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Mayte Uceda: «La novela histórica gusta por saber cómo resolvían antes los problemas»

La novela histórica siempre ha interesado a los lectores y, en mi opinión, ese interés ha permanecido estable a lo largo de los años

Mayte Uceda. | | FIRMA FOTO

Mayte Uceda nació en Asturias (1967), es Informática de gestión, educadora social y autora de ‘Los Ángeles de La Torre’ (2013), ‘Un amor para Rebeca’ (2014), ‘Alicia y el teorema de los monos infinitos’ (2016) y ‘El guardián de la marea’(2021). 

Es una de las autoras invitadas al I Festival de Novela Histórica ciudad de Tacoronte, el primer festival de este género a nivel regional. ¿Qué espera de él?

Espero que sea el comienzo de muchos años de encuentros entre los aficionados al género. Es una forma maravillosa de potenciarlo y una opción más para que los lectores se acerquen a sus autores favoritos que, de novela histórica en España, tenemos muchos y muy buenos. A modo personal, me hace una ilusión tremenda formar parte de este primer festival que se celebra en las islas. Me siento una privilegiada y estoy muy agradecida.

¿Qué la ha llevado a escribir novela histórica?

Nunca me había planteado escribir una novela histórica. Fue a raíz de conocer el naufragio del Valbanera que surgió en mí la necesidad de indagar en el pasado para contar su historia. El Valbanera se hundió en 1919, de modo que no tuve más remedio que estudiar el contexto de la época, desarrollando la trama a partir de 1918, pocos meses antes de que finalizara la Gran Guerra. Reconozco que fue un hallazgo sorprendente descubrir la situación en la que se encontraban las islas como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. Ahora me estoy dando cuenta de que también está siendo un descubrimiento para muchos canarios. Es algo insólito que lo que sucedió no se estudie en los libros de texto.

¿Considera que este género narrativo está poco valorado?

Creo que la novela histórica siempre ha interesado a los lectores y, en mi opinión, ese interés ha permanecido estable a lo largo de los años. Nos gusta saber cómo se comportaban nuestros antepasados, cómo resolvían los problemas, cómo se desarrollaban las guerras o cómo se las arreglaban para sobrevivir en tiempos poco favorables. Es una búsqueda constante. Y muchas de esas respuestas las encontramos en las novelas.

Presentará su novela ‘El guardián de la marea’, una historia de mar, amor y guerra. ¿Qué más esconden las páginas de este libro?

El guardián de la marea trata una época fascinante, que abarca desde el final de la Gran Guerra hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial. También trata la Gripe Española de 1918, que nos lleva de forma ineludible a establecer un paralelismo con nuestra actual pandemia. En el libro narro cómo se las apañaba la gente en Las Palmas de Gran Canaria para luchar contra esta fatal enfermedad, que en muchas ocasiones provocaba una fulminante bronconeumonía que mataba en solo tres días y que dejó millones de muertos en todo el mundo. Nos suena, ¿verdad? El lector también encontrará escenarios exóticos y el amor en su acepción más universal, la lucha por la supervivencia de unas personas que no tienen nada, el deseo de un soldado en una guerra que solo quiere sobrevivir para volver a ver a su familia. La novela tiene todos los ingredientes de las grandes historias, o eso me gusta pensar.

Además, está ambientada en Canarias…

Sí, y tiene una explicación lógica. Cuando decidí escribir sobre el Valbanera descubrí que la mayoría del pasaje estaba formado por canarios. No tuve ninguna duda de que debía situar la novela en las islas. Era lo más justo. Y fue todo un acierto. La historia de este transatlántico no podría haberla ubicado en otro punto de nuestra geografía y, ahora, cuando uno empieza a recoger los frutos del trabajo, no dejan de llegarme mensajes preciosos desde muchos rincones del archipiélago. Y eso me emociona.

¿Qué la llevó a escribir acerca del bloqueo que sufrió Canarias durante la Primera Guerra Mundial y el naufragio del ‘Valbanera’?

La casualidad. Fue en 2016, cuando se conmemoraba el centenario de hundimiento del transatlántico español Príncipe de Asturias. Vivo en un puerto de mar, y en casa nos gustan mucho los barcos. Buscando algo más de información sobre el mencionado naufragio, llegué al Valbanera. Reconozco que nunca había oído hablar de él, y me impactó que fuera tan desconocido, sobre todo porque ocupa el primer puesto en el ranking de los grandes naufragios de nuestra navegación comercial. Como ya he mencionado, descubrí el bloqueo a Canarias por parte de los submarinos alemanes cuando empecé a investigar el contexto histórico de la época en que se hundió el Valbanera.

En alguna ocasión ha comentado que ‘El guardián de la marea’ es su novela más personal, ¿podría explicarnos por qué?

Porque adquirí un compromiso con el recuerdo del Valbanera desde el momento en que tuve conocimiento de su naufragio. Quería que la gente conociera este siniestro del mismo modo que conoce el hundimiento del Titanic que, dicho sea de paso, el cine y la literatura anglosajona se han encargado de que a nadie se le olvide. Lo cual les honra. En el Valbanera fallecieron 488 personas entre pasaje y tripulación, y tanto las instituciones como la memoria popular lo han relegado al olvido. Eso me parece injusto y quiero que cambie. La literatura, una novela, es un buen primer paso, sobre todo si genera debate.

¿Es esta novela un homenaje a las víctimas de la guerra que morían de hambre en las islas y que nadie recuerda?

Efectivamente. Es un homenaje a unas personas que nacieron con el único propósito de sobrevivir, que sabían valorar cada momento que les regalaba la vida, aunque cada día estuviera plagado de incertidumbre, sin un pedazo de pan que llevarse a la boca, con unos índices de mortalidad infantil que nos harían caer hoy de rodillas y con tal cantidad de enfermedades en circulación que era casi un milagro esquivarlas todas. Un homenaje a hombres y mujeres que tuvieron que emigran para optar a una vida digna y que, en muchas ocasiones, encontraron la muerte en el océano. Como vaticina uno de los personajes: «Nuestros muertos no los contará nadie porque no estamos en guerra». Y así fue.

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