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Crítica

Un ‘Ernani’ en toda su potencia

Acierto pleno en el cambio de director musical. La cultura, energía y autoridad del madrileño Guillermo García Calvo, el más prestigioso director wagneriano del país, ha logrado un Ernani vital, certero en los tempi, sin caídas y con ese punto épico y crítico a la vez con el que Víctor Hugo retrata el imperialismo español en la primera mitad del siglo XVI.

Carlos V es uno de los personajes y de él dimana la imagen del «honor castellano» sobrepuesto a las emociones humanas que es el fatum de varios títulos de Verdi (en este caso, con libreto de Piave sobre el Hernani de Hugo). Con una hábil reducción de los vientos (ya innecesaria), la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria estuvo magnífica en el estreno, y el Coro de la Opera brillante, unido y más fiel a la batuta de lo que acostumbra. Las cuerdas masculinas en el arranque del drama sonaron mejor que nunca. Si ACO consigue producir un buen Lohengrin de Wagner, como al parecer proyecta, el maestro García Calvo sería una baza segura.

La producción del Verdi en cartel se desarrolla en un decorado lujoso y versátil, con espléndido vestuario inspirado en la iconografía cortesana de la España imperial. El conjunto canoro no es menos adecuado y está siempre en el primer plano de una acción esquemática, cuadriculada y postbelcantista, como todas las que abren el catálogo verdiano. Una fórmula «funcional», por así decirlo, que expira poco después de este título, sin que el director de escenaCarlo Antonio de Lucia se tome la menor libertad actualizadora.

El prestigioso tenor lírico Roberto Arónica canta el rol titular con un línea vocal generosa, gran fiato y muy brillante timbre (aunque, extrañamente, le fallase un sobreagudo en la función de estreno: incidente un importancia en un trabajo tan concienzudo).

La también aplaudida soprano Anna Pirozzi entrega a tope su gran caudal spinto, con arias, duos y concertantes de fin de acto espectacularmente sonoros, aunque alguna vez un punto gritados en el agudo. Francamente bueno el barítono pisano Alessandro Luongo en el rol imperial: fácil emisión, belleza tímbrica e idónea presencia escénica. El bajo ruso Evgeni Stavinski cantó el Silva con autoridad escénica y gran nobleza tímbrica.

Destacan admirablemente en los segundos papeles, por profesionalidad y belleza, tres canarios importantes: el barítono Fernando Campero, la mezzo Andrea Gens y el tenor Gabriel Alvarez, reciente ganador del Premio María Orán. Comprimidos en dos partes los cuatro actos, con una sola pausa, las ovaciones del público coronaron muchas escenas y fueron unánimes al final.

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