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El patrimonio artístico del Gobierno

La sede de Presidencia del Ejecutivo regional en Las Palmas de Gran Canaria acoge una colección de cuadros y esculturas de los grandes artistas de las islas

El patrimonio artístico del Gobierno

Las paredes de la edificación que alberga la sede de la Presidencia del Gobierno de Canarias en Las Palmas de Gran Canaria, radicada junto a la Plaza Doctor Rafael O’ Shanahan, ilustran varias páginas de la historia del arte de Canarias a través de los paisajes de sus cuadros y el contorno de sus esculturas. La colección artística del Gobierno de Canarias engloba alrededor de 130 obras de arte en su sede grancanaria, donde conviven los mundos plásticos de las figuras referentes que apuntalan el imaginario artístico de las islas a lo largo del último siglo.

El patrimonio artístico del Gobierno

Además, la mayoría de los nombres que embellece las salas, antesalas y pasillos del inmueble han sido distinguidos con el Premio Canarias en la modalidad de Bellas Artes e Interpretación que concede cada año el Ejecutivo regional, desde el pintor indigenista Felo Monzón, en 1984, en la primera edición de los galardones, a los mundos sensoriales del artista Fernando Álamo, en 2014.

El patrimonio artístico del Gobierno

«Los cuadros dan mucha vida y color al edificio, además de que la colección abarca las obras de los más grandes y estos representan, a su vez, al patrimonio artístico de toda la comunidad canaria», señaló Ángel Víctor Torres, presidente del Gobierno de Canarias, en un recorrido en torno a algunas de las pinturas y esculturas más destacadas de la colección oficial expuesta.

El patrimonio artístico del Gobierno

Esta antología artística comenzó a fraguarse en la pasada década de los 80 a partir de la política de adquisición de obras iniciada por Jerónimo Saavedra desde su primera etapa al frente del Ejecutivo regional, que puso las primeras pinceladas coloristas a la casa oficial con obras de Felo Monzón, Cristino de Vera y Antonio Saura.

El patrimonio artístico del Gobierno Nora Navarro

«Por supuesto, para mí era imprescindible que todo despacho, fuera público o privado, tuviese cuadros en las paredes y esculturas encima de las mesas», rememora Saavedra, quien continuó esa práctica a lo largo de su trayectoria política, incluso, en su etapa como Ministro en los años 90, donde quedó fascinado ante un cuadro del pintor palmero Gregorio Toledo que heredó en su etapa como ministro de Educación.

El patrimonio artístico del Gobierno Nora Navarro

Joyas

Aunque algunas obras permanecen en su rincón específico e invariable en despachos o zonas comunes de Presidencia, otras piezas siguen un esquema de rotación que responde, la mayoría de las veces, a un criterio de actualidad, relevancia o tributo.

El patrimonio artístico del Gobierno

Esta es la razón por la que la antesala del despacho presidencial exhibe una pintura en formato grande de la artista Lola Massieu, pionera de la abstracción en Canarias, de quien este 2021 se conmemora el centenario de su nacimiento (Las Palmas de Gran Canaria, 1921-2007). Bajo el título Un mundo en descomposición (1990), este gran óleo sobre lienzo se inscribe en la última etapa de la producción pictórica de Massieu, en la que la artista abre su paleta de colores y lenguajes para conjugarla, a un tiempo, con un posicionamiento de reflexión y denuncia social más activista.

Esta pieza, que refleja la búsqueda inagotable de Massieu en su encuentro y desencuentro con respecto a la contemporaneidad, fue cedida al Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) para la gran muestra retrospectiva Inquietud abstracta, exhibida entre 2016 y 2017. Además, la colección cuenta con una segunda pintura de Massieu, fechada en 1963.

Las formas experimentales de Un mundo en descomposición toman el relevo a la pintura Fósil Anfibio (1975), de César Manrique, que coronó esta misma sala con motivo de su centenario el pasado 2019. Esta pieza del artista lanzaroteño en técnica mixta sobre lienzo se enmarca en la etapa del regreso a su isla natal después de su periplo neoyorquino y revela ese ideario marcado por su defensa del medioambiente y la simbiosis entre naturaleza y arte. Ahora, este cuadro se ubica en la antesala de vicepresidencia.

En el mismo despacho presidencial se recorta la inconfundible Espiral. Viento de Balos (1977), de Martín Chirino, una escultura en hierro forjado que se erige en símbolo identitario del maestro de la fragua y que parece esculpida por la brisa. «Esta es la espiral de la pandemia», ironiza Torres, en relación a las retransmisiones televisivas desde la sede presidencial a lo largo de la crisis del coronavirus, con la espiral como telón de fondo.

Además, esta insignia del herrero fabulador también arropa en segundo plano las imágenes proyectadas en el gran salón de actos, donde se exhibe el segundo medio de expresión que cultivó Chirino: el dibujo. Su gran serigrafía Espiral del viento (1991) descubre un grabado realizado sobre papel y cobre, basado en la reinterpretación de una figura escultórica ya realizada que adopta la configuración esquemática del diseño de la escultura.

Asimismo, Pepe Dámaso se erige en el artista más representado en los distintos despachos y salas del conjunto espacial, con un total de nueve obras adquiridas como parte del catálogo del Gobierno. Entre ellas, su obra Mafasca (1981) arropa con sus tonalidades etéreas en color pastel el despacho de Vicepresidencia. Precisamente, este mes se hacía pública la adquisición, por parte de la Viceconsejería de Cultura y Patrimonio Cultural del Gobierno canario, de una relación provisional de 29 obras de Dámaso, seleccionadas bajo el criterio de representación de todos los periodos creativos del artista agaetense.

También el artista Manolo Millares es uno de los más reproducidos en distintos espacios del edificio, con un lugar privilegiado para sus emblemáticas arpilleras, su material expresivo por excelencia, que luce su Cuadro nº 12, en formato grande, exhibido en el salón de actos.

Luego, el sendero que se abre camino hacia todas las estancias citadas pasa inevitablemente junto al Paisaje en rojo (1991), pintura en acrílico sobre lienzo del artista Baudilio Miró Mainou, de quien también se conmemora este año el centenario de su nacimiento (Madrid, 1921-Las Palmas de Gran Canaria, 2000). Su evocación enrojecida de la geología insular, así como de las texturas, sombras y relieves de sus paisajes rocosos, iluminan el acceso hacia el corazón del edificio, situado en el extremo contrario al Fósil Anfibio de Manrique.

Numerosos nombres completan este legado artístico, encabezado, a partir de esta enumeración, por piezas de Fernando Álamo y Segunda Herrera, seguido de obras de Juan Ismael, Toni Gallardo y Óscar Domínguez. En definitiva, una colección artística diversa que entraña una parte del relato de la historia del arte en Canarias y que embellece el espacio donde late el pulso del devenir diario de las islas.

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