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Amalgama

Intelectuales europeos

Juan Ezequiel Morales

La intelectualidad europea inconforme con la gestión de los problemas originados por la expansión del coronavirus, mantiene alta tensión con sus oponentes. Voces autorizadas como las de los pensadores Ugo Mattei, Máximo Cacciari, Giorgio Agamben o Carlo Freccero, a las que se les enfrentan otros tándems favorables, como Bruno Latour o Slavo Zizec, traen a la palestra un juego de razonamientos y contra-razonamientos. Las voces intelectuales que se preocupan por la filosofía política de este problema lo hacen porque ven que se corre peligro en cuanto al uso incontrolado y malvado del panorama vacunal.

Veamos. La CIA planeó una falsa campaña de vacunación en Pakistán para capturar a Bin Laden. El diario The Guardian fue el que lo reveló en su momento; con la ayuda de un médico local, se generó una campaña de vacunación en ese país para obtener muestras de ADN de los niños que vivían en el complejo de edificios de Abbottabad, donde se sospechaba que se ocultaba Bin Laden. La recogida de muestras genéticas vigilaba a familiares cercanos a Bin Laden, y se empezó a vacunar contra la hepatitis B a los niños de Abbottabad, sin que las autoridades sanitarias de Pakistán lo supieran. Tras la publicación del artículo de The Guardian, los talibanes prohibieron cualquier campaña de vacunación, y atacaron al personal médico encargado de ello.

Un estudio financiado por la beca Ramón y Cajal, en el que participó Andreas Stegmann, detectó que por este motivo las tasas de inmunización bajaron hasta casi un 39% en la zona. Este tipo de actitudes son las que inducen a sospechar del uso torticero de un acto sanitario para otros motivos. Y es lo que preocupa a los filósofos avispados, los que, por su propia obligación de pensar, nunca se fían del Estado, de Leviatán.

Acudamos a Italia y Francia. Leemos en France Soir, esta semana, que los intelectuales italianos continúan su lucha: un segundo congreso con francófonos, el 8 de diciembre, se celebró en el Colegio Universitario Internacional de Turín, en el marco de la comisión multidisciplinaria «Duda y precaución», dirigido por Ugo Mattei (profesor de Derecho Civil y Comparado, especialista en bienes comunes, autor de Beni Comuni. Un Manifesto), Massimo Cacciari (filósofo de izquierda y exalcalde de Venecia), Giorgio Agamben (uno de los principales filósofos y ontólogos contemporáneos) y Carlo Freccero (filósofo y periodista vinculado al movimiento 5 Estrellas). Participaron médicos, abogados, físicos, especialistas en IA, antropólogos en salud pública y sociólogos. Se trató de la farmacovigilancia activa, la vacunación de niños, recopilación de testimonios, etcétera. El filósofo Giorgio Agamben expresó dudas sobre el lugar del derecho en la actual crisis social: “Debemos pasar a formas de acción más concretas. Podemos continuar la batalla en nombre de la ley, tácticamente, es posible, pero estratégicamente puede ser inútil en el sentido de que frente a un gobierno que ignora la legalidad, me parece inútil invocar derechos. Repito: ¿qué sentido habría tenido invocar derechos ante Hitler y Stalin? No tiene sentido”.

Intelectuales europeos juan ezequiel morales

Recientemente hemos escuchado en directo a Justin Trudeau, primer ministro socialista de Canadá: “Independientemente del hecho de que estemos atacando sus derechos fundamentales, o limitándolos, y la constitución dice que es incorrecto, lo seguiremos haciendo. Básicamente es una salida que permite que la mayoría anule los derechos fundamentales de una minoría”; en un mitin le contestaba a Trudeau una participante: “No está trabajando para Canadá”, lo tildaba de traidor y se preguntaba: “¿Qué hacíamos en Canadá con los traidores? Solíamos colgarlos”. Jacinta Anderns, primera ministra socialista de Nueva Zelanda: “Hay dos clases de personas, los que están vacunados y los que no están vacunados, y sólo tienes todos los derechos si estás vacunado”. En varias ocasiones ya hemos visto, por ejemplo, la noticia “Get boosted now”, en primera plana, a portada completa, en The Sun, The Times, The Mirror, Daily Star, Daily Express, Daily Mail, The Guardian… ¡el mismo día todos la misma portada, recomendando vacuna de refuerzo, con la misma frase! Esto muestra de la subvención del pensamiento único en los mass media, lo cual hace pinza con los mandatos gubernamentales y provoca la quiebra del equilibrio democrático que preocupa a los filósofos italianos. Ahora bien, la Cámara de los Lores del Reino Unido, el 13 de diciembre, dijo que las pruebas científicas son insuficientes para respaldar la vacunación obligatoria del personal del Servicio Nacional de Salud, en rápida respuesta a la cuestión planteada por un grupo de profesores del University College de Londres, en carta publicada en el British Medical Journal: “Como médicos y profesionales de la salud, nos gustaría expresar nuestra oposición a la vacunación obligatoria contra el SARS-CoV-2 para cualquier grupo de personas, incluidos los profesionales de la salud. No discutimos que el covid-19 pueda ser y haya sido una infección peligrosa y estamos de acuerdo en que las vacunas son eficaces en muchas situaciones. Sin embargo, existe una gran incertidumbre sobre la eficacia de las vacunas covíricas, algunas complicaciones graves a corto plazo y una falta de datos sobre los daños a largo plazo. En esta situación, es imperativo que la gente pueda elegir con pleno conocimiento de causa si se vacuna o no”. Y advierte: “En cuanto a la seguridad de las vacunas, está claro que se producen efectos adversos raros pero graves y potencialmente mortales, como la trombosis y la miocarditis, y que han tardado meses en identificarse. Los daños a largo plazo serán difíciles de detectar debido a la corta duración de los ensayos aleatorios y sólo se pondrán de manifiesto en los próximos años… hay pocos datos sobre los efectos adversos de las vacunas de refuerzo, lo cual es significativo, ya que desde hace tiempo existe la preocupación por la exposición repetida a la tecnología del ARNm”. De hecho, un estudio publicado en Octubre de 2021 en The Lancet, dirigido por Peter Nordström, comparó personas vacunadas y no vacunadas de entre 1,6 millones de individuos durante nueve meses en Suecia. Mostró que la protección contra el COVID-19 sintomático disminuyó con el tiempo, de modo que, a los seis meses algunos de los grupos vacunados más vulnerables tenían un riesgo mayor que sus compañeros no vacunados. Los médicos llaman a este fenómeno en los repetidamente vacunados “erosión inmunológica” o “inmunodeficiencia adquirida”, lo que explica la elevada incidencia de miocarditis y otras enfermedades posteriores a la vacuna que los afectan más rápidamente, provocando la muerte, o más lentamente, lo que resulta en enfermedades crónicas. Con todo esto, la propia pandemia, que va desapareciendo en tanto letalidad, unida al agravamiento de las medidas políticas de multitud de países, democráticos o no, dan pábulo a la preocupación filosófica de Agamben y colegas y, sobre todo, al llamamiento defensivo de Agamben, en términos de «praxis» filosófica.

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