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Investigación artística

Arte y ecología en las Islas Salvajes

La artista Alicia Pardilla capitanea un proyecto de investigación basado en el ensayo de acciones artísticas sostenibles en el archipiélago despoblado de la Macaronesia

De izquierda a derecha, la artista Alicia Pardilla, la poeta Acerina Cruz y el fotógrafo Alfonso León. | | LP/DLP

Uno de los principios en el arte de Alicia Pardilla (Las Palmas de Gran Canaria, 1981) radica en la búsqueda y ensayo de acciones artísticas desmaterializadas que, sin abrir grietas ni heridas en el ecosistema frágil que horada la huella del ser humano, conforme una poética de la disidencia contra los engranajes del sistema capitalista.

Este sendero de exploración artística se abre camino en una nueva aventura este mes en las Islas Salvajes, el bellísimo archipiélago volcánico despoblado y protegido entre Canarias y Madeira, que Pardilla se propone investigar como espacio físico-simbólico que encarna de manera inédita los valores del cuidado, la custodia y la protección del medioambiente, para luego establecer un diálogo creativo entre arte y naturaleza sin impactar en el territorio.

Para acometer este proyecto, que constituye el capítulo central de su tesis doctoral, titulada El horizonte expandido. Práctica artística y ecología en el contexto de las islas de la Macaronesia en el siglo XXI, a través de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV / EHU), Pardilla ha embarcado en este viaje a la poeta Acerina Cruz y el fotógrafo Alfonso León, quienes pergeñarán un diario poético y visual de la experiencia, respectivamente, con el propósito de reagrupar sus distintas miradas en relación a una práctica artística ecológica desde un diálogo continuado en el paisaje desnudo.

Este equipo interdisciplinar se trasladó a la isla de Salvaje Grande el pasado sábado, donde convivirán durante dos semanas de absoluto aislamiento y austeridad, sin comodidades ni conexiones con el exterior, para desarrollar esta investigación empírica, documental y artística en contacto directo con el espacio natural. «Llegamos con las manos vacías para crear obras de arte sustentables a partir de esa nada, sin extraer ni sustraer materiales», anuncia la artista.

Hipótesis

En esta línea, la hipótesis que postula Pardilla, que atesora una destacada trayectoria de intervenciones basadas en el arte efímero e inmaterial, es que «si una práctica artística tiene sentido hoy en día, debido a nuestra realidad de devastación planetaria y climática, esta debe situarse en lo realmente sostenible, partiendo en primer lugar de acciones que operen desde la desmaterializacion y desde los espacio no politizados, es decir, operar desde el propio contexto desde donde se procura hacer visible una realidad, no desde la esterilidad (descontextualización), la comodidad y el empaque del museo».

La metodología que planea llevar a cabo la artista en el contexto del archipiélago salvaje, constituido en 1976 como Reserva Natural de Islas Salvajes -lo que ha posibilitado su vigilancia permanente-, contempla una serie de entrevistas con los responsables y guardas forestales de la reserva, únicos residentes en las islas organizados en turnos de dos en dos semanas, como parte de la investigación de campo desde una perspectiva social y político.

Este punto de partida inaugura un camino de interrogantes en torno a la identidad de un ecosistema natural despoblado y protegido en el corazón de la Macaronesia, así como a las posibilidades de habitarlo y de construir un discurso artístico en clave sostenible en el marco de un sistema social occidental regido por los dictados del consumo, el confort, el ritmo acelerado y la sobreinformación tecnológica.

«Me interesa ensayar fórmulas de práctica artística basadas en lo sostenible: no en fabricar piezas o productos que se sumen a esa cadena de consumo, sino en generar acciones o experiencias que nos hagan reflexionar sobre el momento que vivimos, porque en eso el arte tiene mucho que ver», manifiesta la artista.

En este sentido, Pardilla reivindica un proceso creativo despojado de los abusos de la colonización y la extracción. «Siento que la práctica artística no se diferencia mucho de la del minero de carbón, coltán u oro que extrae de la tierra el material que necesita, lo trabaja y lo vende a un precio concreto en el mercado», reflexiona la artista. «Por eso, mi objetivo, en el contexto de la Macaronesia, es buscar fórmulas de diálogo a través del arte que no colonicen el espacio o el paisaje».

Radicados en la Reserva Natural de Salvaje Grande como página en blanco, los tres participantes afrontan esta experiencia artística colaborativa desde el arte, la poesía y la fotografía con vistas a exponer sus primeras conclusiones en el camino de regreso, con una primera parada en el espacio Quinta Magnólia, en Funchal (Madeira), y más adelante, con una presentación oficial del proyecto en un espacio artístico de la capital grancanaria, que esperan poder cristalizar también en una publicación ensayística.

Primera aproximación artística

Después de múltiples y rigurosas gestiones y permisos para poder acceder y permanecer en las Islas Salvajes durante dos semanas, la estancia del equipo de El horizonte expandido ha contado con la enorme colaboración del Instituto das Florestas e Conservaçao da Natureza, perteneciente a la Secretaria Regional de Ambiente, Recursos Naturais e Alteraçoes Climáticas de la Región Autónoma de Madeira, del Gobierno de Portugal; el Comando da Zona Marítima da Madeira (CZMM) y el apoyo del programa de movilidad cultural Canarias Crea, del Gobierno de Canarias. La artista Alicia Pardilla revela que este constituye el primer proyecto de índole artística que recala en las Islas Salvajes en calidad de investigación científica, puesto que «todos los investigadores científicos que han obtenido permisos para explorar las islas han sido biólogos, ornitólogos o botánicos, entre otras disciplinas, pero siempre ligados a las ciencias naturales». En este sentido, Pardilla celebra este hito y reivindica que «el arte no se considera una disciplina social con rigor para transmitir conocimientos, cuando sí lo es». Por otra parte, también cuestiona la falta de puentes entre los distintos archipiélagos de la Macaronesia y espera que este proyecto contribuya al fomento de nuevas sinergias entre los territorios a través del arte. «Me sorprende la poca relación, a pesar de la cercanía física y de los muchos rasgos identitarios que compartimos, como la insularidad», apunta la artista. A su regreso a Gran Canaria, el equipo compartirá sus vivencias a través de los distintos perfiles del proyecto en las redes sociales Instagram y Facebook, donde ya han desglosado algunas imágenes y el statement con las claves de la aventura. | N. N.

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