Tomás Monsalve (Las Palmas de Gran Canaria, 1958) acaba de publicar su segunda novela, ‘Cuando los espíritus llenaban los espejos’. Se trata de una obra histórica sobre espiritismo y santiguadoras que transcurre entre las islas de Gran Canaria, Cuba e Inglaterra. 

¿En qué se basa su novela?

El título, Cuando los espíritus llenaban los espejos, tiene que ver con un movimiento a finales del siglo XIX en toda Europa en torno a que se creía en las manifestaciones de espíritus y las clases populares y más pudientes lo veían como normal porque aparecían por todos sitios. Era casi como una reunión social. Esta gente iba a cafés, al teatro o a reuniones privadas. Había una sociedad que lo admitía, entre ellos el escritor Arthur Conan Doyle, uno de los espiritistas más famosos y personas de mucha valía intelectual que veían el fenómeno y no lo podían negar porque era muy evidente. Las mesas se movían y respondían. También es cierto que había muchos impostores y fenómenos que no se podían explicar. 

¿Cómo evolucionó la cuestión espiritista?

A raíz de eso, sobre 1850 se da el movimiento espiritista liderado por Allan Kardec. Redacta el mensaje de los espíritus a distintos médium de diferentes países. Ese es el contexto histórico de finales del siglo XIX y principios del XX. Es lo que está ocurriendo en Europa. 

¿Y en Canarias, había algo similar?

En toda Europa se estaba dando el fenómeno de los espíritus y en Canarias, el de las santiguadoras, que muchas veces tenían las capacidades de médium porque contactaban con los espíritus. Estaban encargadas, además, de la sanación de la población. Venían de la época en que los conquistadores llegaron a las Islas por las aportaciones de los distintos grupos sociales y poblacionales, como fueron los judíos, berberiscos, musulmanes o gitanos. Aquí venía de todo y todos traían su propia magia. La Inquisición persiguió mucho a este tipo de personas, sobre todo a las mujeres, que tenían más capacidad para entrar en contacto con los espíritus. Se les ocurrió que si ellas ocultaban estas capacidades a través de los rezos de la Iglesia, como santiguadoras, podrían disimular porque, evidentemente, también curaban. Tenían muchos conocimientos, lo que muchos miembros de la Iglesia sabían y para que la población no se viese desasistida, muchas veces, para escapar del control de la Inquisición, ellas emplearon sus capacidades con el trasfondo de estar rezándole a un santo y hacer una oración.

¿Qué más sabemos de las santiguadoras?

Ha sido siempre una historia mal contada la de estas mujeres porque se ha enfocado de modo etnográfico, desde el punto de vista histórico y folclórico, pero no se ha llegado a la esencia de quiénes eran, por qué tenían esa impronta social, ese reconocimiento. A finales del siglo XIX había 40 médicos para toda Gran Canaria que, además, tenían el coste de la medicina privada, por lo que la mayoría de la gente acudía a la medicina popular que, muchas veces, llevaban las santiguadoras. Si estas personas tenían esta impronta es porque realmente contaban con una función social. Pero, además, vienen de la necesidad de la Inquisición de ponerle título a lo que no entendían. Veían fenómenos y entonces tenían que castigarlos, pero, para eso, primero había que juzgarlos y decir que se trataba de un delito. Entonces dividían a la población entre brujos, adivinos, santiguadores o sanadores. A cada uno, según su etiqueta, se les podía juzgar y decir que delinquieron. La santiguadora, como estaba bajo el paraguas de las oraciones de la Iglesia católica quedaba exenta de los tribunales. En cambio, todas las que se dedicaban a lo mismo, pero sin ese paraguas eran brujas, hechiceras y mil títulos más que los inquisidores tenían. 

La protagonista de la narración es una santiguadora, ¿no?

El personaje protagonista de la novela es, en parte, santiguadora. Se desarrolla entre Gran Canaria, Londres y Cuba. Con la obra hago una visión de cómo se ve en estos tres mundos el mismo fenómeno y cómo se trata. Mezclo realidad con ficción en algunos momentos porque todo lo que cuento sobre los hechos está constatado. Hay gente con la capacidad de recibir mensajes de espíritus y otra que ha tenido experiencias cercanas a la muerte. Todo eso es real. Lo que ocurre es que al personaje en que yo me inspiré no le suceden las cosas como yo cuento en la novela sino en distinto orden

¿Qué persigue manifestar el título?

Que era una época en que los espíritus se manifestaban en todo el mundo, en todas las clases sociales y en todos los escenarios. 

Se trata de un drama de crecimiento personal, de evolución y redención, con una mirada compasiva, dice la sinopsis. 

Es un drama de crecimiento personal porque la santiguadora protagonista de la novela es una joven que tiene capacidad de médium desde niña y adoptada por un señor que viene de Cuba, con toda la cultura de las religiones afrocubanas. Ella va creciendo a su lado, pero llega un momento en que su propio instinto natural y su propio crecimiento personal le hacen ver que para relacionarse con los espíritus y la conciencia de Dios y qué es realmente hay que plantear otro enfoque. Por eso es una novela de evolución personal, porque crece espiritualmente desde una religión sincrética africana a una espiritualidad mucho más personal. 

¿Qué pretende transmitir al lector con la novela?

Que hoy se recurre a terapias como el reiki o energéticas y también a una medicina más basada en las hierbas, que es lo mismo que hacían estas mujeres. Este es mi segundo relato. El primero se llamaba Historias clínicas. Ahora escribo porque me dedico a estudiar Historia y me pareció que estos personajes de las santiguadoras, no habían sido tratados de forma justa. 

Acaba de publicar el libro, según tengo entendido...

Sí, porque participé en el concurso del Ayuntamiento de Las Palmas sobre Ayudas a la autoedición. De más de 20 proyectos salieron tres elegidos. Uno de ellos fue el mío y me dieron el premio para editar la novela. 

¿Qué otros proyectos tiene en mente?

Llevo dos meses trabajando sobre uno nuevo y quiero continuar con lo que me gusta que es investigar la Historia de Gran Canaria. Estoy investigando sobre Luján Pérez y me apetece escribir sobre él para darle un trato correcto.