Uno de los medios de expresión más comunes en el universo artístico y feminista de Alicia Framis, una de las creadoras nacionales con mayor proyección internacional, estriba en coser otras formas de mirar a vestimentas y textiles para denunciar el sistema patriarcal transversal a todos los espacios que habitamos.
Su exposición Sistershoop. Garments and Rights (Hermanas de Aro. Vestuario y derechos), que exhibe el espacio CAAM-San Antonio Abad, sitúa el foco en la marcada desigualdad y discriminación de las mujeres en el ámbito del deporte, donde Framis borda reflexiones y preguntas extraídoas del manifiesto Glitch Feminism (2013), de la comisaria y escritora Legacy Russell, en diez equipamientos de baloncesto de color flúor. «The privilege to imagine more [El privilegio de imaginar más]», reza una de las camisas.
«Ahora, las niñas pueden soñar e imaginar más, pero hubo otra época donde no existía ese privilegio», manifestó Amaya Valdemoro, considerada la mejor jugadora española de baloncesto de la historia, al observar esta pieza, que ayer arropó un encuentro sobre la situación de la mujer en el baloncesto, organizado por el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) alrededor de la exposición de Framis, donde también participaron la propia artista -vía streaming- y Begoña Santana, exjugadora, entrenadora y cofundadora del Spar Gran Canaria.
En su primera intervención, Valdemoro reflexionó en retrospectiva sobre su laureadísima trayectoria internacional y señaló que «durante mucho tiempo, se tendía a que la visibilidad de las mujeres en el deporte tuviese que venir de la mano de la indumentaria, y no de la excelencia». «Cuando yo empecé a jugar al baloncesto, tenía que usar equipaciones masculinas, porque las marcas no hacían vestimentas deportivas para mujeres», rememoraba.
«Ahora, las niñas pueden soñar, pero antes no existía ese privilegio», apunta Amaya Valdemoro
En este sentido, la exjugadora sostiene que «ahora estamos empezando a reconducir y a ir en el buen camino, pero esto es como una maratón o carrera de resistencia, donde avanzamos despacio, a buen ritmo, con buen pie».
Por este motivo, Valdemoro quiso transmitir «mi agradecimiento a Alicia por montar una exposición sobre el deporte femenino y su indumentaria, porque esa es una de nuestras victorias». Pero, junto a esta, tanto Valdemoro como Santana señalaron varias brechas discriminatorias que persisten, como la desigualdad salarial, la falta de patrocinios y recursos suficientes a los equipos femeninos, así como su escasa visibilidad en los medios de comunicación, lo que se traduce, además, en la ausencia de referentes femeninos para futuras generaciones.
Precisamente, Santana, que se erige en la entrenadora con más campeonatos ganados en España y cuya cantera ha alumbrado a más de 6.000 jugadoras -entre ellas, siete olímpicas-, confesó que las exiguas ayuads a su equipo amenaza con su desaparición el mes próximo. «A mí, la igualdad no me ha llegado», lamentó.
Y estos muros se reflejan en que «el hombre es noticia en el deporte todos los días, lo que hace que se fijen más los patrocinadores, los medios de comunicación y los futuros deportistas», apuntó Valdemoro. «Nosotras, a base de ganar campeonatos y medallas, hemos conseguido abrirnos un hueco», destacó, y añadió que «a mí me hubiese gustado tener las mismas facilidades que los hombres para llegar hasta donde llegué».
«A mí me han comparado muchas veces con Pau Gasol, y no puedo decir que yo merezca ganar lo mismo que él porque no he generado lo mismo, pero sí me habría gustado tener los mismos medios y equipo que tuvo él para poder llegar a ser el mejor», expuso la campeona. Pero, al final, concluyó que «aun así, sin tener la misma repercusión social ni económica, las mujeres hemos seguido trabajando desde el corazón y poco a poco estamos perdiendo el miedo a pedir, a hablar y expresar nuestras necesidades, que es como se consiguen las cosas».
En esta carrera, la cultura, de la mano del feminismo, se erige también en una fuerza poderosa. «La cultura abre la puerta a otras maneras de pensar y de vivir mejor», concluyó Framis. «Muchas jugadoras me decían que mi exposición era demasiado bonita, que era una utopía, pero también sacude conciencias porque, a través del arte, la gente está más abierta a querer entender, a mirar, a querer construir un mundo mejor».
‘Hermanas del aro’
La muestra Sistershoop. Garments and Rights (Hermanas de Aro. Vestuario y derechos), de Alicia Framis, se exhibe en el espacio CAAM-San Antonio Abad hasta el 30 de enero de 2022, concebida como «una plataforma de diálogo para reflexionar entre nosotras y visibilizar esta realidad desigual», declara la artista catalana afincada en Ámsterdam. «Cuando las mujeres nos apoyamos unas a otras, conseguimos muchas cosas, porque una de las lacras del patriarcado es el intento de aislarnos». En esta línea, Framis explicó que el título de la muestra es una paráfrasis de «sisterhood», que en español remite a «sororidad, hermandad». «Sistershoop significa Hermanas del aro, que es una reivindicación de igualdad». | N. N.