"Líneas, colores y distribución espacial. Todo en función de una descripción esquemática que brota pura y clara. Es una pintura sin artificios y los temas son como metáforas poéticas definidoras de un espíritu sensible a la verdad del arte". Con estas palabras, escritas en 1975, definió Felo Monzón la obra de Valme García, una pintora que inauguró este jueves en el CICCA, de la mano de CaixaBank y la Fundación La Caja de Canarias, la exposición "El silencio inquieto: Obra selecta 1975-2020".

La retrospectiva, que se podrá visitar en la sede de la Fundación La Caja de Canarias hasta el próximo 29 de octubre, está compuesta por algo más de 64 piezas de distintas técnicas y predominio del óleo, el acrílico y el collage. La muestra, comisariada por Javier Cabrera, ofrece un recorrido por la trayectoria artística de una pintora que nació en Pamplona, llegó a Gran Canaria en 1966 y pertenece por derecho al arte canario por su absoluta fidelidad a la naturaleza y los paisajes insulares en su extensa producción pictórica.

La propia artista recordó el impacto de su primer encuentro con el paisaje canario, a vista de pájaro desde la ventanilla del avión que la trajo por primera vez a Gran Canaria en 1966. "Me sorprendió el espacio, el encuentro con lo volcánico y los colores tan diferentes a lo que yo conocía. Pero me interesa contemplar la naturaleza para después llevarla a mi mundo particular, con mucha atmósfera y cierta distancia; siempre surrealista, geométrico y con volúmenes, porque lo trato más como un poema que voy madurando como si fuera un sueño y con la intención de ver el mundo de otra manera", explicó una pintora que ha hecho de la reinterpretación de la naturaleza el hilo conductor de su producción artística; eso sí, planteada como una mirada metafórica, según explica, sobre el mundo que la rodea, un sueño onírico en el que la realidad se transforma en lirismo visual.  

Valme García señaló que la unión de lo volcánico y el agua del mar, de la naturaleza y los animales han sido siempre una fuente de inspiración. El territorio insular, con detalles de su infancia peninsular. Por su amor al paisaje y a la hospitalidad del canario, Valme mandó un mensaje de ánimo y apoyo hacia la población de La Palma ante el drama del episodio volcánico.  "Yo intento pintar lo positivo, extraer o quedarme con la parte feliz o lo positivo en mi obra. Es una reinterpretación que tiene que ver más con los sueños. No soy de pintar lo urbano, por eso no hay personas en mis cuadros. Solo alguna vez ha salido  alguno, pero escondido detrás de una puerta. En realidad, es lo que yo me imagino en mi mundo interior como haría un poeta o un músico que se imagina un mundo idílico", añadió ésta.

La artista recordó que su primera exposición tuvo lugar en el año 1975 y tuvo como escenario el mismo Centro Cultural CICCA que hoy acoge su retrospectiva. García agradeció el apoyo mostrado por la Fundación La Caja de Canarias durante toda su carrera. En este sentido, Olga María del Pino, responsable de Acción Social de CaixaBank en Canarias, explicó que ésta es la tercera acción conjunta que nace de la colaboración con la Fundación, después de la Convocatoria de Acción Social 2021 y la convocatoria para proyectos medioambientales en las Islas. "Estamos de enhorabuena. Tenemos el placer de presentar la primera propuesta de carácter cultural, porque nuestra intención, gracias a la alianza con la Fundación, es prestar apoyo a la cultura y a la sociedad a través de distintos proyectos", señaló. 

"La exposición que presentamos hoy es más que un necesario homenaje al trabajo creativo de Valme García. Nos muestra una trayectoria artística sólida, solvente y continuada en el tiempo", expuso Manuel Lobo, vicepresidente de la Fundación La Caja de Canarias. Además, este señala que "prendada del realismo mágico, así como de la Escuela Luján Pérez de la que es deudora, la coherente trayectoria artística y creativa de Valme queda definida por la representación del paisaje y de la naturaleza. Y lo hace a través de una mirada onírica, surreal, metafísica con cierta tendencia a lo geometrizante en algunos momentos".

Por último, Javier Cabrera, curador de la muestra 'El silencio inquieto', describe a Valme García como una pintora "que respira un magnetismo especial. Tiene un colorido, una geometría y una fuerza a destacar. Es la única pintora viva de su generación, la de los años 40 con personalidades como la de Paco Cruz, Manolo Ruiz o Juan Betancor. También la de Cira Ascanio, que intentamos ahora recuperar su obra. Ha sido una artista de una honradez enorme, responsable de su propia obra y trayectoria y de ahí nace la libertad de hacer y pintar lo que ha querido en todo momento. Es curioso como una pintora que llega con 19 años se haya convertido en una verdad pintora insular por su obra, por el concepto del territorio de su obra, por la naturaleza y el mar y su visión de la Isla.