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Novela negra

Chris Whitaker: apuñalado, drogadicto, 'broker' arruinado y hoy escritor de éxito

El autor británico, que utilizó la escritura como terapia para cerrar las heridas de su traumático pasado, presentará en BCNegra su premiado 'thriller' 'Empezamos por el final', del que Disney ya prepara una serie

El escritor británico Chris Whitaker.

Tenía 19 años cuando un atracador le dio dos cuchilladas en el costado. Pudo evitar una tercera en el pecho. "Me robó la cartera, el móvil. Me amenazó. Me dijo ‘sé donde vives’. Tuve miedo. Fue muy traumático. Estuve asustado durante años", explica Chris Whitaker, quien asegura ahora haber logrado "pasar página" de un pasado de novela: no dormía, no comía. "Caí en las drogas. Me emborraché y tuve un accidente de coche", se sincera. Y se plantó en la City de Londres para trabajar de ‘broker’: perdió un millón de libras en una operación y lo ocultó. La empresa no le denunció si les devolvía la mitad. "Ahora estoy mejor que nunca, ya no tengo nada que ver con aquel chico arruinado. Es mi experiencia y me ha hecho quien soy. No puedo vivir aterrorizado por mi pasado. Y he aprendido de los errores que cometí", confiesa el hoy escritor de éxito, a punto de viajar a Barcelona para participar en el festival BCNegra con 'Empezamos por el final' (Salamandra), un premiado ‘thriller’ traducido a 20 idiomas y del que Disney prepara una serie. 

"No creo que sea posible superarlo del todo. Durante muchos años tuve problemas, cuando veía una escena violenta en televisión, en el cine, o la leía en un libro, me afectaba. Me ponía nervioso ver un cuchillo, una navaja. Tenía la sensación de que no cerraba la herida, porque el tiempo cura solo hasta cierto punto. Hablar y escribir de ello me ha ayudado. El alcohol, las drogas... esa nube está ahí, detrás de mí y siempre la llevaré encima", continúa Whitaker por videoconferencia desde una "cabañita tipo Ikea" que se montó durante el confinamiento para escribir tranquilo en Hertfordshire, donde vive con su mujer y sus tres hijos, cerca de Londres.  

Los personajes de 'Empezamos por el final', ambientada en Estados Unidos -California y Montana-, están, como su creador, marcados por lo que les ocurrió en el pasado. Cuando tenía 15 años, Vincent atropelló por accidente y mató a la hermana pequeña de su amiga Star. Acabó en una cárcel de adultos, de la que sale 30 años después. Ella, que cayó en una espiral autodestructiva, es madre soltera de Robin, de 5 años, y Duchess, de 13. Y por ellos, antes de que se produzca otra muerte, vela el policía Walk, su "brújula moral" y amigo de Vincent y Star, quien intenta ocultar que sufre Parkinson, "una enfermedad que le obliga a crecer, a dejar de mirar atrás y preguntarse qué le depara el futuro".

"Escribir sobre Duchess me sirvió de terapia, a través de ella explicaba las cosas que yo sentía", cuenta Whitaker, que mucho antes de publicar la novela ya la imaginaba "con sombrero cowboy y pistola". "Descubre que ha tenido un antepasado proscrito y se autodeclara una forajida. No ha tenido infancia y asume las responsabilidades de una adulta, cuidando a su hermano. La veía pensando en la venganza, y eso es también muy de wéstern -añade-. Aunque creo que la venganza no cierra las heridas".  

A él le lo que le "ayuda" es hablar de ellas. "Durante años lo silencié, pero hacerlo me sirve de terapia. De hecho, mi padre supo lo de las drogas al leerlo en el periódico y me regañó por no habérselo dicho antes. Puede que mis hijos, de entre 11 y 8 años, lo sepan por Google antes de que se lo explique yo. Cuando me preguntan por la cicatriz les digo que fue un tiburón". No perdona a quien le apuñaló, admite. "Pero tampoco le odio. No me gustaría encontrármelo. Tampoco querría saber por qué lo hizo. Quiero pensar que tendría problemas en su vida". Cuando empezó como corredor de bolsa tenía la sensación de que "lo había dejado atrás". "Pero ahora sé que no era así: lo aparqué, lo enterré. Proyectaba una imagen de mí de persona con éxito, pero me arruiné y lo perdí todo. Siete años después, cuando seguía sin un duro, seguía sin contarlo. No se me da bien pedir ayuda". 

Un año en Marbella

Whitaker acabó dejando su trabajo en la City. "Había leído una entrevista con John Hart, que dejó su profesión de abogado para escribir sin tener experiencia. Escribir siempre me había ayudado y quería explorarlo". Con su esposa embarazada dio un golpe de timón. "Lo vendimos todo, el coche y un buen piso, nos instalamos en Marbella un año. Allí encontré la paz y tranquilidad que necesitaba para hacerlo y escribí mi primera novela, ‘Tall oaks’". En 2020, durante el confinamiento, publicaba 'Empezamos por el final' en Inglaterra. Y sigue escribiendo. "Lo haría gratis, aunque nadie me leyera", afirma. Ahora, otra novela, también "sobre un crimen y una historia de amor".  

‘Empezamos por el final’

Chris Whitaker 

 Salamandra

Traducción: Antonio Padilla

 432 páginas. 21 euros

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