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La arquitectura necesita una visión igualitaria

El libro GAC consigue el objetivo y lo trasciende de que la perspectiva de género, junto a la concienciación ambiental, constituyan la armadura que permitirá alcanzar los lugares que todos y todas anhelan para vivir. El estudio navega desde la recuperación, como diría Foucault, sin hacer arqueología del pasado sino trayendo a hoy todas las aportaciones que se producen en 2019 desde lo local hasta lo global, y desde la experiencia pasada a la futura

Paseo urbano comentado con perspectiva de género en el Encuentro Internacional de Género, Arquitectura y Ciudad, en Las Palmas de G. C. María Rodríguez Cadenas

Como explica Chantal Maillard en La baba del Caracol “crear” es la voz culta, y por tanto teológica, de “criar”. El de creación es un concepto que, en su acepción metafísica, designa la necesidad de un punto de partida para el razonamiento. Es ese debate tan necesario desde perspectivas múltiples el que se propone este volumen sobre el urbanismo y la arquitectura desde la perspectiva de género.

La arquitectura necesita una visión igualitaria

En 2019, Marca Púrpura, con la coordinación e impulso de las arquitectas Elsa Guerra, Noemí Tejera y Evelyn Alonso, organiza El Encuentro Internacional GAC: Género, Arquitectura y Ciudad. Desdela Universidad de Las Palmas de Gran Canaria acogimos la idea como una oportunidad muy importante para que en nuestra universidad se produjera una confluencia que tratara la arquitectura y el género como marco de reflexión del cual es fruto la presente publicación. Desde el primer momento la Escuela de Arquitectura de la ULPGC mostró su máxima colaboración junto con diversas instituciones públicas y entidades profesionales, cuyas aportaciones fueron básicas para que dicho proyecto se materializara.

Como plantea GAC, en estos momentos de profundo cambio social, en los que la arquitectura vuelve a revisar sus instrumentos y procesos, en los que las ciudades afrontan una profunda regeneración, es fundamental la asunción de la perspectiva de género, que, junto a la concienciación ambiental, constituyen la armadura que permitirá alcanzar los lugares que todas y todos anhelamos para vivir. A lo que se une la ambición de contribuir a la mejora de la arquitectura y la ciudad en Canarias.

De entrada, me gustaría adelantar el final, sin que sea un spoiler, la publicación consigue este objetivo y lo trasciende. Cuando he terminado de leer todas las ponencias, comunicaciones y aportaciones de grupos feministas me he quedado deslumbrada por su gran calidad y porque estamos ante una obra única a la que le auguro no sólo trascendencia nacional sino también internacional.

La demostración de que la arquitectura necesita una visión igualitaria nos la demuestra, por ejemplo, que, de las 39 ediciones del Premio Pritzker, máximo galardón en este ámbito, sólo tres mujeres lo han ganado: Zaha Hadid (2004), Kazuyo Sejima (2010, junto a Ryue Nishizawa) y Carme Pigem (2017, junto a Ramón Vilalta y Rafael Aranda).

Respecto al panorama español, como explica Inés Sánchez de Madariaga, en su artículo: Género y urbanismo en España: tres décadas de investigación 1990-2020. En este periodo hemos asistido a nivel nacional a un importante avance en materia igualdad entre hombres y mujeres, que se ha manifestado en distintos campos de las políticas públicas, incluidos el urbanismo, la vivienda y la arquitectura. Estos avances se han configurado a partir del trabajo complementario llevado a cabo por mujeres feministas desde tres ámbitos de acción y pensamiento: la academia, el activismo y las instituciones.

Ese trabajo coordinado y confluyente es del que es producto este precioso volumen. Supone también la maduración de un trabajo que lleva impulsando Elsa Guerra cuando apenas había reflexiones sobre el género en el ámbito del urbanismo o la arquitectura en Canarias. De hecho, en el año 2006 impulsa en el Colegio de Arquitectos de Canarias los Debates Púrpura que fueron el germen de la Asociación de Mujeres Arquitectas de Canarias, Marca Púrpura, creada en 2008. Recuerdo la participación de Flora Pescador, que también escribe en este libro, sobre cultura ambiental del territorio, con reflexiones claras y rotundas respecto a la necesidad de una forma de construir distinta e inclusiva con la visión de las mujeres en parámetros de igualdad.

