco de restricciones de la pandemia?

La clave es que el esquema básico de programación se mantiene, pero los contenidos son otros, porque ha pasado un año desde la edición que cancelamos en 2020. Ya entonces nos estábamos preparando para el cambio de sede en Cinesa El Muelle, Miller y Elder, así que lo que ha habido que implementar han sido las medidas de restricciones en términos de distanciamiento social y bloqueo de aforos. Quizás donde más hemos sentido la novedad ha sido en las rutinas de organización y trabajo, y en que cambia el modo de uso, porque quizás la novedad más radical es que tenemos por primera vez programación online. Por lo demás, la oferta del Festival es la misma.

Este número redondo rinde homenaje a los cineastas Asghar Farhadi, Isaki Lacuesta, Víctor Moreno, Julie Delpy y Claudio Utrera. ¿En qué medida es también un metahomenaje a la trayectoria del propio Festival a través de estos nombres?

Efectivamente, se trata de cineastas que representan claramente este inicio de siglo, es decir, el cine de estos últimos 20 años, pero que además han estado vinculados al Festival y que, con la exhibición de sus trabajos, también nos han ayudado a definir el Festival. Así como en el 10º aniversario rendimos homenaje a Jia Zhangke, que nos parecía el cineasta de la época, este 20º aniversario elegimos y diversificamos los homenajes a un cineasta local, uno nacional y dos internacionales, así como a Claudio Utrera como creador del Festival. Estos homenajes no son solo un tributo a su aportación al arte cinematográfico -que es, bajo mi punto de vista, incuestionable-, sino a que también han definido nuestro criterio a la hora de programar.

La vocación primera del Festival -y del grueso de festivales- estriba en mantener vivo el diálogo en torno al arte cinematográfico, desde sus tendencias y contradicciones a sus distintas posibilidades. ¿Cuál es el papel que desempeñan hoy los festivales ante la incertidumbre y cambio de paradigma del sector?

El discurso de los festivales es a veces confuso, porque da la impresión de que escenificamos una especie de fisura entre vías distintas de creación cinematográfica. Y algo de eso hay. Pero lo que está claro es que los festivales siempre tratan de escenificar la diversidad frente a un mainstream con unas acotaciones mucho más claras en cuanto al tipo de cine que se consume. Por tanto, los festivales, por un lado, quieren dar cuenta de una diversidad cultural, estética y geográfica mucho más amplia, pero, al mismo tiempo, son también un modo de conectar con ese relato de la historia del cine, que tiene unos 120 años, porque lo que interesa a los festivales es explorar el cine como arte y como lenguaje.

¿Cómo define el criterio de programación del Festival de Cine de Las Palmas, que conforma su sello identitario y su lugar propio en el mapa internacional, a lo largo de estos 20 años?

En el sentido que comentaba antes: los motivos por los que elegimos unas películas u otras tienen que ver siempre con el lenguaje cinematográfico y el modo en que los cineastas exploran ese lenguaje; no tanto con la invención de formas, que quizás sea un parámetro demasiado ambicioso, pero sí con la sinceridad con la que se indaga en las posibilidades del cine. A lo largo de estos 20 años, hemos podido seguir cómo ese “otro cine” que se proyecta en los festivales realmente renovaba el medio cinematográfico como forma de arte y de lenguaje. Por lo tanto, nosotros tratamos de visualizar eso pero sin que el discurso sea otro que el que provoca el propio contacto entre las películas, es decir, no queremos imponerlo a través de un discurso exterior, sino dejar que las películas hablen entre sí y con el público.

¿Y se resignifica su papel como espacio de encuentro en torno a la experiencia colectiva del cine como acontecimiento?

Y de participación, sin duda. El cine como experiencia cultural en el siglo XX fue siempre una cosa que pasaba con un público reunido en una sala, y eso le daba valor de acontecimiento y de participación, aunque esta última fuera en silencio. Pero lo que está muy claro es que esa experiencia es algo muy diferente a estar en casa y elegir en un menú entre serie de posibilidades, que son cada vez mayores y que, para cinéfilos de mi edad, era algo inimaginable hace 15 años. Los festivales tratamos de mantener esa tensión de sentirse parte de un acontecimiento irrepetible, a sabiendas de que hoy una película es cualquier cosa menos un acontecimiento irrepetible, porque al menos una parte va a acabar siendo visible muy pronto y de forma relativamente sencilla. Y eso cambia el deseo o, más bien, cambia el modo de relacionarnos con las películas como algo que moviliza el deseo. Esto es algo a lo que somos sensibles y que nos gusta explorar y seguir, porque los festivales somos el observatorio de esos cambios y, al mismo tiempo, somos los que tratamos de que siga abierta esa posibilidad de que el cine se mantenga como acontecimiento.

Con todo, ¿cuáles son sus expectativas con respecto a esta edición que hoy comienza?

Mi expectativa fundamental es que el balance final del Festival sea: contagios cero. Todo lo demás, me parece secundario (Risas). Pero aparte de eso, mi confianza es absoluta en que todo va a salir perfectamente en todos los sentidos, y que la programación va a interesar. Sabemos que la experiencia de usuario va a ser distinta a la de otros años, pero esa transición hay que hacerla y la afrontamos con la conciencia de que el producto está bien elaborado y armado para que lo disfruten todos los que quieran.

Compartir el artículo

stats