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Entrevista

José Mercé: "Antonio Orozco era el único que podía entenderme"

El cantaor de Jerez funde su arte jondo con el pop y las orquestaciones de la Sinfónica de Bratislava en ‘El oripandó’, un álbum autobiográfico, con canciones compuestas y producidas por Orozco, que presentará el 1 de junio en el Palau de la Música

José Mercé, fotografiado en Barcelona.

José Mercé funde su arte jondo con el pop y las orquestaciones de la Sinfónica de Bratislava en ‘El oripandó’, un álbum autobiográfico, con canciones compuestas y producidas por Antonio Orozco, que presentará el 1 de junio en el Palau de la Música.

'Oripandó' es una palabra caló. ¿Está viva esa lengua?

El 'oripandó' es como llamamos al sol y al amanecer. El caló está vivo y tiene palabras muy bonitas: la ‘chamutrí’ es la luna; la 'cangrí', la gallina; el 'ampio' es el aceite. Pero son palabras sueltas nada más. Ojalá lo supiéramos hablar. Yo no he conocido a nadie que pueda tener una conversación entera en caló. En romanó, sí; hay muchos gitanos en todo el mundo que lo hablan.

¿Cuál es el origen de este álbum?

Yo quería sacar algo de mí que llevaba tiempo guardado. Hace tres años estaba haciendo ‘La voz’ con Antonio (Orozco) y un día le dije: “me gustaría trabajar contigo, tengo una idea y me parece que el único que la puede desarrollar eres tú”. Él se quedó sin decir nada. Y al día siguiente, me vino muy tímido: “maestro, aquello que me dijo ayer, ¿es verdad?”. Él ha estado más de dos años hablando conmigo y con mi mujer, mis hijas, mis nietos... Le conté todo lo mío.

Eso que tenía guardado tiene que ver con la pérdida de su hijo Curro, hace ya 28 años, cuando él no tenía más que 14.

Tenía esa espinita clavada de hacer un tema que dijera lo que yo siento. Se llama ‘Jamás desaparece lo que nunca parte’, porque mi hijo Curro nunca se ha ido, siempre está presente. Las frases que dice son maravillosas. Lo voy a guardar en mi corazón mientras viva.  

A partir de esa canción, el disco se centra en usted, en su camino hacia la luz. Literalmente: el primer tema, ‘Preludio del nuevo día’, parte de la oscuridad de la mina.

Cuento mi vida en esta obra. No me gusta llamarla disco. Ese primer tema habla de la tiniebla de la mina, de cuando yo no veía el sol por ningún lado. De ahí, hasta ‘Alegría’, cuando amanece. Hay uno con el maestro Dorantes (‘Si tú me lo pides, volvería a empezar’) que habla de los diez años que me tiré con Antonio Gades, recorriendo el mundo, y otro (‘Cincuenta primaveras y otras mil que yo quisiera’) sobre los cincuenta años que mi mujer y yo llevamos juntos. Es un trabajo muy vanguardista y con grandes compañeros: Tomatito, su hijo José del Tomate, Pablo López, Lang Lang, la Mala Rodríguez... Qué más puedo pedir.

¿Qué le hizo pensar que Antonio Orozco podía ponerse en su piel y escribir esos textos sobre circunstancias suyas tan personales?

Me lo hizo pensar saber que Antonio iba a estar todo el día detrás mío, hablándolo todo y escuchándome, y preguntándome, y reflejándolo como Dios manda, y no me equivoqué. Antonio, para mí, es flamenco en su forma de ser, de sentir, de cantar..., aunque cante pop o lo que le dé la gana.

Orozco también ha sufrido pérdidas personales. ¿Eso facilitó el entendimiento?

Es distinto una mujer que un hijo, pero él sabe lo que es tener un dolor grande. Pero no te creas que lo elegí por eso. Hablé con él porque creo que es una persona de una sensibilidad tan grande que era el único que me iba a entender.

"A estas alturas, no me va a molestar mucho que me critiquen. Si gusta, mejor, pero no pretendo que tenga que gustar a todo el mundo"

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Puede sorprender escuchar su voz en ese contexto sonoro con elementos pop, rock y sinfónicos.

¡En algunos momentos parece que sale por ahí Pink Floyd! Pero el flamenco está en toda la obra, desde que empieza hasta que termina: tarantos, taranta, tangos, bulerías, martinete... Yo siempre he sido arriesgado: cuando saqué ‘Aire’ (2000) me dieron palos por todos lados. Y al cabo de cinco o seis meses, lo que yo había hecho lo empezaban a hacer los demás: meter un bajo, una batería, un piano... A estas alturas, no me va a molestar mucho que me critiquen. Si gusta, mejor, pero no pretendo que tenga que gustar a todo el mundo.

A su vez, es la producción más flamenca de Orozco. ¿Domina él ese lenguaje musical?

Lo domina y le gusta. Yo le he explicado muchas cosas, como él me ha explicado muchas cosas de otro mundo de la música. Se ha cogido el árbol genealógico de todos los cantes, ha mirado de dónde venían... No es hacer un disco por hacer, ni buscar el temita del pelotazo.

¿Cómo será el concierto del Palau, el 1 de junio?

Vendré con mis músicos: batería, bajo, piano, cajón, guitarra flamenca... Y supongo que no la Sinfónica entera, pero sí 30 o 40 miembros.

¿Le acompañará Antonio Orozco en escena?

Espero que aparezca, ¡por el bien de él, si no quiere que le dé!

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