Siguió después Marca Púrpura con las charlas de la azotea que han servido para reunirnos a mujeres profesionales de distintos ámbitos y reflexionar sobre cuestiones comunes durante estos últimos años hasta hoy. Estos encuentros se caracterizan por la visión inclusiva desde temas tan variados como el arte, la gestión en los museos o en la música, entre muchos. Porque como se dice en estas páginas: “Ser libre es construir un mundo en el que se pueda ser libre”. Totalidad e Infinito, (Lévinas 2002). De hecho, el equipo de Marca Púrpura siempre ha entendido que cualquier acción sobre el espacio libre ha de conjugar disciplinas como la geografía, el urbanismo y la arquitectura, pero también el diseño urbano, la economía, el derecho, la filosofía, la sociología, la historia, la psicología, las ciencias políticas, el trabajo social, el arte y hasta el video juego (que también se recoge como herramienta de cambio social en la publicación).

En medio de ya una actividad intensa nos ha cogido la irrupción de esta cuarta ola del feminismo, un movimiento imparable ampliamente apoyado por la mayoría social en nuestro país. Las últimas manifestaciones del 8 de marzo han hecho que se unieran muchísimas mujeres y hombres lo que ha producido un cambio cualitativo y cuantitativo que se ha traducido no sólo en la opinión pública sino también en el debate estudiantil y universitario incluso en las nuevas metodologías de investigación que han incorporado el género. Y han aparecido recientemente grupos de investigación en todas las áreas desde la medicina, el derecho, las ciencias sociales, o las técnicas como la ingeniería o la arquitectura dentro de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria que abordan su ámbito desde una óptica inclusiva. De esta confluencia también con profesionales, activistas y distintos colectivos feministas es fruto esta obra.

Datos del libro


GAC. Encuentro Internacional de Género, Arquitectura y Ciudad


Elsa Guerra Jiménez, Evelyn Alonso Rohner y Noemí Tejera Mujica (coords.) ULPGC ediciones


El libro tiene muchos hilos conductores que establecen relaciones entre las distintas ponencias. Ha tenido un papel relevante en este encuentro el trabajo de pioneras en este ámbito como es el caso de Inés Moisset. Ella explica cómo al trabajar sobre metodologías de investigación a través del proyecto arquitectónico fue descubriendo sus vacíos. Todos esos vacíos tenían que ver con la ausencia de las mujeres en el relato de procesos de diseño en los libros de arquitectura. Con un grupo de otras colegas empezó a trabajar en un proyecto para las redes, ya de gran prestigio y consolidado, a partir de la publicación diaria de la biografía de una arquitecta. Así se inició el blog Un día / una arquitecta en 2015. En este momento hay 70 editores que trabajan para visibilizar la labor de las arquitectas.

En la misma línea, insiste Evelyn Alonso Rohner cuando señala que hoy nadie niega que hubo arquitectas potentes, incluso muy influyentes, dedicadas al proyecto. Es el caso por ejemplo de Lina Bo Bardi, Eva Spiro. Alison Smithson y otras. Ellas tuvieron cierto reconocimiento; pero también es cierto que muchas pasaron al olvido absoluto. La labor de las mujeres con capacidad de influir o crear opinión y corrientes de pensamiento, aún se encuentra en una situación poco conocida. Y sin embargo este campo, siendo silencioso, puede ser más determinante de una realidad que la propia obra construida. Y teniendo en cuenta todas esas aristas históricas aborda Eva Llorca Afonso a clientas visionarias que a través de Mies impulsaron la modernidad.

Dentro del espacio construido con perspectiva de género, en la obra aparece la interesante aportación de Anupama Kundoo que desde una visión global alude a cómo no podemos obviar en relación a la construcción y al urbanismo a las fuertes divisiones de clases entre quienes tienen hogares y quienes jamás los tendrán y para ello se refiere no sólo a la experiencia de Copenhague o Berlín sino también a la de Bombay.

Y enlazando con estas reflexiones entiende Noemí Tejera Mujica que hay que pensar desde lo colectivo para dar respuesta a nuestras múltiples individualidades. A su juicio, se nos plantea una trampa lingüística -perversión en el lenguaje-, ya que hablamos de espacio libre, cuando en realidad el espacio es de todo menos libre. Al contrario, nos encontramos con un espacio jerarquizado que no contempla la diversidad de sus usuarios. El espacio libre de las ciudades otorga privilegios a algunas personas y se los arrebata a otras. Ante la aparente neutralidad del lenguaje, el léxico urbano no es neutro.

