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¿Qué fue del bello Tadzio?

Un documental explora el antes y el después de la vida del joven actor de ‘Muerte en Venecia’, que se convirtió en un prematuro juguete roto

Björn Andrésen, en una imagen actual y en 1971, interpretando a Tadzio en ‘Muerte en Venecia’. La Provincia

Un documental estrenado en Filmin -El chico más bello del mundo-explica la oscura existencia de Björn Andrésen, el adolescente protagonista de Muerte en Venecia, el film de Visconti.

Luchino Visconti siempre tuvo claro quién debía encarnar al escritor Gustav von Aschenbach cuando, en 1971, se embarcó en la adaptación de Muerte en Venecia, la novela de Thomas Mann centrada en la fascinación que un adolescente ejerce en el maduro Aschenbach –convertido en el filme en compositor musical– durante una estancia en Venecia. Ese actor era Dirk Bogarde. Pero, ¿quién podía encarnar al adolescente Tadzio, máxima representación de un icono de belleza masculina, querubín, adonis y efebo al mismo tiempo, objeto de deseo del artista que se debate entre la adoración que le profesa y la moral de la época?

Tras varios viajes y pruebas por Hungría, Polonia, Finlandia, Rusia y Suecia, Visconti se decantó por un sueco de 15 años completamente desconocido, Björn Andrésen. Visconti lo definió como «el chico más bello del mundo». Este es el título del documental, disponible en Filmin, que evoca aquel rodaje. Pero no solo eso. Ha pasado medio siglo desde que Muerte en Venecia se presentara en el Festival de Cannes. ¿Qué ha sido en todo este tiempo del bello Andrésen? El documental de Kristina Lindström y Kristian Petri explora el antes y el después de la muerte veneciana, un hecho que marcó, y no de manera feliz, la vida de Andrésen, un juguete roto prematuramente.

El actor nunca llegó a saber quién era su padre, y su madre desapareció y fue hallada muerta

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El primer contacto con Visconti no presagiaba nada bueno. En las pruebas de cámara de aquella primera entrevista, al joven se le ve frágil e incómodo cuando el director italiano le pide que se quede desnudo de cintura para arriba.

Figura perfecta

Para Visconti era el descubrimiento total: explica que sus ojos grises son los del color del agua, como escribió Mann en su novela. Era perfecto para los dos aspectos esenciales de la película: mirar la belleza y describir la perfección del amor. Pero el joven venía de una infancia complicada. Nunca había sabido quién era su padre. Su madre desapareció cuando él tenía 11 años y tiempo después fue hallada muerta en un bosque. Huyó de un internado y vivió con sus abuelos. De hecho, fue la obstinación de su abuela en que se hiciera famoso lo que le empujó a actuar en Muerte en Venecia.

La mayor parte del equipo de rodaje era homosexual y se dice que Visconti emitió una nota prohibiendo que nadie se acercara al muchacho. El actor describe hoy lo que sintió en la presentación en Cannes: «Parecía que tuviera un enjambre de murciélagos a mi alrededor». Andrésen tenía con Visconti un contrato de tres años: el director era dueño de su rostro.

Lo que vino después es muy alucinante. El actor se convirtió en un ídolo en Japón, donde hizo televisión, publicidad y conciertos, le obligaron a consumir anfetaminas, grabó un disco cantando en japonés y fue la inspiración europea de diversos mangas. Su novia actual, Jessica Vennberg, opina que todo aquello fue abuso infantil. Y lo que siguió no fue mejor. Un año entero, 1976, viviendo en París con todos los gastos pagados por hombres que querían disfrutar de su compañía en lugares públicos. Una paternidad maltrecha, ya que con su hija Robine mantiene buenas relaciones, pero su hijo Elvin murió a causa del síndrome de muerte súbita del lactante. Andrésen aún se responsabiliza de ello, ya que el bebé falleció mientras él estaba acostado a su lado borracho. Después, años de depresión, alcohol y autodestrucción. Mediante filmes familiares, documentales y entrevistas actuales, el documental recompone la existencia de Andrésen. Lo vemos hoy con su extrema delgadez, barba y larga y canosa melena, a punto de ser desahuciado de su apartamento porque lo tiene en unas condiciones deplorables.

Visconti ordenó al equipo de rodaje, homosexual en su mayoría, que no se acercara al joven

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Andrésen cuenta su vida y aunque sigue roto, el juguete se recompone un poco: interpretó a uno de los habitantes de la remota y atávica aldea en Midsommar, en su Suecia natal. Tiene hoy 66 años y sigue paseando por el lado oscuro, bien lejos de la adolescencia alegre de Tadzio en la playa del Lido de Muerte en Venecia.

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