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Filosofía Ernesto Castro Filósofo

Ernesto Castro: «En el campo de la ética lo natural se expresa por la generosidad»

El filósofo Ernesto Castro, que ofreció la charla ‘Hacia una ética de la generosidad’, en una imagen reciente. | | JOSÉ LUIS ROCA

El filósofo Ernesto Castro (1990, Madrid) acaba de participar en el ‘IV Meeting de Filosofía Intercultura’ que tuvo lugar en el Gabinete Literario de Las Palmas de Gran Canaria, junto a Markus Gabriel y Juan Ezequiel Morales, con su conferencia titulada ‘Hacia una ética de la generosidad’ que se engloba en su sistema filosófico del naturalismo genérico. «La virtud principal es la generosidad por encima del resto», señala.

¿De qué trata su ponencia Hacia una ética de la generosidad?

Es una exposición de la parte ética de mi sistema filosófico, el naturalismo genérico. Lo que voy a explicar es cómo esta filosofía naturalista que considera que los géneros existen, se aplica al campo de la ética. La tesis que quiero sostener es que la virtud principal es la generosidad por encima de las cuatro virtudes cardinales tradicionales: la fortaleza, la templanza, la prudencia y la justicia, y también por encima de las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad.

Expóngame, entonces, su sistema filosófico de naturalismo genérico.

Como tesis básica afirma que lo natural existe, pero no es algo dado y fijo de antemano sino aquello que genera nuevas posibilidades. Lo natural no está constituido como inevitable sino que es la capacidad de producir nuevos fenómenos. Lo natural se va cosificando u objetualizando en determinados géneros. Es la capacidad genérica o generadora de la naturaleza. Desde un punto de vista filosófico, de lo que se trata es de estudiar cómo este elemento natural aparece en diversos campos de sentido o géneros, así, por ejemplo, en el género del arte, la naturaleza se expresa bajo la forma del genio. En el campo de la ética lo natural se expresa por medio de la generosidad, es decir, que, por medio de ella, no solo se ayuda a los demás, sino que se crean nuevos valores y, a veces se incluyen nuevos sujetos éticos en la comunidad. Por ejemplo, Sócrates al sacrificarse por su ciudad no está haciendo el bien a nadie, pero está creando nuevos valores, como el del patriotismo crítico. O las personas que cuestionan el especismo están siendo generosas porque incluyen en la comunidad moral a los animales.

¿Da clases de filosofía por youtube?

Soy un profesor de filosofía al que invitan a dar conferencias y estos materiales, a veces, se publican en formato de libro y, en otras, se suben a youtube. No están hechas ex profeso para este canal. Yo tengo uno de documentación, de archivo en que subo los vídeos de las charlas y clases que doy, pero no por youtube sino grabados en otros contextos. Cuento con 100.000 suscriptores.

Se dice de usted que tiene un pie en el submundo de internet y otro en el conocimiento académico más clásico y que parece entender bien cómo articular un discurso crítico y constructivo digerible para la juventud.

La filosofía, a diferencia de ciencias o disciplinas, usa un lenguaje coloquial y debe elevarse desde el prejuicio al juicio. Debe partir acerca de cómo la gente habla sobre determinados asuntos e intentar, a partir de ahí, purificar esas creencias, resolver ciertas paradojas o revisar ciertos mitos, pero en filosofía no hay una diferencia tan clara entre docencia e investigación, entre la divulgación y el estudio, porque uno puede estar investigando cosas muy de detalle, por ejemplo, acerca del concepto de lo bueno o de generosidad, pero eso luego tiene una transmisión y una aplicación al campo de lo real, es decir, que no se trata tanto de que yo tenga unas virtudes retóricas que me permitan conectar con el público sino simplemente, que la filosofía per se es una disciplina que se caracteriza por dos cosas: por ser interdisciplinar, que trata de múltiples aspectos, que en principio, debería ser del todo y también debe tener ese carácter asequible, aunque posea su lenguaje técnico debería ser comprensible por cualquiera porque trata los problemas comunes y que cualquiera se plantea.

Su tesis es que todo el mundo es filósofo, ¿no?

