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ANÁLISIS

Los orígenes de los rodajes cinematográficos extranjeros en Canarias

La UFA fue la primera gran productora en aprovechar desde 1929 la orografía de las Islas para representar el exotismo de lo lejano

Los orígenes de los rodajes cinematográficos extranjeros en Canarias

Desde hace algún tiempo, los artículos y reportajes sobre el desarrollo del rodaje de cualquier película han ido incorporándose paulatinamente a las secciones de cultura de todos los medios. También el ‘cómo se hizo’ la película, más conocido por su término anglosajón, making off, se ha convertido en un producto televisivo casi tan consumido como el propio film. Ello ha favorecido que el lugar de rodaje donde se desarrolla la película haya cobrado un mayor protagonismo, convirtiéndose en un personaje más de la cinta. Una de las localizaciones más utilizadas en Europa para este fin ha sido las Islas Canarias. En este archipiélago español, cercano a África, con un clima cálido durante todo el año y una extremada variedad de paisajes, se ha llevado a cabo un número casi incalculable de producciones tanto cinematográficas como televisivas a lo largo de la historia del cine.

En este artículo pretendemos dar a conocer aquellas películas argumentales extranjeras que rodadas total o parcialmente en este archipiélago tuvieron una importante repercusión a lo largo del siglo XX. Moby Dick (1955, John Huston) o Hace un millón de años (1966, Don Chaffey) son quizás los dos títulos más mundialmente conocidos de una larga lista de producciones de muy distinta procedencia. Este conjunto de películas dirigidas por prestigiosos cineastas internacionales constituyen la antesala de famosas películas internacionales rodadas en las últimas décadas en las Islas, entre las que se encuentran desde Furia de Titanes (2010) o Jason Bourne con Matt Damon (2016) hasta llegar a las más recientes superproducciones de Netflix con George Clooney como protagonista en Cielo de Medianoche (2020) o con Jennifer López en The Mother actualmente en fase de rodaje en la isla de Gran Canaria.

La primera productora que descubrió la posibilidad de rodar en este archipiélago en unas mejores condiciones que las de lugares más vírgenes y remotos del planeta, sin perder por ello el exotismo deseado, fue la mayor productora europea de la época. Esta era la gran UFA, con sede en Berlín y que en 1929 vendría a rodar a Tenerife y Gran Canaria Si algún día das tu corazón (Johannes Guter). Película musical protagonizada por Lilian Harvey, una de las actrices más conocidas del momento. Todo apunta a que a la UFA debió de suponerle una operación económicamente rentable, ya que incorporarían nuevamente en sus planes de rodaje a estas islas para otras tres producciones más en los años treinta. Destaca por su éxito internacional y por la figura de su director, la dirigida por Douglas Sirk, titulada La Habanera (1937), y en la que Canarias sirvió para representar Puerto Rico. Erik Holder, miembro del equipo de producción, en declaraciones a la prensa local, comenta los motivos de la elección de esta localización: «Las características de esta vegetación, los cráteres volcánicos de Tenerife, la aridez extrema de unas zonas y la frondosidad múltiple de otras, son materia plenamente aprovechable. ¿Por qué no utilizar, entonces, este paisaje, que nos ofrece la ventaja de su mayor proximidad a Alemania?». También el prestigioso actor y director Paul Wegener, conocido sobre todo por su obra El Golem (1920), dirigiría Un hombre que quiso ir a Alemania, en 1934. Y el equipo técnico de uno de los jefes de producción más destacados de la UFA, Karl Ritter, se trasladaría a Canarias en 1935 junto con el director Werner Klinger para el rodaje en exteriores de Los amotinados de Santa Cruz (1935).

La UFA aprovechó la variopinta orografía de las islas y sus edificaciones similares a muchas de las ciudades de Suramérica para representar el exotismo de lo lejano, así como la vida en islas perdidas en los océanos. Estas producciones favorecerían un conocimiento aún mayor de las Islas Canarias, principalmente en Alemania y en Austria durante la primera mitad de este siglo.

