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Música | 55º Temporada de la Ópera del Teatro Pérez Galdós
Ramón Vargas Tenor

El tenor Ramón Vargas «alza la voz ante las injusticias» en la obra de Verdi

‘Un ballo in maschera’ se estrena en el Teatro Pérez Galdós los días 26, 28 y 30 | El tenor mexicano debuta en la 55º Temporada

El tenor mexicano Ramón Vargas, quien protagoniza ‘Un ballo in maschera’. Nacho Gonzalez Oramas

Traición y amor, política y complicidades con las que abjurar del poder, ese es el espíritu que enmarca el nuevo estreno de la 55º Temporada de Ópera de Las Palmas de Gran Canaria con Un ballo in maschera, una de las obras más polémicas del compositor italiano Giuseppe Verdi que sufrió las desavenencias de la censura de la época. Este giro dramático, bajo la dirección musical de Francesco Ivan Ciampa, retoma el pulso trágico de las historias operísticas el miércoles 26, el jueves 28 y el sábado 30 de abril a las 20.00 horas en el Teatro Pérez Galdós.

La trama se inspira en el asesinato en 1792 de Riccardo, conde de Warwick y gobernador de Boston, quien fue tiroteado mientras asistía a un baile de máscaras. En el libreto de Antonio Somma, inspirado en el de Eugène Scribe, las líneas melódicas muestran el romance imposible entre Riccardo y Amelia, una joven casada, mientras las turbulentas aguas de las conspiraciones los separan. «En la vida no es posible tener todo sin romper las reglas o la moral. Riccardo es un noble y es muy doloroso darse cuenta que el amor no basta», reflexiona el tenor mexicano e internacionalmente reconocido Ramón Vargas, quien protagoniza este montaje.

El tenor mexicano describe a Giuseppe Verdi como "un profundo conocedor del alma"

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El repertorio de esta producción está lleno de debuts en la temporada, como el del tenor mexicano e internacionalmente reconocido Ramón Vargas en el papel de Riccardo, a la cantante rumana Judit Kutasi como Ulrica y a la sevillana Leonor Bonilla desempeñando a Oscar. El cuarteto principal se completa con la soprano Rebeka Lokar, quien sufrirá las desavenencias de las pasiones de Amelia, y el barítono español Carlos Álvarez, cuya carrera es una de las más destacadas en el panorama español, como Renato. También, actúa Miguel Ángel Zapater dando vida a Tom y Fernando Campero en su primera incusión en la piel del secundario Silvano.

El grito de «Tú también, Bruto, hijo mío», del Julio César de Shakespeare resuena desde el pasado en el acto final de la obra cuando el trío de traidores rompe el bullicio del baile clamando al unísono «¡Muerte!». Una sentencia condenatoria que llegó a Verdi en el estreno en el siglo XIX. «Después ese Shakespeare no hay nada nuevo que leer en la naturaleza humana, él lo dijo todo. En el caso de Verdi utilizó la novela de Eugene Scribes sobre la historia de Gustavo III rey de Suecia. La lucha entre el amor y el deber fue un tema recurrente en Verdi y, como muchos de los héroes románticos, para pagar sus pecados tiene que morir», apunta Vargas. «Riccardo quiere corregir el error de amar a la esposa de su mejor amigo, pero es muy tarde. Solo pagando con su propia vida se podrá liberar. Al final Riccardo era un ser humano con sus debilidades y sus virtudes. Se muestra magnánimo con sus asesinos y los perdona. Nos da una gran lección de humanidad y de generosidad».

Vargas, gran conocedor del repertorio verdiano, además de haber debutado con Falstaff en el palacio de Bellas Artes de su ciudad natal, describe al autor como «un profundo conocedor de la naturaleza humana». A él lo remiten los acordes de La Traviata, Macbeth, Aida u Otello, grandes ensoñaciones de la literatura operística. No obstante, a pesar de su prestigio y fama, el compositor tuvo que trastocar en varias ocasiones el texto original. La música es, entonces, un caballo de batalla en la cruenta lucha contra la asfixia a la libertad: «La censura en esa época era terrible, Verdi los detestaba, pero no podía hacer mucho con sus decisiones. Ellos consideraban que no era buena idea hablar de el asesinato de un rey por sus vasallos, visto los tiempos que corrían entonces», recuerda el tenor al respecto. En una época marcada por el control de los canales de comunicación, el poder de la creación se manifestaba como un salvoconducto hacia la expresión sincera de la crítica de la sociedad. «Las artes han tenido una misión importante en alzar la voz ante las injusticias y los abusos. Los escritores, filósofos y músicos, como es el caso de Verdi, quien hasta llegó a ser diputado», manifiesta Vargas.

Primera vez de Ramón Vargas en Gran Canaria

Esta es la primera vez que visita el escenario del Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria, después de haber triunfado en los grandes recintos de la música mundial como el Royal Opera House, el Metropolitan Opera, la Ópera Nacional de París o el Arena de Verona, entre otros, bajo las órdenes de maestros de renombre y que llevan nombre propio, como Riccardo Muti. Al respecto, el cantante comenta que «es un honor estar en esta ciudad tan musical y artística. La responsabilidad es grande, además, mis colegas son fantásticos, así como la dirección de escena y musical. Me siento muy feliz, como en familia».

"La ópera muestra que los seres humanos somos frágiles y fuertes al mismo tiempo"

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No ha sido ajeno a la pandemia, sobre todo en estos dos años donde la escena se ha paralizado, dejando a la cultura en un estado agónico que empieza a retomar la fortaleza que permite crecer a toda una sociedad. Tras haber sido director artístico de la Ópera de Bellas Artes, confiesa que mira detenidamente lo que ocurre a su alrededor: «Yo he sido un critico severo de las transmisiones de las óperas en los cines. Sobre todo cuando se pretende mandar todas y no aquellas que tienen alguna importancia o relevancia especial. Pero, en esta ocasión, los medios de comunicación fueron muy importantes para llevar la música y la ópera a las personas en sus casas. Espero que no se quede ahí y que la ópera se siga disfrutando en vivo como debe de ser. Creo que el cansancio de la gente a este largo periodo de pandemia ha dado como resultado el regreso a los teatros. Esto me parece muy bien y espero que siga adelante», alude.

En la actualidad, disfruta de toda una trayectoria. «Hacer música es difícil a nivel profesional, he aprendido a trabajar con conjunto porque el éxito de los demás es mi éxito personal y que, a través de las historias y de las tramas de las ópera, que los seres humanos somos frágiles y fuertes al mismo tiempo. Los valores primordiales son los más importantes y son el fundamento de nuestra sociedad».

Está satisfecho, pero quedan sueños por cumplir en una nota aún más alta por alcanzar: «La vida me ha regalado más de lo que esperaba en este sentido. Me gustaría cantar Lohengrin de Wagner. Nunca he cantado nada de este compositor y esta experiencia la quisiera hacer. Mi sueño más grande es seguir cantando y disfrutado mi hermosa profesión con salud. Hasta que sea posible».

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