Miquel Missé es una de las voces más consultadas en el ámbito de la cuestión trans. Después de publicar Transexualidades: otras miradas posibles (2013) y A la conquista del cuerpo equivocado (2018), acude a las I Jornadas Un feminismo más allá de la identidad del proyecto Taguri que se desarrolla desde las 9.30 hasta las 20.30 horas, donde hablará con la antropóloga y sexóloga feminista Noemi Parra sobre Sujetos e identidades en el feminismo. El evento tendrá lugar el sábado 19 de marzo a las 12.00 horas en la Casa Museo Pérez-Galdós.

La manifestación del 8M se ha dividido en dos frentes donde la comunidad trans vuelve a ser cuestionada. ¿Dónde está el punto de encuentro?

Diría que hay un relato mediático respecto a una tensión entre los movimientos trans y feministas; y habría que entender que es un enfretamiento entre algunas corrientes feministas con algunas propuestas políticas trans, pero no lo homogeneizaría. Dentro de las críticas hay activistas que tienen dudas políticas respecto a la cuestión trans. No hay que evitar la expresión. El punto de encuentro tiene que ver con que el feminismo es una herramienta muy potente para construir una forma de entender la transexualidad despatologizante. 

La ley trans permite la autodeterminación de género frente a la patologización de terceros. ¿Cómo ha generado tanta polémica este debate? 

Cuando hablamos de autodeterminación de género es un principio por el que la gente trans, en nuestro país, puede modificar la documentación sin necesidad de un informe psiquiátrico y de dos años de hormonación, es decir, sin un tercero que evalúe si somos hombres o mujeres. Por tanto, frente a ese modelo que genera desigualdades y problemas, la mejor idea que ha tenido el movimiento trans es que no hay nadie autorizado para evaluar el género. No hay consenso sobre ello en esta sociedad, así que no lo vamos a pagar las personas trans. Observándola con lupa, la autodeterminación sonaba muy individualista y alejada de la estructura y las lógicas de la desigualdad de género, lo cual son críticas pertinentes, pero la cuestión es que nadie ha propuesto una solución. Si no hay una autodeterminación, ¿volvemos atrás con un psiquiatra? 

"Entre abolir y regular, hay una intermedia: defender los derechos de las trabajadoras sexuales"

¿La abolición del género es posible?

La idea política de la abolición del género es interesante, pero ofrece muy pocos caminos en un mundo donde el género existe, opera y regula la vida. Lo que a mí me interesa es encontrar puntos de encuentro entre las luchas feministas y trans y, si la abolición del género implica que las personas trans no puedan verse reconocidas con los papeles sociales que ocupan, al final es una problemática. Hemos nacido en sociedades donde se nos ha señalado por incumplir las normas de género y la transexualidad es una vía posible para encajar en este mundo. No es perfecta y seguro que está llena de contradicciones, pero vivimos aquí y no en la evolución de género. Durante la mesa de debate quisiera hacer un paralelismo entre los movimientos feminista y trans resolviendo que, de la misma forma que basar el primero en la identidad mujer puede ser problemático, creo que el sujeto de la lucha trans no es solo el colectivo: abarca las luchas por la libertad de género, por la diversidad de género y son bienvenidos quienes compartan esos valores. 

En esta jornada se enfrentan las posiciones abolicionistas y reguladoras del trabajo sexual.

Entre abolir y regular, hay una intermedia: defender los derechos de las trabajadoras sexuales. No se trata de regular en un sistema desigual y de explotación, sino poner en el centro la realidad de muchas mujeres que tienen esta ocupación y están desvinculadas de sus derechos sociales y laborales. No sé si es justo que las castiguemos porque nos pareciera que no es moralmente aceptable. Es un poco parecido a la transexualidad, hay categorías de géneros muy rígidas donde, moviéndote de una a otra, la resignificas y redignificas. ¿Las trabajadoras sexuales no hacen más que vivir en un sistema de explotación o no pueden desmentir esto y tener otras experiencias o vivirlo de formas distintas? Se trata de escuchar y atender a quienes tienen vulnerados sus derechos.

El capitalismo no deja de ser el sistema donde se mueven estas realidades, del cual se sirve para explotarlo y utilizarlo. ¿Hay alguna vía para superarlo?

Más que víctimas de estos sistemas de explotación, habría que entender que también los habitamos y les damos otros sentidos. Dentro de lo trans no hay víctimas o culpables, somos distintos y compartimos experiencia en una sociedad binaria en relación a los papeles que se le han dado a hombres y mujeres. Las categorías que nos dan sentido también nos encierran y los sistemas que nos dan sentido al mismo tiempo nos oprimen: estamos atravesados por esa contradicción. La pregunta es cómo garantizar los derechos y cómo transformar la normativa del género, la presión de ser un niño masculino o una niña femenina en la infancia, eso es también una lucha trans muy importante. 

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¿En qué sentido se puede construir una realidad alternativa, sobre todo cuando nombra a la infancia?

En primer lugar, deberíamos generar unas condiciones de posibilidad donde ningún niño o niña sintiera que por ser niño o niña hay cosas que no puede hacer. Segundo, deberíamos transformar el imaginario social donde lo femenino es subalterno a lo masculino. Ya hemos entendido el problema, la cuestión es si queremos ponerle recursos para solucionarlos y socialmente comprometernos con transformar. En definitiva, lo importante es pensar en el mundo que queremos construir mañana para los retos de hoy.