Sin embargo, un caso especial, porque ha sido una de las pocas veces en que el guión incluye al propio archipiélago y, sobre todo, porque supuso una promoción negativa para éste, fue una producción de la Fox Film de 1934, basada en una novela del mismo nombre, titulada Grand Canary. No obstante, a pesar de llevar el nombre de la isla de Gran Canaria, la acción se desarrolla principalmente en la isla de Tenerife. Ya que no se tiene constancia del rodaje ni se ha encontrado la cinta, todo hace suponer que las imágenes incorporadas pudieron provenir de un documental filmado el año anterior por la misma productora. Los errores geográficos, la imagen desfavorecida del pueblo canario y la visión del archipiélago azotado por una epidemia de fiebre amarilla produjeron la reacción en su contra de la colonia canaria durante su exhibición en Cuba y en Inglaterra. Curiosamente, en España nunca llegaría a estrenarse.

Desde aquellas fechas hasta nuestros días se han realizado en el archipiélago cientos de películas e incontables documentales, sin olvidarnos de los innumerables anuncios publicitarios, programas de televisión y vídeos musicales. En la década de los cuarenta de siglo XX se hicieron varias películas españolas, pero a partir de los cincuenta hubo una importante proliferación de producciones tanto nacionales como extranjeras que han marcado un momento crucial en la cinematografía hecha en Canarias.

Destaca entre todas una americana sobradamente conocida, exhibida en todo el mundo y alabada por los expertos, titulada Moby Dick (1955), tercera versión de la novela homónima de Herman Melville, dirigida por John Huston y con Gregory Peck como el capitán Ahab. El reparto y el equipo técnico se desplazaría para filmar escenas de mar abierto y de la captura de la gran ballena blanca, que fue reconstruida en los astilleros de Las Palmas de Gran Canaria partiendo de una maqueta que aún se conserva en las islas. Aunque el motivo de esta localización fue consecuencia de la necesidad de unas aguas tranquilas y cálidas, curiosamente, «el propio Gregory Peck se vería envuelto en un naufragio de una ballena de caucho cuando una tormenta barrió las Islas Canarias». Los restantes exteriores fueron filmados en la isla de Madeira, Gales, Escocia e Irlanda.

A pesar de que esta interesante película no sirvió directamente para mostrar Canarias, diez años más tarde los parajes más extraordinarios se emplearían para mostrar una fantástica prehistoria, en una de las películas que más ha paseado las Islas Canarias por todo el mundo. Fue en Hace un millón de años (1965, Don Chaffey), con la que Raquel Welch saltaría a la fama. Su imagen mínimamente ataviada con un bikini de piel de cabra se convirtió en un mito de los años 60. Este remake de la obra de Hal Roach y D.W. Griffith (One million B. C., 1940) tuvo una gran campaña publicitaria apoyada en la celebración del film número 100 de la productora inglesa Hammer Films, fábrica de muchas de las mejores películas fantásticas de la historia del cine. En ella se descubre continuamente Las Cañadas y el Teide, en Tenerife, las playas de Papagayo de Lanzarote y diversos lugares de Fuerteventura. Una tierra poblada por bestias feroces en la que Raquel Welch y John Richardson luchan constantemente. El autor de un libro especializado en este tipo de películas comenta sobre la idoneidad de los escenarios elegidos: «Carreras [el productor] dispuso rodarla en bellísimos exteriores de la isla de Lanzarote, cuyas agrestes tierras volcánicas, playas virginales y salvajes arenas desérticas coinciden perfectamente con el concepto que tenemos del paisaje de la época».

Pero ésta no sería la única película de dinosaurios llevada a cabo en estas islas. De nuevo la productora británica Hammer, aprovechando el éxito anterior, volvería a utilizar en 1970 la misma fórmula y las más áridas y desérticas tierras canarias en Cuando los dinosaurios dominaban la tierra, dirigida por Val Guest. Sin embargo, esta cinta no obtendría el éxito de Hace un millón de años, que batiría todos los records de taquilla.

