En los dos últimos meses, y de manera casi consecutiva, la editorial Astiberri ha publicado cuatro obras imprescindibles en las que diferentes guionistas y dibujantes realizan una brillante y alentadora mirada al mundo moderno desde destacados puntos de vista.
Lo más curioso es que, casualmente, estas cuatro obras llegan firmadas íntegramente por mujeres y se han publicado escalonadamente para partir desde lo más espiritual al modo de una reflexión sobre las claves para lograr la felicidad, hasta lo más crudo y cotidiano como los diferentes puntos de vista sobre cómo hay que convivir con una enfermedad como el cáncer. Entre medias se sitúan las otras dos obras que se centran en los conflictos familiares o el tema del aborto.
Dichas obras llegan envueltas en un lenguaje, el del cómic, que se revela, una vez más, como el mejor medio para convertir lo complejo y sofisticado en sencillo y asequible y para llenar de poesía y agradable lectura lo que en otros medios artísticos pueden derivar en algo polémico o panfletario, sin obviar de ningún modo su visión claramente feminista en muchos casos.
Así, la prestigiosa dibujante Eleonor Davis pública Cómo ser feliz en la que realiza un austero, pero profundo, análisis sobre ese estado de ánimo tan deseado por todo el mundo durante el cual la persona se siente plenamente satisfecha con su vida. Tras publicar los imprescindibles Tú, una bici y la carretera y El difícil mañana, Davis vuelve a recurrir a su trazo naif, exuberante y casi geométrico para retratar las realidades de personas que deciden romper su insulsa cotidianidad para llevar vidas casi mitológicas, o radicales, acordes a sus principios, cuando no intentan llenar sus vacíos interiores con bebés, yoga y pan sin gluten. Todo lo contrario que Elisa Riera que en La estirpe fracasada da un giro de 180 grados a lo que mostrara en sus dos anteriores obras, El futuro es brillante y Una laowai en Shanghái. Porque si en ambos títulos Riera ofrecía una visión de las relaciones humanas no carente de diversión, en esta ocasión se muestra más pesimista y desasosegante en una historia que muestra cómo varias familias burguesas viven un tormentoso presente lleno de hipocresía a causa de pasados inconfesables, robos de títulos nobiliarios o fracasos matrimoniales. La autora se revela con una especial agudeza artística para crear panorámicas amplias y exhaustivas en la onda del nuevo cómic underground de autores como Seth o añadiendo una genial técnica que consiste en ampliar al máximo los rostros de los personajes para mostrar una verdad psicológica más cruda e intolerante de lo que parece.
Nombrar a Elizabeth Casillas e Higinia Garay son palabras mayores ya que ambas exhibieron su talento en Todas nosotras donde mostraron la realidad del aborto en El Salvador. Ahora, con La palabra que empieza por A ambas autoras realizan un recorrido histórico, jurídico y social de la interrupción voluntaria del embarazo en España, Europa y otras partes del mundo, tocando temas como quiénes son las mujeres que abortan, la desigualdad de condiciones a las que están sometidas, cómo el aborto se ha convertido en un negocio, desarrollado en una lenguaje minimalista pero pocas veces tan oportunamente didáctico. Finalmente, Josune Urrutia Ausa realiza en Hoy no es el día un emotivo y una encomiable aproximación al cáncer a través del diálogo con seis mujeres que lo padecen o padecieron como Beatriz da Costa, Anna Halprin, Audre Lorde, Susan Sontag, Jo Spence y Hannah Wilke. Todas ellas lucharon contra la estigmatización de la enfermedad y decidieron vivirla como una experiencia transformadora a través de la escritura, la fotografía o la danza. Dejaron un legado artístico y vivencial del que la autora se inspira y se nutre, Urrutia exploar con inteligencia su propia enfermedad con momentos llenos de ternura que, seguro, conmoverá al lector desde la primera página.
