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FMC | Festival El Contemporáneo

Resilience: novedades distópicas

El ensemble londinense Resilience deja en el festival canario una muestra autorizada de otro de los sistemas creativos de la contemporaneidad extrema: el de la invención no solo de lenguaje sino también de sonido, con base en la acústica distorsionada de tres agentes muy normales: piano, un percusionista y, claro está, el insrumento-rey de estos tiempos, que es la electrónica. Ellos sólo tocan la música de creación propia clarinete y violín o encargada a otros por el propio ensemble, (que, en cierta medida, controla las obras ajenas).

Esta circunstancia genera una cierta autofagia y la afinidad de estilo entre las diversas piezas. No es malo en sí mismo, porque toca el cielo de la creación absoluta, que no es solo la ideación del lenguaje y también el sistema, sino la apropiación de todos los formantes anteriores del lenguaje musical, desde la identidad literal hasta la rarificación absoluta. Los picos van de lo místico a lo esquizoide, entre el casi silencioso zumbido de una red de conexiones de viejos adaptadores eléctricos o fragmentos de la armonía tonal y el estilo romántico.

Una música en la que todo es distinto pese a la apariencia visual de un conjunto de cámara instrumentalmente normal, necesita en la audiencia un cierto entrenamiento, y quizás sea ésta la vía de asimilar la propuesta de Resilience, compleja y oscura a pesar de las explicaciones en inglés del director del grupo, traducidas para el público por el compositor canario Rubens Askenaar, residente en Londres y autor del encargo anual del Festival Internacional de Canarias. Sin el menor caserismo puedo decir que su obra Bronze Clinics # 3 es una de las mejores. Para ella fue inventado un instrumento de percusión con 36 tubos vibrantes y colgados, más otro grupo no resonante, que, en diálogo con el piano preparado crearon una atmósfera refinada y poética, perturbada al final por uno de los arrebatos de clarinete bajo y violín, tan frecuentes en el progama.

Por lo demás, ni un solo nombre conocido: William Dougherty, Jasna Vellckovic, Sean O’Dallalgh, Clara Allison & Julie Zhu y Pablo Calaz (este último, también impecable manipulador de la mesa de sonido).

Evidentemente, toda novedad extrema requiere más de una escucha; pero este concierto tiene un indudable valor informativo y gozó de una ejecución perfecta, muy valorada por el público.

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