Aquella fue una década en la que los dinosaurios se convirtieron en protagonistas de la gran pantalla. En 1975, el productor John Dark para la productora inglesa Amicus comenzaría un ciclo de adaptaciones de Edgar Rice Burroughs, creador de Tarzán, con La tierra olvidada por el tiempo, que dirigiría Kevin Connor y protagonizada por Doug McClure, popular en aquel entonces por el personaje de ‘Trampas’ en la serie El virginiano.

La isla de La Palma ocuparía el lugar de la isla de Capriona en Suramérica para la realización de la secuela de este film Viaje al mundo perdido (1977, Kevin Connor).

Basándose en novelas de Julio Verne se llevarían al cine numerosos títulos de los que dos fueron filmados en el archipiélago el mimo año: Un capitán de quince años (1972, Jesús Franco) y La isla misteriosa (1972, Juan Antonio Bardem), desarrollada en Lanzarote y Camerún.

En 1970, uno de los grandes precursores del llamado nuevo cine alemán, Werner Herzog, dirigiría un casting de enanos en un film de repulsa a la sociedad titulado También los enanos nacieron pequeños rodado en la zona más volcánica de Lanzarote. Además, aprovechando su estancia en la isla, este director realizó varias tomas con las que concluyó una película documental titulada Fata Morgana (1970), filmada en numerosos lugares inhóspitos del mundo.

Un año después tendríamos a la famosa actriz Rita Hayworth en Lanzarote como protagonista de Sur la route de Salina (1971, Georges Lautner), una película desconocida para el gran público pero considerada por un crítico de The Los Angeles Times como una de las mejores interpretaciones de la carrera de la veterana actriz. A pesar de que, como se indica en el artículo, es «una película admirablemente ambiciosa de sofisticado interés» fue «relegada a un circuito de cines de barrio y drive–ins (cinecars) donde ni la película en sí ni su protagonista tendrán ocasión de ser apreciadas». Añade el artículo, muchos tacharán la película de pretenciosa y «artística» en sentido peyorativo, perdiéndose la conmovedora validez psicológica de sus personajes y sus enmarañadas relaciones (...)». Se dice esto, porque Rita Hayworth hace una interpretación excelente, en el papel de una mujer que prefiere que la tomen por loca antes de afrontar el hecho de que su hija mató a su hermano cuando éste intentó acabar con su relación incestuosa. Todo el film, de una soberbia fotografía, se desarrolla en las salinas de Lanzarote y en la zona de los volcanes del parque nacional de Timanfaya. Lugar este último, como vamos apreciando, preferido por la industria extranjera dentro de toda la orografía canaria.

Más tarde se rodaría otra película en los mismos parajes que sí tuvo un éxito internacional rotundo y que hemos visto repetidas veces por televisión. Un espectacular drama futurista, Enemigo mío (1986), del director alemán Wolfgang Petersen (La historia interminable, 1984 y El submarino, 1981). En esta superproducción americana producida por la 20th Century Fox, dos pueblos, el de un humano, interpretado por Dennis Quaid, y el de un alienígena, Louis Gossett Jr., ganador de un oscar por su trabajo en Oficial y Caballero (1982, Taylor Hackford), combaten a muerte en el espacio, coincidiendo ambos en un planeta totalmente deshabitado en el que poco a poco va surgiendo la amistad. Ésta sería tan solo una de las veces en que la misma región volcánica que valió para reflejar la prehistoria serviría también a la industria cinematográfica para representar otros mundos.

Lamentablemente hay que reseñar que los productores de este film se llevaron impunemente toneladas de lava de Lanzarote, reproduciendo el planeta lejano que les ofrecía el parque nacional de Timanfaya en los estudios de Bavaria en Múnich. La promoción de la isla de Lanzarote por todos los rincones de la Tierra fue una realidad, ya que el propio rodaje atrajo como en otras ocasiones a numerosos periodistas que no sólo trataron los acontecimientos que rodearon a la película sino que también divulgaron las excelencias de Canarias con sus comentarios.

De esta forma han quedado plasmados en la prensa testimonios de asombro por la belleza de estas islas atlánticas inmersas en una eterna primavera, donde –parafraseando a directores y jefes de producción– sus pocos habitantes son una mezcla entre africanos y europeos, sus aguas están templadas todo el año e incluso, a menudo, puede leerse un reconocimiento a las empresas de producción locales por el excelente trabajo de coordinación llevado a cabo durante el rodaje.

