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Javier Perianes Pianista

Javier Perianes: «Lo que hago no es una profesión sino una manera de entender la vida»

El pianista Javier Perianes que tocó en el Alfredo Kraus a Saint-Saëns.

El reconocido pianista Javier Perianes (Nerva, Huelva, 1978) actuó ayer en el Auditorio Alfredo Kraus y hoy lo hará en el de Tenerife. El programa incluye el ‘Concierto para piano y orquesta nº5’ de Saint-Saens, ‘El Egipcio’, por quien se celebra el centenario de su muerte. El intérprete la considera «una obra de corte romántico». Hace unos días recibió la Medalla de Oro del Festival de Granada y el teatro de Nerva ha recibido su nombre.

¿Qué se siente al verse elogiado como el mejor de los pianistas españoles, como en su día lo fueron Alicia de Larrocha, Achúcarro y muy pocos más?

No me veo de esa manera ni muchísimo menos y no es falsa modestia. No tengo una conciencia de considerarme mejor ni peor que nadie sino de trabajar lo que puedo con la máxima honestidad y, por supuesto, pensando en la música tan maravillosa que tengo la oportunidad de hacer. Me habla de referentes e ídolos de juventud, como son Alicia de Larrocha, Rafael Orozco, Esteban Sánchez o el propio Achúcarro. Pero ni me considero ni espero que me consideren nada parecido. Es ir paso a paso y hacer las cosas con la mejor de las intenciones. 

¿En qué momento concreto sintió el clic de paso a la plena internacionalidad?

No lo he sentido nunca. Cada vez que me han hecho esta pregunta he respondido que no hubo un momento determinante de cambio. He sentido, sin embargo, que todo ha sido como consecuencia de lo anterior, gradual, muy natural y muy orgánico, que un paso ha llevado a otro. Sí que ha habido temporadas en los últimos diez años en que uno ve que se han ido dando pasos en otra dirección, me refiero a tener mucha más presencia en salas de concierto internacional, pero no ha existido un detonante específico. 

Los espacios de consagración mundial de un artista están perfectamente definidos. ¿Ha tocado en todos, o queda alguno pendiente?

Siempre tengo la sensación de que es mucho más interesante lo que a uno le queda por hacer que lo que ha hecho, aunque se guarden recuerdos maravillosos de cada experiencia que se ha tenido, que son inolvidables, pero la ilusión tiene que ver con lo que está por vivir, que es mucho. Quedan muchas orquestas con las que colaborar, muchos auditorios que seguramente no he pisado y a los que me gustaría ir, otros en los que sí he estado y me encantará regresar. Prefiero pensar en el presente y el futuro cercano que en la nostalgia del pasado, de lo que uno ha hecho, o en un futuro lleno de sueños. Soy más de presente y realidades que de sueños. 

Si no me equivoco, en la sucesión de grandes premios que se acumulan en su currículo, el último, de hace unos días, es la Medalla de Oro del Festival de Granada. ¿Aún le impresiona recibir estos reconocimientos?

Me impresiona siempre porque estos reconocimientos tienen que ver con la actividad, la vocación y la profesión que uno desempeña. No están vinculados a un concierto ni a nada específico sino más bien a una relación larga, fructífera, y especial con el Festival de Granada. Cuando me enteré de la noticia me di cuenta de que la primera aparición se produjo hace más de 20 años y después han sido unas presencias muy constantes y continuadas, un festival que ha ido apareciendo de manera regular con la mayoría de directores que ha tenido en diferentes formatos: recital, música de cámara y orquesta. Incluso una vez formé parte de los cursos Manuel de Falla. Me siento feliz, muy honrado y, por encima de todo, tremendamente agradecido a un festival como el de Granada con el que mantengo una relación muy especial y de enorme cariño.

¿Y cuáles prefiere, los oficiales o los espontáneos como el de su pueblo natal, Nerva, donde cambian el nombre del teatro local para darle el de su gran pianista internacional?

Cada cosa tiene su ámbito. Tanto el concierto como el acontecimiento que vivimos en la familia en Nerva, fue muy especial porque estaba lleno de connotaciones personales. Cada vez que voy a mi tierra me siento en casa. Me gusta recibir ese cariño por parte de los vecinos que te vieron nacer, jugar en sus calles de pequeñito y ver, sobre todo, la satisfacción y la alegría de la familia y tener el orgullo de que el teatro lleve el apellido de mis padres. Para mí fue un día inolvidable. No hay una escala de valoración entre lo más y menos importante sino, simplemente, una escala de emociones. Lo que viví en mi pueblo natal fue muy especial, tanto en mi vida profesional, como en la personal y de mi familia. 

