La historia de Andrés Suárez, un cantante con el corazón en sus letras y los pies en el suelo, es un ejemplo de hasta dónde te puede llevar la combinación de constancia y talento: de los bares de Ferrol a llenar el Wizink Center madrileño. Hace ya una década desde que el cantautor gallego se fue a tocar al metro de la capital, y actualmente abarrota tanto teatros como el antiguo Palacio de los Deportes o el Pabellón de Vistalegre. Eso sí, este fin de semana le toca atender a fans en la Región: primero esta tarde en la Fnac del Centro Comercial Nueva Condomina (19.00 horas) y mañana en el Auditorio El Batel de Cartagena (21.30 horas).

En 2020, Suárez lanzó su octavo disco de estudio, con título epónimo; diez canciones con las que en la semana de su lanzamiento consiguió el número uno en ventas. Además, la semana pasada estrenó Andrés Suárez Deluxe, una reedición que añade un segundo CD con nuevas canciones, como Dime a qué has venido, compuesta junto al molinense Diego Cantero (Funambulista), o colaboraciones con Beret, Iván Ferreiro y Marketa Irglová (protagonista junto a Glen Hansard de la película Once, ganadora de un Oscar). También se incluyen cinco temas en directo grabados en el Inverfest 2021 de Madrid, y otro junto a Víctor Manuel (Rosa y Manuel), extraído de Las Noches del Botánico.

¿De dónde surge la necesidad de esta reedición? ¿Necesitaba una segunda oportunidad un disco como este?

Es que este disco salió en marzo 2020; peor puntería imposible. Así que ahora, gracias a Warner, tengo una segunda oportunidad para poder hacer firmas, promoción presencial y, de paso, darle a este disco una nueva vida (que creo que merece) después de un año y medio de trabajo, maquetación, preproducción, composición... En este sentido, tenemos invitados de lujo como Markéta Irglová, Iván Ferreiro, Víctor Manuel y Beret para rescatar uno de los discos más importante de mi vida (si no el que más).

¿Cómo se entienden estas colaboraciones?

Las colaboraciones suponen un premio a mi carrera y a mi vida. Son gente a la que admiro, en los que creo, y que han mejorado el disco. Todos accedieron a hacer estos duetos sin dudar; creyeron en mis canciones y en mí, y eso es algo que no olvidaré jamás. Creo que la música es unión, nunca enfrentamiento, nunca yo contra ti, sino yo contigo. Y ellos cuatro me lo han demostrado.

Se rodea de amigos, graba las canciones de este disco en directo, y le producen Tato Latorre y Toni Brunet, que trabajaron por separado. ¿Buscaba el contraste?

Absolutamente. Creo que Toni Brunet es el sonido orgánico, añejo, vintage. Maneja los arreglos de cuerda como nadie. Y creo que Tato es la modernidad. Sin embargo, yo soy ambas cosas. Creo mucho en su visión casi futurista-progresista, pero también soy una voz, un piano y una guitarra. En ese equilibrio nace el disco, y lo hace de una manera muy sincera, muy real.

A este emocionante viaje por su universo musical se añaden al álbum original nuevas canciones, como Dime a qué has venido, compuesta junto a Diego Cantero (Funambulista). ¿Había que aprovechar el momento?

Yo diría, más bien, aprovechar la amistad, no el momento, porque la amistad es eterna. Diego Cantero es mi hermano, es un tipo al que quiero profundamente y en el que creo mucho profesionalmente: para mí es uno de los mejores escritores de este país. Y una de las mañanas en las que quedamos para componer en Moraima, en mi casa, nació Dime a qué has venido. Tenía tanta fuerza, tanta verdad..., tenía un estribillo tan poderoso que le pedí que estuviese en esta reedición, y él accedió sin problemas. Así que, de algún modo, la esencia, el corazón y el alma de Diego (que es enorme) está en este disco, y eso para mí es un premio de vida.

Afirma haberse dejado el corazón en estas canciones. ¿La música puede ser catártica?

La gente que es tan intensa como yo se deja el alma y corazón en cada cosa que hace. Pero creo que eso no es malo; más bien, al contrario. No sé cantar a medias, no sé escribir a medias, no sé amar a medias. Voy con todo, a pecho descubierto, y salgo repleto de cicatrices, pero las agradezco: son un aprendizaje. Y me alegro muchísimo de sentir como siento porque eso es lo que me hace escribir canciones; que luego pueden ser buenas o malas, pero de lo que no puede haber dudas es de que son de verdad.

Le vi en el Imprescindibles, dedicado a Enrique Urquijo. ¿Cree que hay mucha gente en España que no sabe quién es Enrique Urquijo o Antonio Vega? ¿Hay vida más allá del reguetón?