En este sentido, recoge las palabras de Carlos Hernández Pezzi en La ciudad compartida, que también es miembro del Comité Científico de GAC, cuando señala que la democracia urbana es una demanda social. Y es que los espacios físicos condicionan el derecho a la ciudad. El espacio ha de ser construido desde la diferencia, contemplándola y atendiendo a ella, y no desde la igualdad de soluciones y respuestas. Hablamos de la diferencia entendida como valor y como proceso

La mayoría de las ponencias se centran al derecho a la ciudad y la transformación de género de la nueva agenda urbana. Y aparecen temas transversales como el ecofeminismo o la ética del cuidado. En palabras de Alicia Llarena, la ética del cuidado es el nuevo paradigma que guiará los cambios socioculturales, espirituales y políticos de las próximas décadas, en tanto postula la indivisible complementariedad entre derechos y responsabilidades y apunta a un desarrollo moral donde las discrepancias y rivalidades sean sustituidas por el respeto mutuo.

En la misma línea, Marina Romero, otro de los ejes de Marca Púrpura, reivindica su importancia, asumiendo que todas las personas somos dependientes unas de otras y del entorno y en este punto reivindica la ciudad para las personas más invisibilizadas donde tiene un apartado importante la vejez. En la misma línea, Támara Febles o María Tomé defienden una nueva lógica urbana que amplíe nuestras redes de apoyo mutuas y el diseño de nuestras ciudades se convierta en un activo potenciador de relaciones. Así se citan nuevas alternativas de vivienda entre las que se encuentra la covivienda o co-housing

El libro navega así desde la recuperación, como diría Foucault, sin hacer arqueología del pasado sino trayendo a hoy todas estas aportaciones hasta el análisis de experiencias múltiples que se producen en el 2019 desde lo local hasta lo global y desde la experiencia pasada hasta la futura. Porque ya en la agenda 2030 para el desarrollo sostenible se habla de que las ciudades sean inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles

A partir de estos presupuestos, la aportación de Matilde Rubio Presa introduce la perspectiva de género en lo local, en particular, en la redacción del Plan de modernización, mejora e incremento de la competitividad de Playa de Mogán, en el municipio turístico de Mogán, en la Isla de Gran Canaria. A experiencias internacionales como es el caso de Viena a la que alude Ainhoa Amaro García donde se impulsan actuaciones urbanas en materia de seguridad, iluminación, movilidad y socialización diseñadas por estudios de arquitectura liderados por mujeres.

A su vez, también aparece recogida en este libro la aportación de distintas asociaciones que está llevando una labor muy importante en el ámbito del activismo. Desde la Asociación vivas comunicadoras, Arquypiélago con El cielo está desheroizado y Diversas Red Feminista de Gran Canaria se hace alusión a todo lo que queda por delante en la ardua y reconfortante tarea de la igualdad. Y se introducen testimonios muy enriquecedores como el de la Asociación Mujeres, Solidaridad y Cooperación mujeres migrantes: otra forma de ver el mundo y colectivo de vecinas de El Risco.

Para terminar, se incluye La Hoya Horizontal. Un proyecto de PSJM que ha funcionado como herramienta activa de transformación social en el barrio grancanario de Hoya de la Plata y como obras de arte que se inscriben en la tradición y el discurso actual del arte contemporáneo. Y se acaba esta obra tan original y completa con un paseo por la ciudad de Las Palmas de Gran canaria (Vegueta-Risco de San Nicolás-Triana) con perspectiva de género coordinado por Tamara Febles Arévalo.

Creo sin duda alguna que la contribución de todas las autoras y autores que participan junto con colectivos y asociaciones feministas van a hacer de estas páginas un libro de referencia a nivel nacional e internacional. Porque si la ciudad es, como apunta María Zambrano, el espejo en el que tiene lugar esa mirada posibilitadora de la historia, allí donde la historia —el diálogo entre la persona y el universo— se mira y, al mirarse, se hace, continúa haciéndose, generando sentido y novedad. Ese nuevo sentido tan necesario para la ciudad es el que también le confieren estas páginas.

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