Como una suerte de Marcello Mastroianni en La Dolce Vita, pero en femenino y a la española, recorría la periodista lucense Viruca Yebra las fiestas de alta categoría de Marbella cuando trabajaba como cronista de sociedad para el diario ABC. Entre conversaciones nocturnas, eventos, reuniones y ejercicios contemplativos por los paseos marítimos, Viruca Yebra comenzó a intuir un trasfondo complejo en historias de vida de una clase social que vivió el esplendor marbellí de la España de los 60. Cuatro años de investigaciones y entrevistas profundas después nació La última Condesa Nazi, una novela basada en hechos reales que su autora presentó este jueves en el Real Círculo de la Amistad.

La obra tiene como protagonista a Clotilde von Havel, aristócrata y esposa del comandante del ejército nazi Maximiliano von Havel, quien ante el avance de las tropas soviéticas se ve obligada a abandonar su hogar junto con sus dos hijos y unas pocas pertenencias. Desde ese momento se convierte en una refugiada lejos de su país a la que, por circunstancias terribles, sus hijos le son arrebatados. Comienza entonces una odisea para la protagonista, a través del devastado Berlín de posguerra, Nueva York y Londres, durante la que trata de dar sentido a los cabos sueltos de su pasado, hasta que termina en el sur de España.

"Clotilde es un personaje muy fuerte, pero lleno de traumas. Ella es ficticia pero está inspirada en muchas Clotildes reales que he conocido y me han contado su historia", matiza la autora. Comenzó a idear la novela partiendo de dos planos históricos; la huida de aristócratas tras la Segunda Guerra Mundial, con su pérdida de estatus, así como el conjunto de bohemios, escritores y artistas instalados en el sur de España y que vivieron la dictadura franquista. Pero la chispa la produjeron "esas señoras mayores, elegantes, que caminaban solas por el paseo marítimo de Marbella y me hacían preguntarme por su pasado, el por qué de sus historias", en palabras de Yebra, de ahí el inicio de embarcarse en un personaje que, de alguna forma, abarcase a todas esas antiguas aristócratas a las que la historia desplazó.

La Costa del Sol, según cuenta Viruca Yebra, fue un ‘escondite’ para nazis al final de la guerra. "Yo no quería hacer un ensayo sobre nazis en la costa del sol", explica, "Se han contado historias de esa época de Marbella, pero desde la inmediatez. Yo traté de hacer un puzzle con todas esas historias y llegué a la conclusión de que, cuando haces un estudio exhaustivo de un momento histórico, te da lugar a algo diferente, original". Ese carácter distintivo se encuentra en una narración omnisciente que en ningún momento juzga a los personajes, ni sus decisiones, sino que tiene en cuenta sus circunstancias históricas para hacer ver al lector que no todo es blanco o negro. Clotilde no simpatiza con la ideología nazi y, pese a todo, tiene que cargar con ese estigma. La historia va revelando que los personajes nunca son tan sencillos como aparentan a primera vista, tampoco el marido de Clotilde. La condesa, en un momento de la historia, habla con Franco para pedirle que expatríe a un nazi, Otto Remer, un personaje real que en el libro juega un papel relevante al ser el verdugo del marido de la condesa, y el general omite hacerlo, alegando que las leyes de su país no lo permiten. Este es solo uno de los variados personajes históricos que participan en de esta ficción sustentada sobre datos sólidos reales.

La Costa del Sol fue, según la autora, un escondite para nazis al terminar la Segunda Guerra Mundial

La mayor parte de las historias humanas durante la guerra transcurren en pleno conflicto, pero la periodista quería ir más allá, abordar temáticas de posguerra menos conocidas, como el exilio de los jerarcas nazis, la oposición al propio régimen dentro del ejército alemán, "alemanes que también sufrieron mucho por la guerra y por su país, sin apoyar al régimen, pero que fueron encasillados como nazis para toda la vida", insiste la autora, o la búsqueda de sus orígenes por parte de las familias judías separadas por Hitler. "La gente suele hablar de los judíos que murieron o de los que se salvaron, pero ¿qué pasó con los que tuvieron que cargar con los estragos de la guerra, aquellos que lucharon por conocer sus orígenes, volver a reencontrarse con sus familiares?", apunta Yebra.

"No he tenido miedo de abordar la historia desde el punto de vista de que en la vida no todo es blanco o negro y de que debemos estudiar el contexto antes de tomar una decisión", declara, y reconoce que "no podría haber escrito esta novela si yo no fuese periodista", debido al extenso trabajo de campo, que ya produce sus frutos, y sus anécdotas, como el hecho de que una mujer judía, en conversaciones con la novelista en la Casa Sefardí, le confesase su aversión principal por la protagonista del libro, con la que fue empatizando hasta el final de la historia.

Esta es precisamente la intención de la autora, que el libro cale en cualquier tipo de lector. "Como periodista, yo no escribo para intelectuales, sino que utilizo un lenguaje culto en mi novela, pero sencillo, para que pueda llegar a todo el mundo, explica.

Antes de La última Condesa Nazi, Viruca Yebra ya publicó otra novela histórica, El fuego de Flamboyán, basada en los orígenes de su familia gallega, enfocada en la emigración gallega a Cuba en la primera mitad del siglo veinte. La buena acogida que está teniendo el personaje de Clotilde, así como el entramado social marbellí que le rodea, ha llevado a la autora a comenzar una segunda parte del libro, basado en la vida de Clotilde tras sus experiencias en Marbella.

Esta periodista lleva "en la sangre" la pluma, como ella misma reconoce, ya que proviene de una familia donde se escribía a diario, con un padre que tenía una pequeña editorial. Fue delegada de la Xunta de Galicia en Madrid, fundadora del Club de Periodistas Gallego y directora del Club Internacional de Marbella. Siempre había querido lanzarse a la novela y le costó hacerlo por su "actitud pudorosa", reconoce, por ello su talante periodístico sirvió de impulso para recrear los ambientes reales que rodean a sus personajes, como Clotilde.

Otras Von Havel pasean por Marbella todavía y, gracias a la pluma de Viruca Yebra, cobran vida para recordar al lector lo efímero de los buenos tiempos y la complejidad de ser visto como uno quiere en vez de como la historia le ha situado. En este sentido, La Última Condesa Nazi promete no dejar indiferente.