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Cine | Festival de San Sebastián

Todas las primeras veces

Jonás Trueba interpela al espectador en su película ‘Quién lo impide’, un retrato de la adolescencia | Campion explora el western en ‘The Power of the dog’

Jonás Trueba. La Provincia

Jonás Trueba hace en su película Quién lo impide, exhibida en Sección Oficial del 69 festival de San Sebastián, un retrato de la adolescencia. Su película es uno de esos bodegones de suave luz que incide sobre las frutas, en este caso aún verdes, que son la decena de chicas y chicos que la protagonizan. Vale la pena invertir las tres horas cuarenta minutos de tu vida que necesitas para ver completo el cuadro.

Quién lo impide, que toma su título de un tema musical del fallecido Rafael Berrio, a quien homenajea, da voz a una generación que, atención, ha sufrido el impacto de dos crisis, la de 2008, cuando aún eran niños, y la actual. Le pido a los ocho actores presentes en la rueda de prensa que definan su generación con una palabra. Estas fueron sus respuestas: contracorriente, cambio, complicado, expresiva, milagro, reinventar, novedoso y pifostio.

No drama. Ni idealizarla ni demonizarla. La adolescencia es la edad de la efervescencia intensa, el reconocimiento del cuerpo, los espejos interminables, la visceralidad, las depresiones, el nihilismo punkarra, los sueños corpóreos, las primeras veces. En lo positivo, todavía estás lejos de entender lo que significa saber que vas a morir.

Una de las singularidades de esta película que trota entre la ficción, el documental y la no ficción es que se ha estado produciendo durante cinco años, desde que las chicas y chicos tenían 15 años hasta la pandemia. Otra singularidad es que tiene dos intermedios. De repente, la pantalla deja paso a un cartelón amarillo o verde que va indicando los minutos que restan hasta empezar de nuevo. La proyección no se detiene, por lo que la experiencia se convierte en un happening, la gente se levanta, va al baño, baila, estira, busca cobertura, saca fotos.

Un subidón. El cine de Jonás Trueba te interpela. Y te consuela: «Lo vi en la peli El club de la lucha», reflexiona uno de los chicos. «Alguien decía: no hay nada mejor que tocar fondo, porque es después de ese momento cuando empiezas de verdad a disfrutar de la vida. Porque solo puedes subir». A sus 39 años, el hijo de los cineastas Fernando Trueba y Cristina Huete es de los mejores directores de su generación. Romántico, ordenado, desgarbado, discursivo, poético, incisivo y siempre con momentos emocionantes de cine intemporal gracias a la cercanía que establece con sus personajes. También es todo lo libre que un cineasta puede ser.

Le pregunté a Trueba por la impronta de su generación de cineastas. «Judith Colell, Félix Viscarret y Carla Simón son directoras y directores que admiro especialmente. Tengo la sensación de que cada uno hacemos las películas que queremos, y podemos, hacer. Somos una generación posibilista, empezamos a hacer cine en los años de la anterior crisis, en 2008, así que es un cine ajustado a la realidad».

Poesía

De la hermosa película de la neozelandesa Jane Campion The Power Of The Dog, exhibida en la sección Perlas, lo primero que te atrapa es su deslumbrante fotografía. A pesar de ser una producción de Netflix, hay que verla en pantalla grande. Está filmada en Nueva Zelanda, pero es un western, la ficción se desarrolla en el oeste norteamericano. Los bellísimos paisajes impostados le dan una distancia que la carga de poesía.

La acción se sitúa a principios del siglo XX. En un rancio rancho apartado conviven dos hermanos, uno de ellos rudo, el otro educado. En un pueblucho cercano, un joven espigado, al que todos señalan como sissy, es hijo de la mujer a la que pretende uno de los hermanos. Su marido se ha suicidado. Nada es lo que parece. Ni los machos son tan alfa ni el homosexual de honor quebrantado un conejillo inocente. El mundo está cambiando, el cine ha sido inventado y los trenes que se desplazan por las llanuras como estiradas trompas de elefante empiezan a dar paso a serpenteantes carreteras de tierra donde circulan los primeros autos.

De haber venido al festival, me hubiera gustado preguntarle a Jane Campion por la polémica del Premio Donostia al actor Johnny Depp. Al fin y al cabo, ella es, de verdad, una feminista adelantada a su tiempo, una voz acreditada. ¿Qué pensará la primera directora de cine que logró la Palma de Oro en Cannes, por El piano (1993), de que se realice toda una campaña etiquetando a alguien como machista violento sin que haya habido hasta hoy un juicio, ni una sentencia, que lo confirme?

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