La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Con un pie en el otro mundo

Animal Collective reaparece con un sereno cancionero de aura mágica tras una pausa de seis años. Se trata del atractivo ‘Time skiffs’

Imagen promocional de Animal Collective. La Provincia

En los últimos compases de la primera década de este siglo, Animal Collective nos animó a soñar con un ideal de pop mágico y tridimensional, un no género fruto del choque y triturado de todos ellos, con sustrato melódico clásico y gen mutante vanguardista. Desde entonces, el grupo de Baltimore no ha conseguido entregar una obra tan hechizante como aquel Merriweather post pavillion (que en 2009 se llevó honores de disco de año por parte de diversas cabeceras de aquí y de allá), pero su nueva señal de vida, este Time skiffs, nos invita a seguirlos teniendo en cuenta.

Han pasado seis años desde la última entrega, Painting with, que fue recibida con tibieza, y Animal Collective deja atrás diversos proyectos paralelos para seguir mostrándose como un artefacto en movimiento, lo cual no debe sorprender recordando cómo ya en sus primeras estaciones, dos décadas atrás, evolucionó a través de la new weird America y el ruidismo cósmico como suerte de celebración tribal del caos.

Time skiffs mueve pieza reduciendo el sustrato electrónico y mostrando más fibras naturales en esa serie de composiciones tirando a serenas, fluviales, pilotadas por el tándem vocal de Avey Tare y Panda Bear, que caminan con exótica parsimonia a partir del senderismo bautismal de la composición de apertura, Dragon slayer.

Frente al efecto de salto al vacío de algunas de sus viejas obras, no se puede decir que se han acomodado

decoration

Time skiffs avanza despidiendo polvo de estrellas en piezas como Prester John (aunque el referente de The Flaming Lips flote en su dulce dinámica vocal) y ese Strung with everything de trayecto emprendedor y vestigios de The Beach Boys, una vieja obsesión. Car keys envuelve cierto brutalismo lo-fi en cenefas de fantasía, con toques de marimba y sintetizador, y Walker homenajea al gurú Scott Walker (fallecido en 2019) con un bajo fornido y el tintineo de la bisutería, deslizando un mensaje con vistas a la última morada: «Aprecio que no puedas esperar / Te veremos allí».

Aunque Animal Collective transmite la sensación de que conoce el terreno que pisa, frente al efecto de salto al vacío que llegaron a producir algunas de sus viejas obras, no se puede decir que estas canciones sean acomodadas ni previsibles. El margen para la abstracción más extremada sigue ahí: escuchen Cherokee, ente flotante con coros de ángeles y un recorrido de otro mundo que se estira hasta cerca de los ocho minutos, en el que Avey Tare comparte sus impresiones tras conducir un jeep de ese modelo, Cherokee, por tierras antes habitadas por indígenas.

Y hasta otro foco de atención surge antes de que el disco expire: Royal and desire, con su lánguido cántico de cierre, reverberando y recordándonos que Animal Collective sigue ahí, dispuesto a asistirnos cada vez que nos apetezca hundir la cabeza en otra realidad porque nos hemos cansado de esta. Jordi Bianciotto

Compartir el artículo

stats