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Letras
Manuela Mena Historiadora del Arte

«El ‘Guernica’ tendría que estar por sí mismo en otro lugar, en el Museo del Prado»

La historiadora del arte Manuela Mena, que participó ayer en las jornadas sobre Tomás Morales y el Modernismo. | | LP/DLP

La historiadora del arte Manuela Mena participó ayer en las jornadas sobre Tomás Morales y el Modernismo que comenzaron en la Fundación Martín Chirino, con su charla sobre Goya.

Su tema en este ciclo sobre el Modernismo canario y Tomás Morales, se centra en Goya. ¿Cuáles son los vínculos?

Vínculos con Tomás Morales no existen. Quieren que hable sobre cómo influye Goya en el futuro de lo moderno. 

¿Piensa que los asuntos tratados por Goya en su estilo realista-romántico han inspirado el barroquismo sensual de, por ejemplo, Néstor de la Torre?

En Néstor de la Torre no lo veo. El influjo de Goya es muy concreto, muy escaso, en realidad. Va más hacia el mundo centroeuropeo. Se le conoce más fuera de España que en nuestro país. Son los artistas franceses los que recogen la idea de Goya a través de sus estampas, es decir, de los caprichos y, después, de los desastres de la guerra. Muy a finales del siglo XIX y principios del XX aparece ya el influjo de su pintura y de otro tipo de color, pero nunca nada que se pueda llamar barroquismo, sino lo contrario, más realista y más concreto en sus seguidores o más bien, en quienes se han fijado en Goya y han tomado algunas líneas de su estilo. 

En concreto, ¿cuáles son los elementos que han tomado los modernistas de Goya?

Una cosa es el arte moderno o contemporáneo y otra lo que se llama Modernismo como un estilo artístico. No voy a hablar de él sino del influjo en los artistas de vanguardia desde finales del siglo XIX, entre los que se encuentran los franceses, con Delacroix, en su momento. También aparece Manet más adelante y a finales de siglo los belgas, en el mundo de Ensor o, incluso, de personajes o artistas como Odilon Redon, que toman la idea de Goya y la van lanzando al futuro. En la Europa del siglo XX el expresionismo y los seguidores de los artistas del primer expresionismo son los que realmente toman a Goya. También, en un determinado aspecto del arte, Picasso, cuando en sus obras se refiere a la violencia que en él es algo muy concreto y muy raro. 

En su vida, ¿qué hechos y acontecimientos podrían identificarse con la ética de la felicidad?

Goya es un artista que abarca el concepto del ser humano y le interesa de un lado a otro. Busca la bondad infinita cuando representa a los niños en sus juegos y tragedias y cuando llega al final de esa revisión de la naturaleza humana, con la guerra, donde no habla de la felicidad sino de lo contrario. Eso es lo que más ha influido en el futuro, en el terror, en la desesperación y en la violencia aunque él no fuera así. Goya cubre el arco absoluto del ser humano.  

Las geniales pinturas negras parecen estar en las antípodas del esteticismo modernista, ¿no cree?

Las pinturas negras, a partir de principios del siglo XX son lo que más ha interesado al mundo del arte de las vanguardias. Es allí donde encuentran justificación de mirar a Goya y observar la capacidad que tiene para levantar lo peor del ser humano. Por ejemplo, el Duelo a garrotazos. Eso es lo que interesa en un mundo más contemporáneo porque en los últimos artistas de los últimos años no es así.

Como experta en el Museo del Prado, ¿cuáles de sus obras y autores estarían más cerca del Modernismo pictórico de Canarias?

En el Prado hay muchas obras que proceden de las exposiciones nacionales de pintura en donde lo que más se expuso y los que ganaron más premios fueron los que representan la Historia. Los grandes artistas españoles del XIX, los que ganan premios y las primeras medallas se refieren a temas históricos. No veo si esto aparece en el Modernismo canario. Esta pintura modernista de aquí es más luminosa y feliz que, incluso, la histórica de Rosales. 

Sus prestaciones personales han sido muy diversas, incluyendo, por ejemplo, la dirección del pabellón español en una feria mundial. ¿Cómo va hoy la Marca España en el exterior?

He participado en muchas exposiciones que ha hecho el Museo del Prado donde he sido su organizadora, enormemente variadas, con los museos de arte antiguo o los que pedían muestras o lo que era mi papel en el Prado hasta el siglo XIX. Han sido, sobre todo, exposiciones de Goya y también, anteriormente, de otros artistas, incluso, en algún momento, con alguno de los directores hice la de Manet o contemporáneamente una de Bacon, es decir, de otros artistas más modernos.

Pero, ¿sobre la Marca España?

Marca España es una definición que aborrezco. Puedo hablar del arte español y de los artistas españoles, del mundo de los museos españoles y, desde el Prado, estamos a la misma altura que otros de igual carácter, como el Louvre, la National Gallery de Londres o la de Washington. No hay ninguna diferencia entre nuestro trabajo, nuestra perfección en el Prado, del que ya estoy retirada desde hace dos años. El nivel es igual si no más alto que el de los grandes museos del mismo tipo de otros países. Hay aspectos del Museo español, como la restauración, que están por encima con gran diferencia de otros recintos citados. 

¿Cree posible que veamos en Canarias una muestra itinerante del Museo del Prado?

Creo que ya ha habido alguna. No he llevado esa itinerancia en los últimos años, pero sí me consta que ha habido ya exposiciones del Prado aquí, aparte de que existe un depósito de sus obras también en Canarias que vienen del siglo XIX.

¿Qué opina sobre el debate actual de llevar el Guernica desde el Reina Sofía, donde ha estado siempre, al Prado?

El Guernica de Picasso llegó a España al Prado, como el artista había dejado escrito. Dijo que cuando hubiera en el país una República el cuadro era para este museo. Pero se ha cambiado ligeramente República por democracia. Roberto Matta fue un artista muy importante al que yo conocía bien y que estudiaba arquitectura en París con José Luis Sert, arquitecto del pabellón español en la República, cuando le encargaron a Picasso hacer un cuadro para el pabellón. Este, a finales ya de abril, ya muy tarde, decidió que lo haría sobre el bombardeo de Guernica que era la situación más atroz de la guerra, por lo que fue una obra contra la guerra. 

¿Qué ocurrió a continuación?

Sert enviaba todas las mañanas a Matta a tomar café con Picasso mientras este pintaba la obra en mayo de 1937 para ver cómo iba porque tenían que abrir en julio el pabellón. Matta me relató a mí que el genio le dijo: Roberto, estoy pintando un cuadro para el Prado. Aquello me parecía la idea máxima de un Picasso que, en ese momento, cuando pintaba el lienzo, era, además, director del Museo del Prado porque así le nombró el Gobierno republicano. Por tanto, no decía las cosas por decir sino de forma muy seria porque, además, es un cuadro que entra en la tradición de algunas obras fundamentales del Prado que van contra la guerra y la violencia. Por ejemplo, el caso de Las Lanzas hasta las obras de Picasso del 2 y el 3 de mayo. El Guernica estaba en esa línea. Un día un gobierno decidió llevar el cuadro al Reina Sofía para fomentar un museo situado en un hospital y hacer de ese lugar el centro español de arte contemporáneo. Como la colección no era especialmente interesante, para darle más fuerza llevaron el gran lienzo de Picasso. En mi opinión, el Guernica tendría que estar por sí mismo en otro lugar, en el Museo del Prado. Y pienso esto basándome en el propio Picasso a través de una experiencia directa de Roberto Matta, como he dicho.

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