¿Se ha convertido en un guía espiritual? Lo digo por el nombre del último trabajo que ha publicado, Zenetianos…

Me suena a una raza extraterrestre, a marciano. La palabra se la robé a un periodista que me hablaba de que el que se hace zenetiano se hace para toda la vida. Tiene mucho que ver el carácter de la música independiente, que no pertenece los grandes medios ni a los mainstreams porque el efecto descubrimiento crea una historia de amor muy bonita. Te encuentras con gente que te ha seguido por muchas ciudades, que ha compartido tu música con alguien… Se ha ido creando una red que cada vez se ha hecho más grande hasta que hemos ido colocando el cartel de no hay entradas y la familia es cada vez mayor. Me gustaba esa idea del que se hace zenetiano ya lo es para toda la vida y yo pensaba en los de la parroquia de toda la vida que le hacen descubrir esta música a otras personas.

Este disco de duetos con diferentes artistas le ha servido también para darle una segunda vida a determinadas canciones.

Absolutamente. Primero quería que fuera un trabajo muy honesto y fresco, que no se utilizaran muchos medios ni arreglos ni instrumentos para que la canción fuera lo más desnuda posible, que el tema fuera a su alma y, por otro lado, quería que cada uno lo hiciera suyo. Algo que siempre decimos entre los artistas es que cuando hagas una versión hazla tuya, llévala a tu terreno, a su sonido, hazlo como tú lo cantarías, no intentes cantarlo como la otra persona lo cantaría. Y es muy bonito ver que una canción toma una vida nueva y se va a otra dimensión sonora de la mano de otro artista.

"De todo hay que sacar la parte positiva: Yo ahora me sé el nombre de más vecinos de mi calle, he echado una mano en más lugares, los artistas nos hemos sentido útiles", asegura Zenet

Cuando decidió emprender su aventura en solitario (tras militar en bandas como Sur S.A.) como Zenet no sé si pensó que se le reconocería por su autenticidad y originalidad.

Eso no se busca… Originalidad viene de origen, es volver al centro de la cosa en sí como diría Umbral. Nunca sabes dónde está el origen. Yo de alguna manera he ido encontrando mi voz y mi forma de expresarme. Cuando empecé con el blues me parecía a otros cantantes del blues y cuando salí de allí me di cuenta que tenía que encontrar mi expresividad, tener una marca. Que todo el mundo cuando te escuche, diga: «Ése es el Zenet».

¿Cómo se afrontar un concierto con la gente sentada y con mascarilla, se pierde conexión?

Mire, yo he tenido la gran suerte de no haber parado más allá del confinamiento estricto. El 1 de junio del año pasado fue mi primer impacto visual de tener gente delante con mascarillas e incluso las parejas de novios separadas. Uno aprende muchas cosas, que tienes que estar por encima de esa mascarilla, que la música traspasa todas esas fronteras, que ves los ojos vidriosos por encima de la mascarilla, ves la sonrisa, esa arruguilla que se hace en el rabillo del ojo… y tras ese primer impacto, uno empieza a disfrutar. De todo lo malo hay que sacar la parte positiva. Ojalá esto nos haga aprender mucho de las cosas que nos faltan, de las que necesitamos, de las que realmente no necesitamos y que nos haga sobre todo mejores personas. La clase política no ha ayudado mucho pero la clase ciudadana creo que sí ha salido reforzada. Yo ahora me sé el nombre de más vecinos de mi calle, he echado una mano en más lugares, los artistas hemos creado ventanas de solidaridad, nos hemos sentido útiles...

La guapería, de hecho, fue un disco que casi se quedó sin su gira correspondiente.

La guapería es un proyecto que nos cortó el covid. Es un disco que nació muy guapo pero al que le pararon los pies y ha crecido en casa. Es el único trabajo que no son canciones originales, es algo académico sobre el sonido del bolero. Algo totalmente nuevo para mí porque aunque la gente no se lo crea yo vengo más del blues que del flamenco y el bolero aunque sea de Málaga.