Lola Herrera no piensa en la retirada aunque sí tiene intención de que, tras su regreso a los escenarios con 'Cinco horas con Mario', este sea su último reencuentro con Menchu -Carmen Sotillos- el personaje que creó Miguel Delibes y con el que lleva emparejada más de cuarenta años.

"No anunciaré nunca que me retiro", dice tajante Lola Herrera (Valladolid, 1935) en una entrevista con Efe. A sus 86 años, asegura: "Me iré como vine, no anunciaré que me voy. Estoy muy capacitada para hacer mi trabajo" y mientras continúe lúcida estará encima de un escenario, aunque le ha advertido a la gente más cercana que le hagan notar cuando no sea así.

En 2016, para conmemorar el aniversario de la novela del escritor vallisoletano, retomó las representaciones de 'Cinco horas con Mario', que afronta su última temporada en Madrid en el Teatro Bellas Artes hasta el 28 de noviembre, una función que lleva representando cuarenta años de manera alterna.

Lola Herrera fue de las primeras en subir el telón tras la pandemia, "lo más terrible que nos ha pasado en mucho tiempo", y en esta nueva etapa reconoce que se ha producido un cambio en la manera de enfocar el personaje.

"Nunca pensé que al retomarla iba a estar tanto tiempo" -asegura- "mi vida ha estado sujeta a sucesos casuales y las circunstancias me han llevado hasta aquí".

Pese al tiempo transcurrido, nunca se ha llevado el personaje a casa. "Las cosas están muy separadas en este trabajo, yo el personaje lo dejo en el teatro con su ropa y la peluca, aunque sé que al día siguiente tengo que volver".

Ágil y con una vitalidad desbordante, explica que durante el tiempo que duran las representaciones "no te desprendes del personaje, pero Menchu es Menchu y yo soy yo, aunque las dos somos mujeres y yo también conozco la época, pero la viví de una manera diferente"

Apunta que su personaje es víctima de su tiempo "como hemos sido todas en uno u otro sentido", consecuencia de lo que le tocó vivir, con la educación que le dio su familia, en una época de dictadura hasta, finalmente, casarse con un hombre que para el no pintaba nada.

Herrera asegura que con el paso del tiempo ha sabido vislumbrar cosas distintas cada vez que se acercaba a este personaje y comprende el resultado de vida que tiene, por eso da gracias "todos los días por haberme tocado una familia como la que me tocó, con unos padres progresistas, que tenían debilidad por ganar espacios de libertad".

Un texto que habla de temas intrínsecos del ser humano: la culpa, la soledad, la incomunicación o el sentido de la vida, no muy distintos a los que nos preocupan ahora.

"En el fondo las cosas cambian muy poco, se transforman, hay otro lenguaje, otras maneras", reflexiona, e incide en que hay mucha prisa y "necesitamos más reposo, más tiempo para tomar decisiones. Todo dura 48 horas, ni las noticias tienen seguimiento".

Aunque reconoce que la tecnología nos podría unir, también nos distancia, "nos comunicamos con mensajes, ya no nos vemos. Hemos dado grandes pasos en democracia, en los derechos de la mujer o los homosexuales, pero en algunos aspectos hemos vuelto atrás".

La razón que esgrime es que "no se ha enseñado" y considera que lo de hace 20 años es una referencia para analizar lo que pasa ahora: "Conviene saber de dónde venimos. Ni política ni vitalmente se ha informado a la juventud de lo que hemos pasado por no asustar", por proteger a hijos y nietos, pero lo considera un error.

La actriz ve el teatro como un lugar donde respirar y aprender, "pase lo que pase será eterno", pese a la tecnología y los viajes al espacio. "El teatro está vivo, cumple una función de cercanía, de empatía, es poner un espejo frente al publico donde mirarse. Ir todos juntos en una historia. No va desaparecer nunca".

Un espacio al que acuden los jóvenes empujados por la familia: "Creo en la juventud, hay de todo y la profesión se ha hecho grande y ha tomado tintes de muchos colores. Cuando empecé estaba mal visto ser actor, no era serio y lo es, aunque según para quién siguen sin tomarnos en serio".

La pasión de la actriz por el teatro ha sido tal que no siente que el cine le haya resultado esquivo. "No lo he echado de menos. He sido yo la que no he empujado hacia él, tampoco he tenido representante durante años que haya abierto camino. Elegí el directo, el teatro, y me ha dejado el publico y la profesión. Estoy donde quería estar".