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Arte

Luz del mundo en Arita Shahrzad

El Espacio San Antonio Abad del CAAM inaugura la primera muestra en museo de la artista iraní con 'Human, All Too Human', donde explora en la espiritualidad del ser humano

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Presentación de la exposición Human, all too human en el CAAM

El espíritu anhela alcanzar la luz. Es así una ráfaga resplandeciente que desciende y enfrenta al alma con el encierro de la carne y el tránsito de la vida, convertida por las manos de Arita Shahrzad en una exposición que envuelve los sentidos y plantea el viaje como una respuesta llena de preguntas al devenir humano. Human, All Too Human (Humano, demasiado humano) es la primera muestra en un museo español de la artista iraní, comisariada por la historiadora canaria Carmensa de la Hoz, que estará en el espacio San Antonio Abad del CAAM desde hoy hasta el 29 de mayo

Arita Shashraz, además de sus propuestas escultóricas, ha incurrido en el cine, el vídeo y la fotografía, y ha girado por instituciones públicas y privadas de ciudades como Teherán, Ginebra, Nueva York o El Cairo, así como en galerías de arte de Madrid y Barcelona. En esta ocasión, se ha inspirado en la sabiduría tradicional persa y acaba en una interpretación del arte clásico iraní. Amparada por la cultura milenaria de su país, decide adentrarse en las cuestiones que desasosiega al ser humano desde el principio de los tiempos: de dónde venimos, a dónde vamos, a dónde iremos

Mientras que el título entronca con la filosofía nietzscheana y una provocación a renunciar a los sufrimientos terrenales, la ruta materializa un crecimiento que transita por el nacimiento del individuo en Birth, el encierro de la voluntad entre las cadenas que descienden de la cúpula de acero en Life y la búsqueda del propósito que guía a cada ser por el desierto de City of soul. La muestra, compuesta por doce obras, refleja el interior alegórico de la artista, quien ha apostado por «traer mi mundo a ustedes» y deja un rastro de detalles acerca de su biografía. 

Modernidad y tradición

En Contemplation combina los escritos farsi con el recuerdo de la alfombra en la que oraba su abuela, algo que «se lleva en la sangre». Las alusiones a la religión son una constante, pero más allá del foco musulmán, bebe de la rama judía y cristiana cuando se alza bajo la de cristalera San Antonio Abad la cruz Prayer Rugs. Un púlpito con vistas al cielo que suben hasta la segunda planta, donde se manifiesta un universo en perpetuo equilibrio en el que la luna y el sol se complementan en el infinito. 

«En cuatro ocasiones he muerto y he regresado esas mismas veces. He visto cosas con las que me quedé impresionada, y me reencontré con el filósofo de la luz, Sohrevardi, desde que lo leyera a mis 18 años», explicó Shahrzad ante la audiencia que acudió a la presentación, entre los que se encontraba Orlando Britto, director del CAAM, Carmensa de la Hoz, comisaria de la exposición, y Francisco Bravo de Laguna, director general de Cultura del Cabildo. El filósofo persa del siglo XII fue considerado el fundador de la filosofía iluminativa, doctrina que toma esta energía como fuente de sabiduría, por lo que este camino termina transitando a través del tiempo, desposeyendo al cuerpo de su vestimenta para enfrentarse al final anhelado y, al mismo tiempo, aceptado. 

Este proyecto de gran calado ha soportado en los últimos cuatro años las vicisitudes, contratiempos y el desasosiego de Arita Shahrzad y del equipo que desde el CAAM ha apostado por la propuesta que se ha hecho específicamente para este recinto. Desde Teherán, pasando por Doha, Frankfurt, Madrid y Cádiz, llega a Gran Canaria los casi 3000 kilos de obra que han tomado forma tras la intensa labor de documentación de la artista y el acompañamiento de ingenieros, arquitectos y artesanos en la configuración del espacio en donde el público se adentra. 

Las esculturas de espejo de acero, hierro y yeso construyen el esqueleto sobre el que se mantiene el peso de un legado histórico que, a veces, parece tambalearse por las dudas mortales. Hay quien se congratula de destruir el patrimonio cultural de ciudades como Nimrum y, ante este horror, Arita Shahrzad solo puede decir «no pueden destruirlos del todo, son parte de nuestro pasado y en este puente entre el viejo mundo hacia lo moderno trabajamos con toda esta nueva tecnología para conservarlo».  

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