“Aquí estoy frente al pelotón de fusilamiento”, dice Rodrigo García con guasa a la hora de enfrentarse a la prensa cual Aureliano Buendía. Y no por ser el importante director de cine que es, sino porque ha decidido situarse en el mismo terreno que su padre, Gabriel García Márquez, la escritura. Si hace unos pocos días, en este diario presentaba su último trabajo como realizador con Glenn Close, ahora, desde Buenos Aires, y a través de Zoom, habla de ‘Gabo y Mercedes: una despedida’ (Literatura Random House), un libro emocionante en su contención en el que relata las últimas tres semanas de vida del patriarca en el 2014. García sabía que el libro, escrito en inglés –“porque es el idioma en el que escribo los guiones y con el que tengo más soltura y velocidad”, dice consciente de la ironía-, no podría ser publicada mientras su madre viviera. Pero la vida de Mercedes Barcha, la ‘Gaba’, se acabó el verano de la pandemia y el libro, en el que también habla de ese final, se le impuso.

“Intenté encontrar el balance de los recuerdos personales sin ser demasiado sentimental, demasiado indulgente conmigo mismo. También tomé la decisión de no nombrar a nadie del círculo más íntimo de mi padre, más allá de mi madre mi hermano Gonzalo y Álvaro Mutis que le precedió un año en la muerte”, explica. La idea inicial era cumplir por él el imposible deseo del escritor de relatar su propia muerte, él que tantos finales imaginó para sus personajes. “Bueno, esa es una de las excusas que me he dado a mí mismo para hacerlo, porque en realidad nadie puede escribir por otro”. Y es que con la muerte, asegura, “los padres se convierten en figuras gigantescas [sí, también ocurre con García Márquez] aunque después del tránsito las veas con más claridad y puedas reconocer también sus defectos”. Y con el estilo desencantado típico de la familia explica como “la vida tiene un gran sentido del humor, ya que con el paso del tiempo uno se parece cada vez más a su padre”.

La magia de los pájaros

El libro recoge historias hermosas y poco conocidas. Algunas se diría que inventadas por el mismo Gabo si no fueran reales. Como el descubrir que el día en que murió, un Jueves Santo, un pájaro desorientado chocó al parecer contra el vidrio de una ventana de la casa familiar y fue a caer en la butaca favorita del autor. Pues bien, Úrsula Iguarán, uno de los grandes personajes de ‘Cien años de soledad’, murió precisamente un Jueves Santo y poco después varias aves se estrellaron contras las paredes de la casa. ¿Realismo? ¿Mágico? Quizá.

También tiene palabras Rodrigo para la actual Colombia atenazada por la insatisfacción y los muertos. “¿Qué ocurre en Colombia? Una tormenta perfecta: años de injusticia social, gente harta del narcotráfico y violencia, del abuso de la policía, golpeada por la pandemia y por los impuestos a la clase media y a los trabajadores. A Gabo le daría mucha pena y seguro que se hubiera involucrado en las propuestas”. Por eso no le extraña que los fragmentos de Cien años de soledad en los que se relata la masacre de los trabajadores de las bananeras de 1928 sean hoy uno de los textos que acompañan a los colombianos en su lucha.

Hagan ustedes que lo que quieran

Inevitable es también preguntarle a Rodrigo García por los dos proyectos audiovisuales basados en la literatura de su padre que él va a producir. El primero, la 'Noticia de un secuestro' como serie para Amazon Prime está bastante adelantado, mientras supervisa el trabajo del portorriqueño José Rivera, guionista de 'Cien años de soledad' para Netflix, una serie que mostrará las andanzas de los Buendía a lo largo de dos temporadas. ¿Qué ha cambiado ahora para que se pueda filmar esa historia, cuando Gabo se negó repetidamente a que fuera llevada a la pantalla. Lo que ha cambiado es el formato. Mi padre nunca pensó que se pudiera hacer una película de varias horas, también temía que se rodara en inglés, con estrellas de Hollywood y el efecto fuese muy extraño. Pero Netflix ha propiciado las producciones en los distintos idiomas locales que se pueden ver en todo el mundo. Así que se rodará en castellano y si es posible en Colombia”. Además, añade, está la definitiva bendición del padre: “Cuando yo no esté ustedes hagan lo que quieran”.