Todo el mundo cuando se pregunta por cuestiones como el bien, la verdad, la belleza, la justicia o la identidad está hablando de problemas filosóficos. Cuando la filosofía no da la batalla, no regresa a la caverna o no está presente en los medios de comunicación es sustituida por la ideología, la religión y pseudofilosofías. Todo el mundo filosofa, aunque sea a un nivel mundano y de la calle y los filósofos han de partir de ello para intentar extraer los conceptos válidos y refutar los falsos, los mitos en ese pensamiento popular.

Todos filosofamos y los filósofos han de intentar extraer conceptos válidos del pensamiento popular»

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También se dice de usted que es provocador, original y heterodoxo. ¿Qué opina al respecto?

No intencionadamente, es decir que, en filosofía, como en todos los demás campos, nada surge de la nada. La originalidad será porque me remonto a los orígenes no porque pretenda ser creativo, espontáneo o arbitrario. Mi intención es abordar temas fundamentales, no irme por las ramas y, en ese sentido, supongo que las personas que van a los orígenes y la raíz de las cosas son radicales y originales.

¿Es un transgresor con sentido del espectáculo?

Los aspectos estéticos y retóricos de la filosofía no son algo despreciable y para hacerse comprender y notar se tiene que recurrir a trucos que, por lo demás, están en Platón, porque tanto en él como en Sócrates figuran la provocación, la ironía, el recurso literario o la poesía. Lo único que hago es seguir esa línea filosófica que entiende que no tiene por qué ser aburrida, un muermo imposible de leer, sino que, como digo, ha de partir de esa filosofía mundana para elevarse hacia los conceptos e ideas más generales.

Realizó su Trabajo Fin de Máster sobre la cuestión del consentimiento desde un punto de vista parfitiano. Explíqueme esto.

Estudié la licenciatura en la UAM. Después hice el máster de Filosofía Analítica en Barcelona y el doctorado en la Complutense, donde he dado clase, así como en la Universidad de Zaragoza y actualmente en la UAM. En Barcelona, en la Pompeu Fabra fue donde presenté el trabajo final de máster que estudiaba las relaciones entre el concepto de consentimiento y el de bien. La diferencia entre ambos es que el primero es una cuestión de sí o no, sin término medio, mientras que el bien, como ya estudió Platón tiene grados, es decir, que siempre se puede pensar que algo es mejor o peor que otra cosa. El bien es una escala de grises frente al consentimiento, blanco o negro. Parfitiano era un autor que me interesaba mucho, Derek Parfit, un filósofo analítico en cuyo libro Sobre lo que importa expone sus críticas a la idea del consentimiento y de cómo no debe identificarse con el bien, es decir, uno puede consentir cosas que le son negativas o, al contrario, recibir bienes sin consentirlo.

Tiene múltiples libros publicados...

Sí, por ejemplo, El trap era un estudio sobre la música urbana española vista como la meta música de la crisis, es decir, no solo un sonido sino un estilo de vida. Tuvo un éxito bastante grande, con una tercera edición ya. Ética, estética y política es un libro de ensayos en que abordo las conexiones entre estos tres campos viendo cómo lo bueno a veces no tiene por qué ser bello ni políticamente útil y que es normal que haya conflictos entre la ética y la política. Realismo poscontinental fue mi tesis doctoral donde analizo a autores contemporáneos, entre ellos a Markus Gabriel. Memorias y libelos del 15M incluye una revisión de lo que sucedió en las plazas y acampadas de 2011 y el libro que acaba de publicarse, Otro palo al agua, recoge un conjunto de textos de crítica cultural donde analizo los asuntos filosóficos que pueda haber en la literatura, los reality shows, la televisión, el cine o las series televisivas.

También cuenta con varios poemas…

Empecé a escribir literatura y siempre me interesó el aspecto formal de cómo la filosofía tiene también un componente estético, artístico y bello, con lo que cuento con diversos poemas que han sido antologados en varias colecciones de poesía. Ahora me encuentro escribiendo unos diálogos a la manera platónica jugando con los límites entre la filosofía y la literatura porque la primera es una forma de la segunda. La filosofía es la disciplina a medio camino entre la ciencia y la literatura, que aborda asuntos que no son puramente gratuitos, pero tampoco estrictamente científicos o fácticos. Me suelen calificar como pensador y como escritor porque no solo me interesa la filosofía como contenido sino como forma y ahí la literatura es fundamental.

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