«El ‘Concierto nº5’ de Saint-Saëns es muy elegante, con melodías muy suyas, extensas y preciosas»

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Una categoría como la suya requiere horas infinitas de trabajo. Pero tiene amigos en todas partes, y los cuida más allá de la cortesía de un ave de paso. ¿Cuántas horas tienen sus días?

Pienso que, cuando uno quiere, tiene tiempo para las cosas que siente que debe hacer. Evidentemente, en el trabajo dedicando las horas y el esfuerzo a descifrar y trabajar partituras nuevas y otras que, incluso, ya se han tocado con mucha frecuencia. Esa es la dedicación y la entrega vocacional y profesional porque para mí esto que hago no es una profesión per se sino una manera de entender la vida. Por supuesto, las amistades, la familia o los profesores son fundamentales, pero no solo para el crecimiento personal sino también musical. Siempre he estado abierto a sugerencias y consejos de aquellos que se alegran por las cosas buenas que me puedan suceder y que siempre han tenido palabras de aliento y sabios consejos que darme en momentos en que uno debatía por dónde tirar o qué repertorio hacer. Cultivar a un amigo o la familia es uno de los grandes tesoros de la vida.  

Además de los conciertos y los discos (por cierto, también extraordinarios) dedica tiempo a la cultura musical y su criterio es respetado y comentado. Aquí en Las Palmas, sus estancias concertísticas dejan una estela de saber, que no es corriente entre los grandes virtuosos….

Tengo un vínculo muy especial con las Islas, con Las Palmas y con Tenerife. He vivido momentos inolvidables en el Festival y en la Sociedad Filarmónica. Desde que era muy jovencito he comprobado la complicidad y el cariño y me he visto crecer como persona y artista en un Archipiélago en que conservo enormes amistades y personas a las que respeto muchísimo. Creo que durante mis visitas he tenido la suerte de poder disfrutar de todas estas personas y de poder hablar con ellas de muchos temas de diferentes ámbitos a nivel cultural, etc, y hemos disfrutado los unos de los otros contándonos experiencias, hablando de momentos inolvidables que todos hemos vivido, en salas de conciertos… Nuestro gusto común nos ha unido. Como comenté, mi vínculo con el Festival de Granada y la propia ciudad, ha sido y es muy fructífero y no diría que es menos en Las Palmas. Lo centro en la ciudad porque he tenido más relación que con Tenerife, ya que no solo he venido con la orquesta y al Festival en innumerables ocasiones sino en varios momentos a la Sociedad Filarmónica a la que acudí por primera vez a un recital invitado por mi gran amiga Margarita Guerra. Desde aquella ocasión ya surgió este grupo de aficionados, de locos por la música, con el que cada vez que he regresado he tenido conversaciones musicales, muy intensas, animadas y de las que he salido muy enriquecido como músico y ser humano.

Está claro que ha elegido un concierto pianístico de Saint-Saëns para celebrar el centenario de su muerte. ¿Por qué el Concierto para piano y orquesta nº5? ¿Le parece el mejor?

No, me parece de los dos más conocidos que son el segundo y el quinto. El segundo lo popularizó Arthur Rubinstein, con sus legendarias interpretaciones. El quinto me parecía más original. El segundo, más clásico. Además creí que la temática de este segundo movimiento con una música que tanto nos recuerda a la nuestra española en cuanto a ritmo, colores y la escala pentatónica que tanto usamos nosotros en nuestra música folclórica se identificaba más con el Festival y el aniversario del compositor para que tuviera presencia. Yo le ofrecí a Perdigón los dos conciertos, los que más he tocado. El nº5 es muy elegante, con melodías muy típicas del autor, a veces interminables y preciosas. El segundo movimiento es como muy racial y “español”, aunque estamos en una temática egipcia por las vacaciones que el compositor francés tuvo en el país africano. El tercero, se comenta que pudo ser, ese ritmo constante de unos barcos de vapor que cruzaban el Nilo y el sonido del motor… Creo que es un concierto muy redondo, que estuvo vinculado, de alguna manera, al estilo compositivo de Saint-Saëns y representa muy bien su imagen como creador.

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