Esta pregunta es interesantísima y, a la par, tiene una vertiente que para mí es muy dolorosa. Es durísimo que un chaval de 14 años cuyo sueño es ser cantautor no sepa quién es Luis Eduardo Aute, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Antonio Vega o Enrique Urquijo. Y no estoy en contra del reguetón –excepto del que degrada en sus letras a las mujeres, por supuesto–, ni de la música electrónica, ni de lo que sea que sea tendencia, pero sí estoy en contra de que en los mass media no haya un recuerdo a los maestros, de que Antonio Flores o Antonio Vega hayan dejado de sonar. Eso me parece durísimo, porque si les perdemos a ellos lo perdemos todo. Creo que su legado de canciones son la música clásica del futuro.

¿A quién le dedica la canción Todavía puedo oírte?

Se la dedico al que fue mi mejor amigo en EGB, en Ferrol, que a los 15 años murió de sobredosis. Y esta canción creo que resume la esencia de este disco (por eso es mi disco homónimo). Es decir, es el trabajo más personal de mi carrera, donde me he atrevido a contar lo incontable, donde me he desnudado más que nunca y donde cada canción o cada verso es un fragmento de mí, de mi alma, un recuerdo en forma de canción.

¿En todo hay canción?

¡Por supuesto que en todo hay una canción! Pero depende de las ganas que tengas de estar vivo y de narrarlo. En un paseo, en un parque, en una charla, en un tren, en una despedida en un aeropuerto..., en todo absolutamente hay canción. El tema es detenerse y querer plasmarlo y entender que no es necesario estar a la hora prohibida en los bares malditos buscando las musas. Las musas están a las siete de la mañana con un café mientras lees la prensa. 

A Serrat lo tiene presente a cada paso que da, y dice que Lucía es la canción con la que más ha llorado. Pudo interpretarla a dúo con él en el Wizink Center. ¿Qué recuerdo guarda de ese momento?

Serrat me parece uno de los mejores escritores de todos los tiempos en lengua castellana, y no solo hablo de canciones... Y el hecho de que accediera a cantar conmigo en el Wizink Center, que viniese desde Barcelona con su familia para cantar Lucía y se volviese a ir, es un ejemplo de lo que trato de conseguir para mi vida y mi carrera: tener semejante humildad y maestría, y ayudar a quien me lo pida dentro de muchos años (si es que consigo ser una cuarta parte de lo que él es para la música y para las canciones...). Me parece el maestro de los maestros, y el recuerdo que tengo de ese momento es algo que me llevaré conmigo al fin de mis días.

¿Cómo ve el mundo de la canción de autor ahora mismo, cómo ve a las nuevas generaciones?

Son un halo de esperanza; sobra talento. De hecho, a veces uno se enfada ante tanto talento desmesurado. Te hablaría de muchísimos casos: de Yoly Saa, de Ainoa Buitrago, de Sara Socas..., de un montón de gente que son talento puro, pero que sobre todo son juventud. Aún así, creo que la canción de autor es más poderosa que nunca.

Recientemente ha publicado A través de los ojos, una nueva obra de relatos. ¿Qué tiene la escritura que no encuentra en la música?

Creo que ambas se llaman. Creo que es importante ejercitar ambas vías de la palabra. Amamos la palabra en todos sus formatos, pero no el hecho de practicar la poesía te convierte en poeta. El hecho de ejercitar la palabra, de escribir, sí te aproxima a mejores canciones, mejores relatos, mejores textos..., y por eso lo hago. Es un acto puro de egoísmo, un ejercicio.

El 2020 fue un año de suspender conciertos y firmas, pero sacó un disco y escribió un libro. ¿Cómo ha cambiado la pandemia a Andrés Suárez? ¿Tiene la sensación, como tantos, de estar recuperando un año perdido?

Bueno, yo dentro de este desastre soy la persona más afortunada del mundo, porque he podido hacer noventa y pico conciertos en año y medio, no sé cuántas entrevistas, no he dejado de viajar... O sea que sería un hipócrita y un cínico si me quejase en esta entrevista. A pesar de ser los días más difíciles, yo no he parado de trabajar. Entonces, solo puedo dar gracias a mi discográfica, a mi oficina de management y a todos los profesionales que me rodean porque no han dejado de darme trabajo y no he dejado de trabajar. Pero es verdad que esta experiencia me ha cambiado, me ha hecho valorar más la sanidad pública, a la gente que se jugó el tipo y se cayó salvándonos a todos; me ha hecho tratar de pensar mucho menos en mi ombligo y mucho más en los demás, en acordarme de la gente que le llevaba una tarta a una señora que cumplía años sola, o de quienes compraron alimentos para la gente que se quedó sin nada. Únicamente trato de tener memoria.