Algunos representantes del mundo del arte se están movilizado ante la posible venta de un inmueble en Madrid en cuya fachada hay un mural que pintó César Manrique en los años 50. Dicho edificio son unas oficinas situadas en la calle Santa Cruz de Marcenado, en Chamberí, en la capital de España.

«El mural fue un encargo de ese inmueble cuando era una oficina de una empresa de azulejos y pavimentos», señala la videoartista Patricia Esquivias que está realizando todos los trámites administrativos para que se le considere bien de interés cultural y cuyo trámite resulta lento ya que hay que preparar un dossier con una memoria descriptiva y valorativa, especificar cómo es el mural y describir el valor artístico de la pieza.

«Es probable que al nuevo dueño no le interese y la quite», opina la artista Patricia Esquivias

El dueño, que se llamaba Manuel Andrés Herrero Rivas, encargó a Manrique un mural en el que que se mostrasen algunas escenas de una construcción. «Es probable que si se vende el local llegue un dueño al que no le interese y pueda quitarlo». Esto sería una pérdida irreparable en la obra de Manrique ya que «tiene un tamaño muy grande, con un juego de tres colores precioso, y porque muestra las imágenes de los albañiles con la paleta y cubos o haciendo un encofrado, con una estética totalmente de los años cincuenta». Pero Esquivias subraya la singularidad de dicha obra ya que «ese modo de usar los azulejos no se ve actualmente ya que tiene como relieves que separan los tres tonos». Precisamente, la artista de origen venezolano realizó en 2016 una exposición en el Centro de Arte Dos de Mayo, en Móstoles, sobre este tipo de arte urbano «y cuando entrabas la imagen que te recibía era una fotografía con el mural de Manrique». Por otro lado, el director del Museo Néstor, Daniel Montesdeoca, señala que «como miembro del comité científico de Museos de Canarias me he puesto en contacto con todos los compañeros para hacerles saber que existe la posibilidad de comprar esta oficina». Montesdeoca señala que los murales suelen ser descuidados y eliminados por los nuevos dueños, pero ve posible que se pueda adquirir por el Gobierno de Canarias «ya que le hace falta espacios expositivos en la capital». Por otro lado, la Fundación César Manrique también ha mostrado interés por dicha obra.