La Provincia - Diario de Las Palmas

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38º Festival de Música de Canarias

Savall y Saramago ante Cristo en la Cruz

Jordi Savall. | PISACA

Muy buena idea la de dedicar este concierto a la memoria de José Saramago cuando se cumple el primer centenario de su nacimiento. A la efemérides se une el hecho de ser suyas las glosas que le pidió Jordi Savall para significar la perspectiva humana actual en la Crucifixión de Cristo. La divina ya está en los breves comentarios de los evangelistas. Las siete palabras instrumentadas por Haydn sin partes vocales se aproximan así a la forma oratorio con un salto de veinte siglos que añade espiritualidad a los siete adagios del músico, que se diferencian muy poco de sus formas mundanas. En todo caso, una espiritualidad dialéctica, como corresponde al imperativo crítico de este tiempo y a la omnipresente interrogación del ser humano de hoy. Saramago era agnóstico y en el carácter inquisitivo de sus textos están muchas de las preguntas que nos hacemos otros durante toda la vida.

Savall es una presencia justamente celebrada en estos Festivales, a los que trae creaciones cosmovisionarias de la música o interpretaciones memorables como violagambista , fabulador y director. En este caso ocupó el podio de su grupo orquestal, Le Concert des Nations, algo más de treinta instrumentistas con trompas y trompetas naturales. Obvio es decir que todos sonaron de excelente manera, especialmente los arcos, familia fundamental , solista en ocasiones y muy compenetrada con las intensidades y los tempi de la sabia batuta. Los siete adagios que conforman la obra, atenidos al número de palabras articuladas por Cristo en la Cruz --emblemáticas en los rituales de tinieblas de la fe cristiana-- sonaron de manera idónea a las órdenes de tan insigne artista y erudito de la música histórica. Esas palabras no son descriptivas sino fieles a la abstracción exclusivamente musical del primer clasicismo representado por Haydn.

No siempre es fácil escuchar un fragmento de gran dolor conceptual al ritmo ternario de un minueto (ejemplo entre muchos) ni son necesarios tantos dacapo como marca fatigosamente la partitura. Pero en el siglo XVIII estas cosas eran como eran y hay que respetarlas. En alabanza de Haydn, se añade el hecho de que faltaba el talento descriptivo en músicas que narran hechos concretos, sino que, al contrario, describían en sonido lo que les parecía adecuado. Muestra de elloe es el casi visual Terremoto que cierra la obra, también asimilado a la narativa evangélica-

Sea como fuere, la versión sonó modélica, con sus tesis muy actualizadas por pos textos de Saramago, alternativamente recitados por dos canarios: la famosa poeta Elsa López, tierna, conturbada, fervorosa: y el no menos celebrado novelista Alexis Ravelo, contundente verbalizador de las preguntas humanas.

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