El realizador francés Claude Chabrol no quiso quedarse fuera del enorme grupo de directores que aprovecharon los paisajes, el clima y la luz de estas islas y rodaría un thriller futurista, Dr. M (1990), planteado como homenaje al centenario de Fritz Lang, y que tuvo en su reparto a Wolfgang Preiss, quien encarnase al propio Dr. Mabuse en la segunda película de Lang sobre éste. Esta vez las dunas de Maspalomas en Gran Canaria y la ciudad de Berlín fueron las dos localizaciones elegidas.

También contó con exteriores en Canarias y Berlín otra producción alemana, realizada por la única directora extranjera que sabemos que se haya desplazado a esta región, Ulrike Ottinger, quien filmó la película surrealista Dorian Gray en el espejo de la prensa sensacionalista (1984). En la isla de Fuerteventura se desarrollarían las escenas correspondientes a una original ópera sobre la conquista de Canarias por parte de los españoles.

Pero otro de los géneros, además del de ciencia-ficción, para el que esta variopinta orografía resultó perfecta fue para el western. El sheriff implacable (1964, Rolf Olsen), primer western de nacionalidad austriaca, sería filmado en el sur de Gran Canaria en un ‘poblado del oeste’ construido para albergar este tipo de producciones. Paradójicamente se volverían a cambiar los escenarios de Almería, en el sur de la península ibérica, por los de Canarias para otra producción reseñable, Por la senda más dura (1975), del director de spaghetti westerns Antonio Margheriti, y producida nuevamente por la 20th Century Fox. El camino por una senda, como menciona el título, va desde Abilane, Texas, a Sonora, México, haciendo los parajes desérticos isleños las veces de Texas y proporcionando unas imágenes bellísimas a este western donde lo principal es la acción junto con el paisaje, aunque no tuvo una buena acogida por la prensa americana. El productor Bernsen justifica la elección de Canarias aludiendo que si en lugar de rodar en las islas con 2.300.000 dólares lo hubiese hecho en los Estados Unidos, le habría costado más del doble. Esta disminución de los costes de producción, comenta el productor, deriva del tiempo que pudo ahorrarse el equipo filmando variados escenarios en un pequeño territorio, Tenerife, que de haberse localizado en Norteamérica hubieran requerido recorrer de un lado al otro los Estados Unidos.

En cuanto a las películas hechas solamente para televisión, el mayor número lo constituyen las alemanas, ya que es un país donde las cadenas han estado financiando desde sus orígenes las más variadas producciones acordes con la demanda de las audiencias en cada momento. Películas de ciencia-ficción como Operación Ganymides (1977) que en España obtuvo el premio del Festival Imagific, dramas como Las últimas vacaciones (1975), destinadas al público infantil como Las aventuras de Willy Woof (1995) o policiacas como El capitán (1995), etc.

El escritor y director alemán de telefilms que más ha sobresalido en la historia de la cinematografía hecha en Canarias es Rainer Erler, ya que realizó entre 1972 y 1978 siete películas en diferentes islas. Para él, este archipiélago ofrecía una fuente inagotable de localizaciones que permitían desarrollar cualquier historia. A él es también de agradecerle el impulso que propició a la creación de empresas de asistencia a rodajes en las islas.

En el ámbito televisivo, la relación existente entre Canarias y el turismo alemán ha favorecido la producción de films que sitúan la acción real en las islas. Es el caso de un rodaje que finalizó a principios de 1997 cuya traducción del título es Médico de vacaciones. En este caso, la acción se circunscribe a la isla de Tenerife, donde se afinca un doctor alemán que vive toda una pesadilla con su familia a la que vienen persiguiendo desde Alemania.

Con todo lo expuesto, hemos tratado de dar a conocer el papel representado por estas islas en las películas extranjeras filmadas en las islas en el siglo XX, gracias al cual se ha venido produciendo desde entonces una promoción en unos casos directa y en otras indirecta de las Islas Canarias.

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