David Pantaleón está planeando sobre sus orígenes, con una mano puesta sobre la cámara y con la otra dibujando todas las posibilidades que tiene para contarlos. Él lo contempla como un «campo de experimentación» en el que ha estado incurriendo desde que en 2009 estrenara el corto Red Dog. Por fin, después de ocho años en los que ha recorrido los 100 kilómetros que atraviesan sus protagonistas, Rendir los machos, su primer largometraje, se ha alzado con el Premio Richard Leacock al Mejor Largometraje en la sección a concurso Canarias Cinema del 21º Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria.

El palmarés fue anunciado ayer en el Hotel Cristina, donde Luis Miranda, director del certamen, destacó cómo este apartado da «cinematografía que muestra desde hace muchos años trabajos de un gran nivel». El plantel lo completaron Rafael Montezuma, Premio Richard Leacock al Mejor Cortometraje por Bancal, Jesús Cruz, mención especial por el corto Flor en el vacío, y Álvaro Pinell, distinguido con el Premio Distribución Digital 104 por Time (L) Over.

Aquí, el autor se asoma a una historia universal que ha sido fecunda desde que Rómulo y Remo compartieran la leche de la loba que los amamantó: la fraternidad. Alejandro y Julio Cabrera han de cumplir la última voluntad de Don Guillermo, patriarca de una afamada familia ganadera y quesera del norte de Fuerteventura. El deseo de su padre al morir es que lleven los cabríos a una persona que ha decidido en vigilia trashumante. Para tal viaje, Pantaleón también se sirvió de sus propios hermanos, Alejandro Benito y Julio César, con quienes recorre el periplo para hablar sobre el amor y el tránsito eterno entre lo material y lo espiritual. Acostumbrado al minutaje condensado y a ambientes como el de Festivalito La Palma, esta experiencia lo ha dotado, en cualquier caso, de paciencia. «En este tiempo he ido viendo dónde meter el esfuerzo, cuándo desconectar, para que no fuera enfermizo, y más allá de los premios, veo el intercambio con el público y cómo las dudas que tenía sobre cómo iba a ser recibida están siendo disipadas». 

Pantaleón y las tradiciones

El tráiler muestra un plano fijo de una pareja de turistas jugando a las palas que paran para observar al rebaño dirigido por unos hombres que pasan por la orilla. «La película juega con esa idea de que en un mismo lugar se entremezclan diferentes tiempos», explica. «Al final, se enlaza con ciertos géneros muy vinculados al macho o a lo masculino, la idea del western y del vaquero en la cual cabe esta idea pueril, que no deja de ser una ficción, de cómo vemos al macho alfa». La masculinidad, apresada por el silencio, está incomunicada, por lo que le resulta imposible verbalizar su mundo interior: «Construimos sobre la idea de hombres callados, rudos, que se les subraya que pueden expresarse sin palabra, pero cuánto tenemos de capacidades de dialogar y contar problemas y, de ahí, empezar a solucionarlo».

El ensayo y el error marcan su estilo, visto en obras anteriores como La pasión de Judas (2014) o El becerro pintado (2017), galardonado en este mismo Festival, en los que sigue tocando los palos que han caracterizado su carrera: la tradición, el territorio y el humor, «el juego irreverente con la seriedad intrínseca en las cuestiones identitarias es lo que más me divierte», adelanta. Con ello, consigue hacer un registro de la geografía en la que consigue retratar el pasado, «el acto de filmar es encapsular el propio tiempo, ya que no es memoria -a la que podemos manipular-». Dentro de esta línea que transita entre el recuerdo y la reivindicación trabajan las contemporáneas Macu Machín, Cristina Yurena o Théo Court, reconocidas en el panorama audiovisual nacional. 

Sin sala para estrenar en Gran Canaria

Con esta generación de cineastas envueltos entre las intemperies y los hallazgos de internet que logra unirlos en la distancia, comparte la admiración mutua, pues «no no nos sentimos solos y compartimos, lo cual hace mucho por la cinematografía local y tiene un valor incalculable», admite el profesor de la Escuela de Actores de Canarias. Por ello, ante las inclemencias de las sucesivas crisis que han ido esquilmando el sector, contraviene en que hay que «poner la cultura en valor puesto que es una medicina para el alma».  

La fecha prevista para el estreno comercial es el 17 de junio ya con el respaldo del Festival de Cine Europeo de Sevilla, el Festival de Barcelona y el Festival de Pontevedra. «Somos conscientes de que somos una película pequeñita, pero estamos encontrando nuestros espacios para generar diálogo» y, en vistas de la dificultad, lanza que aún no hay sala cerrada en la capital grancanaria. Ahora, los esfuerzos están puestos en la consecución de Montaña sin nombre, un proyecto fílmico elaborado junto a José Víctor Fuentes y con la edición de Fernando Alcántara, que se inició durante la erupción del volcán Cumbre Vieja de La Palma. «La película comienza hablando de la erupción y termina hablando de la amistad», dice de esta propuesta presentada en la quinta edición del Mecas, «ha sido una película encontrada dentro del material recogido».   

‘Bancal’ y ‘Time (L) Over’ completan el palmarés de Canarias Cinema

El jurado ha destacado Bancal por «la elegancia con la que retrata a un personaje, su espacio y su tiempo». El metraje refleja la curiosidad que sintió Rafael Montezuma al descubrir los bancales abandonados que están dispersados por las islas. Así, escribió sobre Maestro Santiago, un maestro pedrero que une piedra a piedra el significado de la vida y del sentido de la humanidad. «Dentro de los muros veíamos algo más, algo subyacente que era una especie de utopía de una sociedad en equilibrio», describe el director que se ha alzado con el Premio a Mejor Cortometraje dentro del Canarias Cinema. 

Nervioso, comparte el amor y el cariño por este trabajo que lo ha llevado al MiradasDoc de Guía de Isora o al Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam y que recala en la capital grancanaria, asegurando que este certamen se ha convertido en «una escuela de cine» para los isleños. La historia entremezcla elementos de la masonería y acerca al ser humano con el cosmos. «Son imágenes que se relacionan entre ellas exactamente igual que las piedras de un bancal, desde la pequeña que calza a la más grande que corona el muro, es una utopía de una sociedad en equilibrio». 

El director canario Rafael Montezuma, premio a Mejor Cortometraje. LP / DLP

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Las relaciones entre dos conceptos inmateriales las planteó Álvaro Pinell en el corto Time (L)over, cuyo relato animado se centra en los dos amantes que viven en un reloj de cucú y solo se encuentran al dar las doce. Sin embargo, hay quien no desea esperar e intenta corromper las manecillas del reloj. «Controlar el tiempo tiene sus consecuencias, y cada uno puede sacar la interpretación que quiera, desde cuidar las relaciones hasta cómo la avaricia rompe el saco». Navarro de nacimiento, Pinell siente Canarias como su segunda casa y, después de una pandemia, parece que las repercusiones de su obra van más allá de las que planteó en un primer momento. ¿A qué atenerse cuando el amor está quieto? El esfuerzo por hacerlo llegar a distintos festivales durante el último año le han merecido esta distinción de Digital 104.