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El gran poeta modernista

Este domingo se conmemora el centenario de la muerte de Tomás Morales en Gran Canaria

Retrato de Tomás Morales por José Hurtado de Mendoza. | | ARCHIVO DE LA CASA-MUSEO

Las ensoñaciones líricas escritas en tinta de agua y sal, «el mar: el gran amigo de mis sueños, el fuerte / titán de hombros cerúleos e inenarrable encanto»; canto inaugural del ejercicio de la poesía como transunto de la creación del mundo, sobreviven en la historia de la literatura modernista hispánica, con su raíz en Gran Canaria. Y es que en el ecuador de este mes de agosto se cumple el centenario del fallecimiento del célebre Tomás Morales (Moya, 1884 – Las Palmas de Gran Canaria, 1921), uno de los principales poetas del movimiento modernista hispánico, considerado el iniciador de la poesía canaria moderna.

Numerosos actos y homenajes en su villa natal, impulsados por la casa-museo situada en la plaza central a las que presta nombre, reviven el legado poético de una figura clave en las páginas de la historia de las letras canarias, que liberó las olas de la poesía de las mieles y acartonamientos pretéritos para abrir la puerta al nacimiento de la modernidad.

Su muerte prematura cercenó un vuelo libre, breve pero denso, que, un siglo después, brilla como una constelación propia por la bellísima factura y sonoridad de sus versos, así como una sensibilidad estética que armoniza principios disímiles como el simbolismo y el realismo, con un lenguaje que renovó los bastidores de la poesía en el primer cuarto del siglo XX.

Trayectoria

Nacido en la Villa de Moya el 10 de octubre de 1884, Morales inició el curso preparatorio de Medicina en la ciudad de Cádiz en el cambio de siglo y, apenas dos años después, publicó sus primeros versos en la revista canaria El Teléfono. Su traslado a la Facultad de Medicina de San Carlos de Madrid, en 1904, le permitió establecer lazos con el ambiente intelectual y literario de la época, donde trabó amistad con coetáneos isleños como Benito Pérez Galdós, Luis Doreste Silva o Ángel Guerra, así como con algunos de los escritores modernistas españoles más destacados del país, entre los que destaca la enorme influencia de Rubén Darío.

Sin embargo, su mapa sentimental tuvo como referentes y amigos, en el verso y en la vida, a los también poetas grancanarios Saulo Torón (1885-1974) y Alonso Quesada (1886-1925), protagonistas del modernismo y postmodernismo en la Isla, rebautizados como una «generación de los tres» que, según Claudio de la Torre, vivieron “estrechamente unidos y soñaron estrechamente separados”.

En 1908, la publicación de Poemas de la Gloria, del Amor y del Mar, ópera prima que vio la luz bajo el sello de la Imprenta Gutenberg Castro, imprimió un giro a la sensibilidad poética del momento, pero fue Las Rosas de Hércules, su obra cumbre con viñetas y portada a cargo de Néstor, donde concentra toda la esencia del movimiento modernista, que consagró su nombre como referente poético contemporáneo, con poemas como la Oda al Atlántico, Poemas de la ciudad comercial, Alegoría al Otoño o A Rubén Darío en su última peregrinación.

A su regreso a Gran Canaria, donde ejerció como médico de familia a caballo entre Moya y Agaete, contrajo matrimonio con Leonor Ramos de Armas; ingresó en el Partido Liberal Demócrata y continuó publicando en prestigiosos medios de Europa e Hispanoamérica. En plena preparación del tomo primero de Las Rosas de Hércules, el poeta falleció en la Isla de forma prematura, a los 36 años, aquejado de problemas de salud.

En homenaje a su vida y obra, a partir de hoy y hasta el mes de diciembre, en días impares, salvo fines de semana y festivos, la Casa-Museo Tomás Morales publicará en sus redes sociales distintos fragmentos de su poesía recitados por un total de 46 escritores y escritoras de la Isla, como Ángel Sánchez, Berbel, Acerina Cruz o Luis Piernavieja.

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